Hasta el 31 de diciembre del 2018 Perú contaba con algo más de 300 millones de barriles de reservas probadas de petróleo
CARLOS GONZALES ÁVILA
Es de conocimiento general que el mundo no puede vivir sin energía y que los hidrocarburos son y seguirán siendo, por un buen tiempo, nuestra principal fuente para obtenerla. Si bien la mayoría de países están caminando hacia la transición energética que busca reemplazar las fuentes de energía no renovables por renovables, ese recorrido será muy largo y, entre tanto, seguiremos dependiendo del petróleo y el gas natural.
En el Perú, nuestro mayor drama es el petróleo. Según cifras del Ministerio de Energía y Minas, hasta el 31 de diciembre del 2018 el país contaba con algo más de 300 millones de barriles de reservas probadas de petróleo, equivalentes a menos de cuatro años de consumo. En cuanto a gas natural, contamos con las reservas necesarias para esta transición energética, incluyendo no solo Camisea (lotes 88 y 56) sino lotes aledaños como el 57 y 58.
El COVID-19 ha impactado de manera negativa el precio de los hidrocarburos, aunque debe advertirse que ha sido mucho más grave el del petróleo, debido a la drástica caída de la demanda en el sector transporte, por el confinamiento de la población a nivel mundial.
A fin de atenuar los efectos del COVID-19, se están adoptando diversas medidas en las actividades de exploración y explotación de hidrocarburos. Ya no se trata solo de atraer inversiones, sino de evitar la cancelación de contratos y proyectos de inversión, en caso sean económicamente imposibles.
En primer lugar, es indispensable promover la exploración, ya que esa es la mejor forma de reponer las reservas que estamos consumiendo. La industria petrolera es altamente competitiva, lo cual nos obliga a mirar lo que están haciendo otros países por atraer inversiones. En un mundo globalizado, la competencia también es globalizada. Competimos no solo a manera regional, sino también mundial. Hay que preguntarse entonces, por ejemplo, ¿por qué hay grandes empresas petroleras que están explorando en Nicaragua o en Cuba, y por acá no pasaron? ¿será porque en Nicaragua la regalía mínima es 2.5% y en Cuba la regalía es 0%?.
Otro aspecto a considerar es evitar más devoluciones de lotes en fase de exploración o paralización de operaciones de lotes en explotación. Es preferible postergar trabajos obligatorios que terminar contratos por antieconómicos.
Es una buena señal que se esté implementando un nuevo reglamento de regalías y retribución y otro para calificación de empresas petroleras, pero la tarea no termina ahí. Es indispensable modificar la Ley de Canon homologando el canon petrolero con el gasífero e incluir en la Ley de Hidrocarburos el régimen de devolución definitiva del IGV en la exploración. En el primer caso, porque el canon se ha convertido en una barrera y en el segundo para terminar con la incertidumbre de las prórrogas de la Ley de Devolución del IGV.