La rueda de prensa por el "Día del Obrero Minero Argentino"
DANIEL BOSQUE
Volvieron el café y las medialunes en 3D. El secretario general de la Asociación Obrera Minera Argentina (AOMA) invitó a la prensa especializada, incluidos un par de medios de su terruño Olavarría, donde horas antes hubo armisticio con Loma Negra.
El reencuentro presencial de Héctor Laplace con los cronistas estaba pactado para antes del conflicto con la cementera que no validó lo acordado con la tercerizada Minerar. Esta paz, duradera o no, sirvió para teorizar sobre el papel del outsourcing en las diversas ramas de la minería argentina y cómo afecta a los intereses sindicales.
Por su larga vigencia de casi dos décadas al frente del sindicato, el salón de reuniones de Rosario 434 luce ornamentado por diversas imágenes del líder. Más joven y con bigotes con el Papa argentino o en un grabado monocolor que lo hace más guapo, entre otras.
El Laplace post pandemia perdió el mostacho pero no las mañas: desmiente a Loma Negra con un "no hubo patotas, somos los laburantes de siempre" y otro "no somos usurpadores, para qué queremos quedarnos a vivir en el lugar donde vamos a trabajar".
Mining Press lo invita a comparar si es mejor convivir con patronales locales o con las transnacionales que se quedaron con el cemento y la cal de la Argentina. "No es lo mismo las familias, como Amalita o Don Alfredo Fortabat, eran como nuestros vecinos y seguían más de cerca los problemas. Para los capitales extranjeros muchas veces las empresas y sus trabajadores son un número más en sus balances".
En lo que va del siglo, sobre todo por el estirón metalífero, AOMA cuadriplicó sus afiliados. "Somos más de 32.000. Unos 14.000 están en San Juan y Santa Cruz", dice. Al tiempo que reconoce los trastornos que produce el cepo al dólar en la actividad, porque hay muchos compañeros que no pueden subirse a una máquina ni a un camión parados por falta de repuestos.
Laplace tiene su balance: la cuarentena dura de 2020 fue un terrible ejercicio de imaginación para funcionarios, sindicalistas y empresarios, y también un suplicio para los mineros que no podían viajar a sus casas o a los campamentos y debieron aislarse e hisoparse decenas de veces. Según AOMA, la pandemia pegó fuerte en el sector no metalífero después del difícil 2019 cuando se pararon la obra pública y la construcción.
Minero Laplace: Somos 70% agua, 30% café y cigarrillos.
Un periodista invita al entrevistado a subirse al argumento peronista más tentador: hubo cuatro años, los de Macri, en los que los empresarios "se llevaron todo el dinero afuera". Este cronista advierte sobre lo difícil que es para las pymes, muchas de ellas contratistas de las mineras, fabricar y mantener empleos en un lugar del mundo llamado República Argentina.
Laplace concede y dice que va contra la corriente mundial, o al menos lo intenta. "Para las mineras es negocio tener el 80% de los trabajadores tercerizados, nosotros queremos exactamente lo contrario aunque sepamos que es difícil imponerlo", sostiene antes del primer cigarrillo (la sede de AOMA es un "edificio fumador", que Salud Pública no se entere).
AOMA tiene dos rivales en la vida: las patronales mineras y los sindicatos que le sacan afiliados. O mejor dicho, las alianzas con otros sindicatos de empresas no mineras que trabajan en la industria minera. "Podríamos tener un 18/20% más de afiliados. Una ferretería comienza vendiendo tornillos a una mina y termina teniendo la cuarta parte de su personal trabajando en la mina, como mineros, esos compañeros podrían tener el régimen laboral y los beneficios de nuestro sindicato, pero la ferretería piensa en sus costos", ejemplifica.
Otra historia es la competencia con la organización sindical de jerárquicos ASIJEMIN, promovida por el primer kirchnerismo. Laplace reconoce el imperio de los buenos modales pero también de la competencia y resistencia por una "zona gris" de catalogación de trabajos, que también le resta padrón a su gremio.
La rueda de prensa es cordial (para ver mejores crónicas, lea otros medios) e incumple el cupo de periodistas mujeres, lo cual no es culpa del anfitrión que ha llegado tarde porque estuvo deliberando "con los compañeros de Jujuy" en otra sala. A propósito del conflicto que abrió el cierre de la centenaria Mina Aguilar. Vuelve a quejarse: "Nos enteramos dos horas antes que cerraba. Han quedado en el pueblo de El Aguilar 2.000 personas, incluidas las familias, sólo 80 son trabajadores de la mina". Laplace no pierde las esperanzas de que alguien pueda venir a comprarla, mientras se queja de promesas incumplidas de la empresa y del gobierno de Jujuy.
Segundo cigarrillo. La conversación deriva hacia los problemas de seguridad jurídica y la falta de confianza que suele despertar la Argentina. No es novedad este discurso en el líder sindical. A propósito, recuerda que AOMA trabajó con el gobierno y las cámaras empresarias en las mesas del Plan Estratégico de Desarrollo Minero (PEDMA). "Esto fue hace varios meses y sería bueno que salga de una vez", dice. Al tiempo que reclama coherencias en el gobierno de la Nación y en las provincias por la relación del cuidado ambiental y el desarrollo de la minería.
- ¿Y qué opina AOMA de la violencia mapuche?
- No estoy de acuerdo ni con dar palos ni con que se incendie todo, hay que armar una gran mesa de diálogo. En una nación no caben dos naciones, lo digo como argentino.
Es cerca del mediodía y Mining Press pide permiso para retirarse, mientras un colega le pregunta a Laplace sobre las baterías de litio. Nos perdemos la respuesta. Y posiblemente otro café. ¿Que cómo estuvieron las medialunas del comienzo de esta crónica? Bárbaras.