Un cambio de modelo económico ante un posible gobierno de Pedro Castillo genera mucha cautela en las inversiones
NATALIA RAMÍREZ
Tras conocerse los resultados oficiales de la primera vuelta electoral al 98,105% de actas procesadas que ubican al candidato radical de izquierda Pedro Castillo y a la candidata conservadora Keiko Fujimori –hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori– como los elegidos a pasar al balotaje, la Bolsa de Valores de Lima (BVL) arrancó la semana con una caída de 1,84% en el indicador del S&P/BVL Perú General, el más representativo de la bolsa, mientras que el dólar se llegó a cotizar en S/ 3,63, cerrando la primera jornada de la semana post electoral en S/ 3,625.
En tanto, el dólar subió ligeramente frente al sol, cotizando en S/ 3,635, nivel superior al de la jornada previa de S/ 3,63, mientras que la BVL empezó la jornada positivamente con el indicador S&P/BVL subiendo 0,26%.
Todo indica que las correcciones al alza y baja en plaza bursátil limeña y en el tipo de cambio de los últimos días no serán flor de un solo día, ya que hasta que no se conozca quién será el candidato que finalmente ocupe el sillón de Pizarro, la volatilidad de estos indicadores será la constante en las siguientes semanas en la economía peruana.
“Hay que tener un poco de paciencia hasta que se defina (el resultado). Lo que se ha visto en estos últimos días en relación al dólar y a la bolsa es la primera reacción que muestra el nerviosismo de los inversionistas respecto a las propuestas de Pedro Castillo”, dice Melvin Escudero, economista de Pacífico Business School (PBS). “El respaldo popular que ha obtenido está generando esta conducta de cautela de los inversionistas que van a continuar en compás de espera y en este período, dependiendo de cómo se muevan las encuestas, puede haber más volatilidad en los mercados, en particular en el tipo de cambio y en la bolsa”.
Para el economista Alejandro Indacochea, definitivamente no existen cuerdas separadas entre la economía y la política, al menos en Perú. “La bolsa es un indicador de la situación económica y política del país, y el dólar también reacciona a eso. En los próximos días van a seguir estos sube y baja. La BVL es pequeña, solo hay un poco más de 30 empresas que cotizan, pero muchas de ellas son mineras, un sector que está en la mira [de Pedro Castillo]”, dice el gerente general de Indacochea Asociados.
Asimismo, según el economista peruano, a pesar de que el tipo de cambio no se ha disparado tanto como se anticipaba (en marzo llegó a su máximo histórico de S/ 3,77 cuando las encuestas ubicaban al candidato de izquierda Yonhy Lescano como puntero), esto se ha debido a que Banco Central de Reserva del Perú (BCR) ha intervenido en los últimos días para que la divisa estadounidense no toque nuevos máximos históricos. El martes (13/4), por ejemplo, el BCR intervino a través de swaps cambiarios por S/ 200 millones a un año, a una tasa promedio de 0,24%
“Durante estos días el BCR seguirá interviniendo para evitar grandes alzas. Nos está costando dinero mantener el tipo de cambio”, dice Indacochea.
En ese sentido, según el Informe sobre elecciones en Perú de Moody’s Investor Service, a pesar de que los indicadores del mercado financiero, incluido el tipo de cambio, los rendimientos de los bonos soberanos y otros precios de los activos peruanos, hasta ahora se han mantenido bastante estables, la incertidumbre política derivada de la postura radical de Castillo y el probable estancamiento futuro de un Congreso fracturado que favorecerá iniciativas más populistas, podría hundir lentamente y generar cierta volatilidad en los indicadores financieros durante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.
“Los resultados destacan los riesgos sustanciales de las políticas de estancamiento político impulsado por las tensiones entre los poderes Ejecutivo y Legislativo del gobierno, y aumentar el potencial de un fuerte cambio hacia medidas más populistas que podría socavar la solvencia soberana. Los desafíos de gobernabilidad frente a las potenciales tensiones que podrían continuar entre un Congreso fracturado y el nuevo gobierno también contará con iniciativas más populistas del Congreso que podrían afectar negativamente al sector minero, pensiones, trabajo, mercados, salud y educación. Es probable que esto continúe socavando el sentimiento económico con un efecto negativo en las perspectivas de crecimiento económico y seguirá pesando sobre la solvencia del soberano”, detalla Moody’s en su reporte.
En las próximas semanas lo que moverá la aguja en la BVL y el tipo de cambio será cómo cada candidato mueve sus fichas para consolidar alianzas y captar los votos de ciudadanos indecisos.
“Lo que viene es un proceso en el que los dos candidatos que pasaron a segunda vuelta seguramente van a reforzarse con aquellos que tienen un pensamiento similar. De todas maneras tienen que haber plataformas donde se consoliden alianzas y mi impresión es que la apuesta antisistema no es la de las mayorías. Si ese es el caso, Pedro Castillo va a tener que hacer cambios importantes en su propuesta porque le puede pasar lo mismo que a la izquierda en Ecuador, que ha sido desplazada y por un candidato de derecha que llegó con un conteo prolongado y que no tenía clara su victoria”, dice Melvin Escudero, de PBS.
En ese sentido, Alejandro Indacochea plantea que en el caso de Keiko Fujimori, la candidata del partido Fuerza Popular tiene que hacer una reingeniería que implica crear una coalición con otras fuerzas políticas, crear una agenda básica y comprometerse a no interferir en la lucha contra la corrupción, sobre todo en el caso Lava Jato donde está implicada para dar confianza disminuir el antivoto.
“No espero gran apertura de [Pedro] Castillo y si lo demuestra no va a ser verdadero. Tras ganar la primera vuelta se ha mostrado tal y cómo es y es evidente que va haber un endoso de los votos de la izquierda. Es un profesor de buenos reclamos sindicales, pero nada más”, dice el economista. “Para Keiko Fujimori, el punto de inicio es la agenda política. Ella solo ha obtenido el 13,36% de los votos y tampoco ha logrado mayoría en el Congreso. Esta elección ha puesto de manifiesto la incapacidad de generar una alternativa de unidad nacional, porque lo más sensato hubiese sido crear una coalición, como sucedió en Chile cuando acabó el periodo de Pinochet”.
En un reporte de la calificadora de riesgo Fitch Ratings señalaba que en la medida en que el Congreso pueda trabajar con la administración entrante será fundamental para la capacidad del gobierno de aprobar reformas fiscales y que mejoren el crecimiento. “El próximo presidente se enfrentará a un Congreso fragmentado de al menos 10 partidos, lo que requerirá alianzas estratégicas para aprobar legislación y aliviar los desafíos de gobernabilidad”, dice el informe.
Lo que es preocupante –según Indacochea– es que en las zonas de minería donde están ubicados los grandes proyectos mineros y la mayor inversión ha ganado marcadamente Pedro Castillo y eso, obviamente, pone nerviosos a los inversionistas que ponen en espera los grandes proyectos mineros, y la inversión privada en general.
Y es que el candidato radical de izquierda no ha dudado en afirmar que “las empresas mineras saquean al país” y habla de una renegociación de contratos que las obligue a dejar el 70% de sus utilidades en Perú “y no al revés (el 30%) como es hoy”. Incluso, en su Plan de Gobierno establece que los principales yacimientos de la gran y mediana minería deben ser nacionalizados y pasar descentralizadamente a la administración de los gobiernos regionales según su jurisdicción.
“Mi impresión es que en Perú estamos cansados de propuestas extremas de ambos lados. Lo que el peruano quiere es trabajo y oportunidad de prosperar y desarrollarse, pero no apostando a fórmulas estatistas que no han funcionado. ¿Qué peruano va a votar por vivir como en Venezuela? No se me ocurre esa posibilidad”, dice Melvin Escudero.
Alejandro Indacochea complementa: “Esas propuestas son preocupantes considerando que el generador de ingresos por excelencia es la minería. Habría que preguntarle a Castillo de dónde van a salir los recursos para que realice todas las políticas que propone y que implica mucho gasto. La caja fiscal no está en buenas condiciones, tenemos un déficit que supera el 10%, en marzo ya se agotó el 50% del presupuesto de salud previsto para el año, los ingresos fiscales de la Superintendencia Nacional de Aduanas y Administración Tributaria (Sunat) han caído tremendamente, y la deuda respecto al PIB ya está cerca del 40%”.
En tanto, Fitch advierte que hay una serie de señales clave para vigilar después de las elecciones que se verán en el primer presupuesto de la administración, que vence el 30 de agosto, y que deberá trazar sus planes para equilibrar la consolidación fiscal con el aumento de las demandas sociales.
“Un tema clave es si la planificación fiscal podrá conciliar la consolidación a largo plazo con un mayor gasto en el corto plazo para abordar los desafíos relacionados con el coronavirus. La regla presupuestaria y el límite máximo de deuda se eliminaron para 2020-2021. Esperamos un mayor gasto social después de la pandemia en casi todos los escenarios potenciales y no esperamos que la deuda del gobierno general caiga rápidamente por debajo del ancla de deuda del 30% del PIB. Las medidas populistas del actual Congreso también se han sumado al gasto estructural. Perú tiene un historial de ajuste por el lado de los ingresos y con frecuencia ejecuta de manera insuficiente su presupuesto de capital para preservar el espacio fiscal”, concluye Fitch.