Añelo, la capital de Vaca Muerta, tiene una gran ventaja comparativa que en ocasiones se torna en obstáculo para su diario vivir. Estar cerca de la capital de Neuquén la ha puesto una vez más a tiro de conflictos exógenos al oil & gas, pero que bien suelen mostrar pies de barro de la provincia, a tono con otras latitudes de América Latina.
Los petroleros, inquietos y preocupados por la parálisis de operaciones y logísticas en yacimientos y servicios periféricos, por la imposibilidad de acceder con personas y equipos, hacían ayer un nuevo posgrado de realidades neuquinas, en este caso el candente tema Salud, un sector que en medio del fuerte brote pandémico vive un conflicto intra sindical y de aristas políticas que salpican al MPN gobernante.
No es la primera vez y probablemente no será la última que el universo Vaca Muerta se vea trastornado por bloqueos y protestas que nada tienen que ver con la actividad misma. Ya tuvo mapuches, estatales, desocupados, transportistas y el lector ayudará a recordar otras manifestaciones. Además de la siempre presente, y a veces expresada en acciones, tensión sindical petrolera que ha terminado por ungir al vitalicio Guillermo Pereyra, -quien ahora quiere dejar la posta- Marcelo Rucci, como garante de una pax compleja y también bordada de negocios y privilegios cambiantes, imprescindibles para seguir adelante.
Omar Gutiérrez, quien vive su último turno como mandatario, lo último que puede hacer es reprimir a un sector policrómico de trabajadores del sector sanitario, cuyas acciones de crédito social están altas por su actuación en la epidemia, en una provincia que el año pasado vivió el colapso y ahora podría repetir.
Analistas políticos y sindicales también ven difícil que puedan desarticular la alianza con uno de sus principales valedores, Quintriqueo, el líder de ATE Neuquén. Fuentes locales ponen énfasis, cómo origen del malestar de médicos y paramédicos, en el acuerdo marco vigente se horizontalizó y equiparó la escala salarial (con lo cual cualquier aumento de sueldos tiene equivalencias en toda la escala) y en la apropiación de las cargas sociales, una suculenta caja que explica fidelidades entre funcionarios y sindicalistas. No faltan los suspicaces que ven el kirchnerismo que estuvo peleandole la gobernación en el último turno, el aliento a la fogata de estas horas
¿Qué tiene que ver todo esto con el petróleo y el gas? se preguntan amargados ejecutivos de petroleras y dueños de pymes mientras les reportan desde los cortes que no se puede pasar y reciben abrumados videos donde los policías se solidarizan con los manifestantes y les advierten "que pueden venir los camioneros a hacer justicia por mano propia" (como en un guion del inefable cómico Peter Capusotto).
Todo tiene que ver con todo, como en el Aleph de Borges, es un principio holístico de esta historia. Y en todo caso es otra lección corporativa de que en el reparto de las rentas petrolera, agraria, minera, pesquera, lo que ocurra aguas abajo y a babor y estribor de la propia actividad no es para nada ajeno, porque impacta en inversiones, proyectos, trabajos y negocios.
Desde hace una década Vaca Muerta es la gran promesa argentina o una buena frustración, todo depende del ciclo político-económico y de los episodios que les toque vivir, además del siempre preocupante escenario internacional. Este es uno de ellos y lo peor es que el petróleo y el gas poco pueden hacer para evitarlo, excepto levantar el teléfono con la amarga queja de "we have a problem again".
(Más noticias sobre estos hechos en la edición de hoy)
