Víctor Gobitz, Rómulo Mucho y Ricardo Labó resaltan las medidas que se aplican en los campamentos mineros, lo que les ha permitido tener la situación controlada
CHRISTIAN LENGUA
Tras confirmarse la segunda ola de contagios en el Perú, el Ejecutivo lanzó una serie de medidas restrictivas para evitar la propagación del virus. Variación en las horas de toque de queda, inmovilización los domingos y mayor control de aforos en locales públicos son las novedades, dependiendo de la región en la que se encuentre.
Muchas actividades económicas ya han advertido que podrían sufrir aún más con estos anuncios. ¿Cómo queda la minería? Víctor Gobitz, presidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Peru (IIMP), cree que no habría mayor impacto a nivel sanitario.
Añadió que la industria minera ha logrado establecer un protocolo bastante estricto en los campamentos. “Esa es una ventaja, siempre menciono que la industria minera viene con una tradición larga en sistemas de seguridad industrial, salud ocupacional y gestión ambiental. A esas plataformas se le ha sumado una cuarta que es la sanitaria”.
El exviceministro de Energía y Minas, Rómulo Mucho, coincide en este punto y puntualizó que la minería está preparada para la segunda ola. Y al estar en sitios alejados, es mucho más fácil controlar los casos y hacer un seguimiento de la trazabilidad en la industria minera. Agrega que no hay otra industria que tenga tantos protocolos.
En tanto, Ricardo Labó, exviceministro de Minas y socio de LQG Energy, precisó que las medidas anunciadas por el gobierno no van a cambiar la forma como está organizado el sector minero, sobre todo porque en la parte productiva antes de la pandemia pudo tener regímenes de 10 días de trabajo por 10 días de descanso, 10x4 o 14x7, entre otros, lo que permitía que no se suba y baje todos los días a la mina.
Según información que ha podido recopilar del Minem y las mismas empresas los contagios en el sector minería representan menos del 1% de todos los casos que ha habido. Lo que la convierte en la actividad económica con menos contagios, y eso gracias a las inversiones y protocolos establecidos, incluso desde antes de la pandemia, dijo Labó.
“La segunda ola hará que las empresas continúen aplicando sus protocolos y redoblen esfuerzos en ese sentido. Pero no debería afectar. Esto eleva el nivel de atención y cuidado, pero el riesgo está relativamente bien controlado por parte del sector minero”, puntualizó.
Gobitz recordó cuando al inicio de la pandemia el Perú, siendo un país minero, fue el único que decidió suspender actividades en la industria, mientras que países como Australia, Brasil, Sudáfrica, Estados Unidos, Canadá, Chile, lograron dialogar con el gobierno y establecer protocolos, por lo que declararon a la minería una actividad esencial.
Al respecto, Rómulo Mucho indicó que por esta razón el PBI minero cayó casi a 40%, y se ha venido recuperando ahora gracias a que los precios han repuntado en los últimos meses, lo que ha atenuado la caída de las importaciones.
Aun así, estimó que habrá una caída del 17 % en las exportaciones, “creo que vamos a llegar a un valor de US$ 25 mil millones, pero tranquilamente en una situación normal hubiéramos superado los US$ 30 mil millones. Vamos a dejar de exportar alrededor de US$ 5 mil millones y si no hubiera habido mejora en los precios posiblemente la pérdida hubiera sido superior a US$ 6 mil millones”, argumentó.
Mucho prevé que para el presente año habrá un ligero incremento de producción, porque Mina Justa (Ica) va a entrar en estos meses en producción y va a añadir unos 80 o 90 mil toneladas de cobre. A esto se le suma la expansión de Toromocho (Junín), y entre ambos yacimientos se podría llegar alrededor de 150 mil toneladas de cobre. “Y Quellaveco sigue para el próximo año, por lo que podríamos estar hablando de un repunte”, manifestó.
Respecto a la exploración, mencionó que tampoco habría mayor problema con la segunda ola, porque está casi detenido, y por eso los montos de inversión también han bajado. Estimó para este año una inversión de US$ 250 millones en gastos de exploración.
Asimismo, Mucho pidió al gobierno no dejar de lado el proyecto Tía María, porque en tres años podría generar 10 mil empleos directos e indirectos. Añadió que en la economía no solo debemos pensar en recuperar lo que teníamos antes de pandemia, sino crear nuevas inversiones y nuevos empleos, “solo así vamos a poder acelerar la recuperación del Perú”.
A su vez, Gobitz avizora un año 2021 mejor, ya con la experiencia y el aprendizaje ganado y con buenos niveles de precios del cobre, oro, plata y zinc.
“Cuando me hacen esa pregunta, la respuesta es que no solamente será bueno para la industria minera, sino que es bueno para el país. Siendo tan importante la minería en el PBI del Perú, la mejora se traducirá en mayor empleo, más proyectos, y mayor Impuesto a la Renta, que al final beneficia al país”, finalizó.