El valor de este gigante petrolero podría alcanzar US$ 350.000 millones
Los directores ejecutivos de ExxonMobil y Chevron estuvieron estudiando una posible fusión de los dos gigantes petroleros durante los momentos más críticos de la crisis del coronavirus. Ambas firmas han sufrido un desplome de sus ingresos ante el duro 'golpe' que ha supuesto la crisis del Covid-19 para la industria del petróleo.
La fusión fue una opción real en un intento por reducir costes y generar sinergias. Así lo afirman varias fuentes familiarizadas con las negociaciones a las que ha tenido acceso The Wall Street Journal.
El presidente ejecutivo de Chevron, Mike Wirth, y el presidente ejecutivo de Exxon, Darren Woods, discutieron una fusión en medio de la crisis que llevó al petróleo a presentar precios negativos en sus futuros más inmediatos, ante el drástico impacto en la demanda de petróleo y gas.
La crisis del Covid ha generado una enorme presión financiera en ambas compañías, según han revelado las fuentes consultadas por el diario estadounidense. Las discusiones no llegaron a profundizar y ahora mismo están estancadas, pero podrían volver a retomarse en el futuro.
Éste sería un acuerdo histórico dentro de la industria del petróleo, uniendo a los dos descendientes más grandes del monopolio Standard Oil de John D. Rockefeller, que fue disuelto por los reguladores estadounidenses en 1911, y remodelaría la industria petrolera.
El valor conjunto de este gigante petrolero podría alcanzar los 350.000 millones de dólares, según las capitalizaciones bursátiles de ambas firmas. Exxon tiene un valor de mercado de 190.000 millones, mientras que el de Chevron suma 164.000 millones.
Juntos, probablemente formarían la segunda compañía petrolera más grande del mundo por capitalización de mercado y producción, produciendo alrededor de 7 millones de barriles de petróleo y gas al día, según los niveles de bombeo antes de la pandemia. Solo el gigante Saudi Aramco produciría más petróleo y tendrá un precio de mercado superior.
No obstante, una fusión de las dos compañías petroleras estadounidenses más grandes podría generar ciertos problemas a nivel de regulación antimonopolio bajo la administración de Biden. El presidente ha dejado claro que el cambio climático es una de las mayores crisis a las que se enfrenta el país. En octubre aseguró que presionaría para que la economía de EE.UU. "se alejara de la industria petrolera".
Una de las fuentes consultadas por el diario aseguraba que las empresas habrían perdido la oportunidad de consumar el acuerdo bajo el mandato de Donald Trump, cuya administración presentaba una opinión mucho más favorable sobre la industria petrolera.
Tal acuerdo superaría significativamente en tamaño las megafusiones petroleras de finales de la década de 1990 y principios de la de 2000, como la unión de Exxon y Mobil y o Chevron y Texaco.
Muchos consultores financieros, analistas y ejecutivos del mundo de la energía han pedido una mayor consolidación en la industria del petróleo y el gas, argumentando que reducir costes y mejorar la eficiencia operativa ayudaría a las empresas a capear la recesión generada por la pandemia.
Además, las sinergias de estas fusiones servirían para prepararse para un futuro incierto en el que muchos países buscan reducir su dependencia de los combustibles fósiles para combatir el cambio climático.
Paul Sankey, analista independiente del sector, asegura que en una hipotética fusión entre Chevron y Exxon generaría una empresa con una capitalización de mercado de alrededor de 300.000 millones de dólares y 100.000 millones en deuda. Una fusión les permitiría recortar 15.000 millones en gastos administrativos y 10.000 millones en gastos de capital anuales, aseguraba el experto en una nota recogida por The Wall Street Jorunal.