En la naturaleza hay amores que matan.
El insecto de la foto es una hembra de mantis religiosa, mamboretá, comepiojos o tatadiós, que habita Sudamérica.
Es capaz de devorar al macho durante o después de la copulación. El mántido macho no es cómplice: se esfuerza para no ser "almorzado".
Es capaz de perder la cabeza (suele ser el primer bocado) por amor. Y muchas veces el macho decapitado puede seguir copulando.
Hay unas dos mil especies de mántidos. Son insectos voraces y muy buenos cazadores: algunas especies llegan a comer pájaros e, incluso, pequeñas ratas.
Sus patas anteriores, que mantienen recogidas ante la cabeza como si rezaran, están provistas de fuertes espinas para sujetar las presas.