KAREN PEÑA
La propagación del Covid-19 no da tregua y las diferentes industrias a nivel mundial están resintiendo su impacto en mayor o menor medida. Un estudio de la auditora EY, que analiza los efectos del virus en la minería y en el sector de metales a nivel global, revela que si la pandemia persiste durante más de doce meses, es probable que el resultado sea una reducción en la demanda de minerales clave, particularmente aquellos utilizados en la manufactura en lugar de la construcción y la infraestructura.
Según el análisis, la demanda de minerales a granel caerá entre 6,5% y 8,5% este año, mientras en el caso de los metales básicos se proyecta que la demanda de cobre sufra una baja entre 12% y 15%. En tanto, el aluminio podría registrar entre 16% y 20% de descenso. La diferencia la podría imponer el oro, ya que se espera que su demanda aumente a medida que la gente busque alternativas de inversión.
Para EY, la recuperación demorará de dos a tres años, pero la demanda aumentará, primero para los insumos de acero, el cobre y otros metales. Además, da cuenta que las interrupciones prolongadas en el suministro podrían ejercer una presión al alza sobre los precios, lo que podría alentar las inversiones en litio que se han reducido debido a los precios más bajos durante los últimos dos años.
El informe advierte que, si bien la industria minera en general ha trabajado arduamente para mejorar los balances y ser resilientes, "una reducción prolongada de la demanda o el cierre forzado a través de la cadena de suministro o los problemas de la fuerza laboral ejercerán presión sobre la viabilidad financiera y pueden dar lugar a cierres de minas e impactos adicionales".
Pero los impactos del coronavirus no serán solo en la reducción de demanda de minerales. Esto, porque el informe advierte que se están experimentando demoras en el suministro de ciertos artículos que son críticos para sostener y mantener las plantas y equipos de mina, por lo que claramente una interrupción prolongada de esta cadenas puede detener las operaciones.
Para el socio líder de Consultoría de EY, Eduardo Valente, otra preocupación es que los intentos de mitigar este riesgo comprando por adelantado ejercerán una presión mayor en los proveedores, aumentando el costo y poniendo en riesgo el flujo de caja.
"Un ejemplo concreto es que una empresa de transporte aéreo chilena aumentó el precio del kilo transportado en casi tres veces el valor original antes del Covid-19", dice.
En esa línea, advierte que "estos mismos problemas de la cadena de suministro podrían afectar nuestra capacidad de exportar minerales a través de los puertos de Australia y nuestros principales socios comerciales".
Consultado, Valente enfatiza que el principal desafío es no detener las operaciones, sea por falta de insumos o repuestos, o por falta de personas. Si bien algunas empresas mineras han trabajado mucho en la automatización de sus procesos y la implementación de operación remota, para el experto, aún el distanciamiento social puede ser difícil de manejar en las operaciones, particularmente en minas subterráneas, por lo que la probabilidad de un aumento de contagio entre los trabajadores es mayor que en muchas otras industrias. "Asegurar la seguridad de las personas su salud y el distanciamiento social es fundamental", enfatiza.
Y aunque asegura que es difícil predecir cuándo volverá la demanda a sus niveles normales, la estimación del experto apunta a que aún no hemos sentido el impacto real en nuestra economía. "Creo que en el mejor de los escenarios podríamos ver un inicio de recuperación para el primer semestre de 2021", puntualiza.