JUAN STRASNOY PEYRE
Solo entre los sectores oleaginoso y cerealero ya concentran más de la mitad de los envíos argentinos al exterior. El complejo automotriz vendió un 50% menos que en el primer semestre de 2019 y pasó del segundo al quinto lugar en importancia
Al mismo tiempo que redujo el intercambio comercial, la pandemia de coronavirus aceleró la primarización de las exportaciones. En el primer semestre, mientras se desplomaron los envíos industriales, el agro ganó terreno. Así, de acuerdo a los datos publicados este jueves por el Indec, más de la mitad de las ventas argentinas al exterior pasaron a estar concentradas solo en los sectores oleaginoso y cerealero.
El informe oficial evidenció una agudización del retroceso que ya durante los últimos años mostró el sector manufacturero. Por caso, las exportaciones del complejo automotriz, el de mayor peso entre los industriales, se desplomaron 49,9% contra el primer semestre de 2019 y en un año pasaron de ocupar el segundo lugar en importancia al quinto puesto. Otros sectores con menor peso en el total también mostraron grandes caídas: el siderúrgico, 39,3% interanual; el de aluminio, 21,5%; y el textil, 52,6%.
A contramano, los envíos al exterior del complejo sojero crecieron 1% interanual. Este complejo lidera cómodamente el ránking de exportaciones y concentra el 28,1% del total. Lo sigue el maicero, que creció 14,7% en un año y pasó a representar el 12,2% de las ventas al resto del mundo. También creció el triguero 3,6% y se ubicó en el cuarto lugar.
De esta forma, los sectores oleaginoso (soja, maní, girasol y sus derivados) y cerealero (maíz, trigo, cebada y arroz, entre otros) pasaron a representar más de la mitad de las ventas al resto del mundo. En el primer semestre de 2019 reunían el 45,4%, en el mismo período de 2020 alcanzaron el 52,1%.
Las exportaciones del complejo petrolero y petroquímico, pese a haber caído 25,8% interanual, se mantienen en la tercera posición que habían alcanzado el año pasado por el empuje de Vaca Muerta.
El retroceso exportador en general se vio compensado por un caída aún mayor en las importaciones que acompañó al desplome de la actividad económica. Esto dejó una balanza comercial positiva con un superávit de USD8.097 millones en la primera mitad del año.
Sin embargo, la tendencia a la reprimarización preocupa. Por un lado, por la pérdida de agregación local de valor en los envíos al exterior. Por otro, porque mientras el sector primario genera menos empleo, en la industria el trabajo es de mejor calidad y con salarios más elevados.
Consultado por BAE Negocios, el economista jefe de Ecolatina, Matías Rajnerman, consideró que hay tres factores centrales detrás de esta dinámica: la distinción entre la producción esencial y la no esencial tanto en Argentina como en el resto del mundo, el impacto dispar de la crisis en los distintos socios comerciales y la devaluación del real a lo largo del año.
“La producción esencial es mayormente primaria o agroindustrial y tiene como principal destino el sudeste asiático, donde la crisis pegó menos, especialmente en China. En cambio, entre marzo y julio Brasil sufrió más que el resto del mundo y se trata de nuestro principal socio comercial en términos industriales. Era nuestro principal socio comercial en general hasta 2019 pero ahora volvió a ser China. Y eso se ve en una muy mala performance en las ventas a Brasil, que cayeron aproximadamente 50% en el segundo trimestre. Además, en Argentina el tipo de cambio se movió con la inflación, con lo cual la producción nacional se encareció respecto de la brasileña”, explicó.
El Gobierno busca revertir esa dinámica de cara a la reactivación pospandemia. Por eso, lanzó este miércoles en el Día de la Industria una serie de medidas de asistencia para impulsar la sustitución de importaciones en sectores estratégicos y fomentar el desarrollo de los sectores con mayor potencial exportador con agregación de valor.
La tarea no será fácil. “Que se pueda revertir en el corto plazo depende mucho de cómo evolucione la pandemia. Esta tendencia vino para quedarse. La economía brasileña no va a volver a los niveles de 2019 y aparentemente el sudeste asiático va a ser nuevamente el motor”, señaló Rajnerman.