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ENERGÍA
Hidrógeno II: Las ventaja de Chile en la revolución
LOS TIEMPOS/ENERNEWS

Goldman Sachs resalta que la estrategia europea de hidrógeno verde tiene como objetivo movilizar 400.000 millones de euros hasta 2030

06/04/2021

Julio Verne lo volvió a hacer y eso lo recuerda más de un reportaje en estos días citando otra de sus sonadas predicciones: “El agua será el carbón del futuro”. Lo dijo más precisamente en su libro “La Isla Misteriosa” y lo dijo con gran detalle: “Un día el agua será un carburante, que el hidrógeno y el oxígeno que la constituyen, utilizados solos o conjuntamente, proporcionarán una fuente inagotable de energía y de luz, con una intensidad que el carbón no puede; dado que las reservas de carbón se agotarán, nos calentaremos gracias al agua. El agua será el carbón del futuro”.

A esa agua común, bajo su nueva función de productora de energía, se la llama hidrógeno verde. Y no es que se lo haya acabado de inventar, ya tenía varios años de logrado. No es que se esté previendo producirlo abundantemente “para las próximas décadas”. Ya hay proyectos concretos financiados y definidos en marcha en diversos países para los próximos, dos, tres, 10 años. De hecho, autos a hidrógeno ya han empezado a ser presentados por marcas como Toyota y Hyundai.

No es que esos proyectos e institutos aplicados al hidrógeno verde se hallen tan sólo en las potencias más avanzadas del mundo. También están en marcha muy cerca de Bolivia. Por ejemplo, en Brasil, la empresa Enegix Energy ha anunciado hace casi un año la construcción de la planta de hidrógeno verde más grande del mundo en Ceará. Con ese objetivo, firmó un memorando de entendimiento con el Gobierno estatal. El proyecto supondrá una inversión de US$ 5.400 millones.

Ventaja chilena

Es más, Chile quiere hacerse potencia mundial en la venta de hidrógeno. “Cuando uno mira el ranking de los países que están mejor posicionados para ser productores y exportadores de hidrógeno verde, Chile está entre los mejores, dentro del top tres”, declaró, en enero de 2020, al diario El Mercurio, el ministro de Energía de ese país, Juan Carlos Jobet.

La autoridad destacó el potencial chileno para convertirse en un actor importante en la producción y exportación de este combustible. Afirmó que podría tener el alcance de la mitad de lo que es el mercado del petróleo en el mundo.

El hidrógeno utilizado como combustible ya data de más de medio siglo. Baste recordar que las naves que llegaron primero a la Luna ya fueron propulsadas por hidrógeno. Sin embargo, hasta años recientes su producción resultaba muy cara y contaminante, pues básicamente se lo desarrollaba a partir de hidrocarburos. Pero en este siglo surgió el denominado “hidrógeno verde”. Quiere decir, una forma en que se lo produce con energía eléctrica que en su origen no está producida con combustibles fósiles.

El hidrógeno verde

Como es sabido, el hidrógeno es uno de los elementos más abundantes de la Tierra, pero no es fácil de obtener. No se encuentra de forma aislada en la naturaleza, por lo que se extrae a partir de otras sustancias que lo contienen el carbón, el gas natural y, como subrayó Julio Verne, el agua. En la actualidad, se utilizan dos maneras masivas para producirlo.

La primera, por ahora más barata y más utilizada, es extraerlo a través de precisamente hidrocarburos mencionados, a ese hidrógeno se le llama “hidrógeno gris”. Constituye un método poco amigable con el medioambiente, ya que su generación continúa requiriendo combustibles fósiles. La segunda manera de obtenerlo es directamente del componente que en cada una de sus moléculas contiene dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, o sea, el agua. Para ello, se procede al proceso llamado electrólisis, el cual rompe la molécula del agua y separa el oxígeno y el hidrógeno.

Para alcanzar ese fin se necesitan altas cantidades de electricidad. Si esas cantidades de electricidad son producidas en base a energías renovables, es decir, como la energía solar o le eólica, generan hidrógeno nada contaminante. Un círculo virtuoso virtualmente inagotable. Baste señalar que el residuo de su producción son vapores de agua. Por esa razón se lo ha llamado “hidrógeno verde”. Queda claro que se convierte en una de las grandes opciones para combatir los efectos del cambio climático y la contaminación ambiental.

En ese escenario, Chile tiene ventajas a nivel mundial porque importantes regiones de su territorio se hallan entre las más favorecidas para producir energías alternativas. Eso disparó el entusiasmo en el país vecino, donde ya hasta se hacen cálculos de ganancias en su perspectiva de convertirse en una “potencia hidrogenífera”. Así se advierte, por ejemplo, de lo declarado por la directora de Desarrollo Tecnológico del Comité Solar e Innovación Energética de Corfo, Ana María Ruz, a la revista Electricidad: “El potencial estimado para Chile a 2030 en exportaciones al extranjero de hidrógeno verde, producido con energía renovable, como la solar, podría superar los US$ 8.800 millones, significando una enorme posibilidad de desarrollo para Chile”.

Un boom en Europa

Obviamente, las perspectivas en otros continentes también se han multiplicado ante la acelerada baja de costos que diversas opciones energéticas van alcanzando. Los costos de producción del hidrógeno verde resultan aún marcadamente altos en relación a los de los combustibles fósiles.

Pero, este nuevo sector será sin duda uno de los principales beneficiados del plan Next Generation Europe y del Green New Deal, la lluvia de millones con la que la Unión Europea (UE) busca recomponer la economía tras la pandemia. La UE se ha fijado como meta producir un millón de toneladas de hidrógeno verde para 2024. Para el año 2030, deberán ser 10 millones de toneladas al año.

Un crecimiento exponencial para la que, según desglosa la propia hoja de ruta europea, es la “opción más compatible con los objetivos de la Unión de neutralidad emisora y cero polución en el largo plazo”. De los 750.000 millones que nutren al plan Next Generation Europe, 94.400 millones se destinarán a “Horizonte Europa”.

Una estrategia que la UE refuerza con el objetivo de financiar investigación y las transiciones hacia una economía más verde y digital. Los expertos de Goldman Sachs resaltan que la estrategia europea de hidrógeno verde tiene como objetivo movilizar 400.000 millones de euros hasta 2030. Para 2050, estiman la colosal suma de 2 billones de euros de inversiones atraídas al hidrógeno verde.

De manera independiente, Bélgica y España se hallan desarrollando proyectos de producción de hidrógeno verde que empezarán a funcionar hasta mediados de esta década. Pero ya hay en curso incontables propuestas y planes.

Para empezar y resolver la dificultad del transporte, por ejemplo, en julio de 2020, 11 compañías europeas de infraestructuras de gas plantearon en el informe “European hydrogen backbone”, de Gas for Climate, una red troncal de hidrógeno en Europa que conecte los centros de suministro y demanda. Paralelamente, diversas empresas energéticas, como Repsol, Endesa y Energas, ya ingresaron en el reto con proyectos propios articulados a una política estatal española.

Así como España, Alemania está poniendo sobre la mesa US$ 9.000 millones para lo mismo; Francia, 7.000 millones. Inglaterra también está desarrollando un plan para ser líder en este nuevo combustible. Australia anunció que pondrá US$ 1.500 millones para potenciar la producción de hidrógeno verde, también con perspectiva exportadora.

En África, igualmente suenan las alertas sobre la revolución del hidrógeno. Marruecos, debido a condiciones similares a la chilena y a su proximidad a Europa, ha lanzado sus propios proyectos.

También las superpotencias

¿Y las dos superpotencias? Sin duda, no se quedan atrás. La minera de carbón china Baofeng Energy empezó a adaptar, a mediados del año pasado, la que —según describe— será la planta de generación de hidrógeno, a partir de energía solar, más grande del mundo. De acuerdo a los cálculos de Baofeng, el uso de electricidad solar para alimentar las instalaciones ahorraría 254.000 toneladas de consumo de carbón al año, lo que llevaría a una reducción de 445.000 toneladas en las emisiones de carbono.

Mientras tanto, en EE.UU., tres plantas probarán el hidrógeno verde, que se considera clave para eliminar las emisiones de carbono del sector industrial que ahora depende del gas natural. Las plantas de energía en Nueva York, Virginia y Ohio probarán si el hidrógeno puede algún día reemplazar al gas natural en la generación eléctrica.

Las productoras de energía Danskammer Energy, Balico y EmberClear están pagando a Mitsubishi Power Americas más de US$ 3.000 millones por las instalaciones, que en conjunto generarán 3.284 megavatios de electricidad. Si bien las plantas inicialmente funcionarán sólo con gas natural, eventualmente pasarán a quemar hidrógeno verde producido y almacenado en el sitio. Están diseñadas para facilitar el aumento del uso de hidrógeno a medida que sube la producción, dijo el director ejecutivo, Paul Browning.

Asimismo, Mitsubishi anunció a principios de este año su primer proyecto de almacenamiento y energía de hidrógeno por US$ 1.900 millones en Utah que atenderá al Departamento de Agua y Energía de Los Ángeles, y ha creado un diseño de planta de energía estándar que se está utilizando en los nuevos proyectos de EE.UU..

Costos y también un dificultoso sistema de purificación de las aguas son por ahora los mayores obstáculos. Pero, sin duda, el cambio parece anunciarse como inminente. Todo ello a 139 años de que Julio Verne publicara su “Isla Misteriosa”.


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*La información y las opiniones aquí publicados no reflejan necesariamente la línea editorial de Mining Press y EnerNews

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