RUBÉN LASAGNO
ATE Río Turbio cursó una comunicación interna a sus afiliados para informarles que luego de una reunión mantenida con la Intervención de YCRT, decidieron levantar la medida que ellos denominan “Quite de colaboración” y el Coordinador General de la empresa, Eduardo Vilches denominó “paro”.
De pronto, en medio del cruce de todo tipo de acusaciones graves de corrupción y sabotajes, el gremio sale diciendo que es decisión de su dirigencia “acompañar la regularización de las falencias observadas y poder comenzar con el proceso de producción y expansión qué la empresa necesita”.
Excelente decisión en beneficio de la empresa y de todos los trabajadores de YCRT; el problema es que después de todo lo denunciado de uno y otro lado, el campo de batalla de tantos meses quedó regado de cadáveres y no hay nadie que los levante.
Esta metáfora bélica significa que ni ATE ni YCRT, explican ni explicaron aún cuál es el acuerdo logrado, en base a qué términos se levanta la medida de fuerza, por qué YCRT asume que el conflicto está superado y cómo puede ser que razones graves de seguridad, se resuelvan de la noche a la mañana sin explicarle a la gente que vuelve a trabajar, cómo se resolvió mágicamente y si no se resolvió y ATE va “a acompañar el proceso de regularización de las falencias”, estamos como al principio: la gente seguirá trabajando en condiciones de inseguridad, entonces viene la pregunta del millón: ¿Por qué ATE tuvo al yacimiento tantos meses sin funcionar, si ahora decide “acompañar” el proceso de seguridad de la mina, exponiendo a sus afiliados a tener otro accidente como el de Godoy o más grave?.
Esto que nos preguntamos y la decisión tomada por ATE e YCRT nos lleva a una sola respuesta: fue una decisión política, lo que nos remite a otra conclusión: el conflicto tuvo una raíz política, con uso de argumentos irrefutables como la inseguridad del yacimiento, pero motivado en la búsqueda de otros objetivos de orden político-sindical ocultos y que hoy, ninguna de las dos partes explican.
Analicemos la nota
La nota que ATE Río Turbio puso a disposición de sus afiliados, quienes están en este momento reunidos desde las 09:30 en Avda de Los Mineros 637 de Río Turbio, dice
“En el marco de las denuncias realizadas, desde nuestra organización ante las falencias en materia de seguridad e higiene industrial en todo el ámbito de nuestra empresa, que motivó la presencia del Ministerio de Trabajo de la Provincia de Santa Cruz, para acompañar y hacer saber las problemáticas observadas por éste gremio y luego de reuniones mantenidas con los altos directivos de Y.C.R.T y un fraternal debate interno con nuestros representados; es qué podemos manifestar la necesidad de tomar los recaudos necesarios para normalizar éstas falencias a la brevedad posible, es imperioso y necesario para garantizar la integridad física de nuestros compañeros y compañeras, como así también para resguardar la operatividad de nuestra mina”.
La frase introductoria sería muy buena y coherente si no existieran varios meses previos en los cuales ATE dejó sin funcionamiento a YCRT, diciendo exactamente lo contrario.
Los últimos renglones de este párrafo son un canto a la contradicción discursiva. Decir que los problemas de seguridad siguen pero vuelven al trabajo y “van a ser solucionados a la brevedad”, implica definir “brevedad”. Para algunos pueden ser días, para otros meses o años. El término es tan flexible como indeterminante, a la hora del análisis que hagan los trabajadores.
El análisis de conciencia que hace ATE al decir que los trabajadores deben volver a hacer posible la operatividad de la mina, no puede circunscribirse a una verdad revelada a los dirigentes del gremio en estas últimas horas. Hace casi dos años que esta intervención se encuentra en funciones y por lo que sabemos y dijeron los propios Coordinadores Gaicerain y Vilches, nunca se preocuparon por producir en el yacimiento, excepto lograr y reclamar los beneficios perdidos desde las épocas de Osuna y Zaidán.
Dicho estos, la frase de oportunidad que expresa ATE es, sencillamente, increíble y reafirma la idea que detrás de todo esto, existe un arreglo espurio entre la empresa y el sindicato, que no está plenamente explicado en los párrafos del comunicado oficial de ATE Río Turbio.
“Manifestamos, una vez más, nuestra voluntad no sólo de observar y hacer observar lo qué la legislación vigente exige en materia de seguridad, sino también la de acompañar el proceso de recuperación integral de nuestro yacimiento. Por lo que les informamos que a partir de las 00:00 hs. (1er Turno) del día martes 30 del corriente mes, levantamos el quite de colaboración para acompañar la regularización de las falencias observadas y poder comenzar con el proceso de producción y expansión qué nuestra empresa necesita”.
Otro párrafo coherente en el propósito pero inexplicable si lo contrastamos con la realidad. De su lectura resulta que todo es un “biri biri” (expresión homónima del zaraceo) par hablar mucho y no decir nada o lo que es peor, no explicar de forma clara y concisa, cuál es el acuerdo al que llegaron para que de un día a otro, el conflicto haya desaparecido.
Otra vez, en este párrafo, ATE a casi dos años y medio de asumir las autoridades del Frente de Todos, se da cuenta que por delante hay en marcha un proceso de producción y expansión “que la empresa necesita”, pero la frase está trunca, debería completarse con el remate “…y nosotros impedimos coronar este objetivo desde hace dos años a esta parte”.
“Somos plenamente conscientes del momento histórico qué transitamos, dónde luego de una historia repleta de luchas y resistencia, hoy tenemos la obligación de asumir la responsabilidad de ser la generación de mineros qué logren abastecer con carbón la central termoeléctrica de 240 MW, sueño de nuestros pioneros y hoy un hecho real qué merece toda nuestra capacidad para poder cumplir con lo que la historia nos demanda, dar valor agregado a la producción de carbón a través de la generación de energía, así ser proveedores para Santa Cruz y el país del recurso necesario para el desarrollo productivo de nuestra región”.
Excelente manifiesto de principios de ATE, lástima que expuesto a la realidad que vivimos suena a “zaraceo gremial”, no explica nada y aparenta una frase de oportunidad encubridora de una componenda del gremio y la empresa a espaldas de los afiliados y de la opinión pública en general, que en los últimos tiempos ha tenido que asistir a una pelea de mujeres de barrio, entre la Intervención de YCRT y ATE.
La carga de las pruebas
La impunidad en Santa Cruz y el país hace que muchos internalicen los conflictos graves como el de YCRT, sin analizar en profundidad las consecuencias, lo métodos y la forma en que se desarrolla. Nos cansamos de decir que cuando ellos (gremios e Intervención) se pelean, las verdades fluyen.
Nosotros somos el único medio provincial que analiza, denuncia y se mete en esta suerte de salsipuedes que forman los grupos políticos-sindicales, donde ambos bandos despliegan estrategias para conseguir sus propio beneficios, sin reparar que la sociedad sufre las consecuencias de sus acciones desmedidas.
En este caso, la falta de producción de YCRT desde hace dos años, impide planificar el abastecimiento de carbón a la usina de 240 (lo dijo Vilches), pero paralelamente en estos más de dos años que ATE impidió el normal desenvolvimiento del yacimiento, por distintos motivos que pueden tener un fondo de verdad, el Estado nacional (todos los argentinos) seguimos sosteniendo una estructura empresarial deficitaria, improductiva e impune, porque en ningún caso hay responsables y si hay denuncias, caen en el olvido por parte de la justicia o son anuladas por el poder político.
Hoy, en vez de ese comunicado licuado, ligth y ocultista la opinión pública debería conocer qué pasó con las denuncias de Vilches y Saravia. Se han acusado de saboteadores y corruptos, pero en menos de 24 horas de las últimas declaraciones aparece un escenario de “paz y amor”, que nadie cree.
Si la empresa cree y denuncia que personal de ATE (en este caso José Saravia) saboteó herramientas, motores etc, debe hacer una denuncia penal. No lo hizo, por lo tanto, es falso o hay complicidad del propio Coordinador con las acciones que denuncia. Esto, sin contar con las acusaciones de que por culpa de ATE hace dos años que YCRT no produce nada.
José Saravia, por su parte, Secretario Gremial de ATE, le dijo a Vilches que explique qué pasó con el martillo que licitaron; algo que dejó allí, lo cual revela que entre ellos dos hay un secreto que implica corrupción y por supuesto, en tren de hablar con tono extorsivo pero nunca realmente acusatorio y claro, el gremialista “pasó el aviso”, de que “si no hay arreglo algo vamos a decir” y como si fuera poco le tiró por la cabeza al Coordinador de YCRT, un peso mayor al poner en duda la inversión de 4 millones de dólares del “Data Center” que está virtualmente “abandonado” en un terreno frente a la empresa, donde hay un tráiler (tal como muestras las fotos) del equipo de almacenamiento y ordenamiento de datos digitales, que no se ha usado y tampoco (en este caso) Vilches se dignó a explicaar por qué.
Conclusión
Claramente la pelea de ATE y la Intervención de YCRT, esconde intereses superiores a los escarceos superficiales que afloran cuando adentro hay intereses “pisados”, acuerdos que no pudieron ser cerrados o promesas incumplidas. Pero de eso poco o nada se sabe. Solo afloró el tema “inseguridad” por ser la excusa más potable para plantar un conflicto, aún cuando las razones sean otras.
Hoy la Intervención no explica el por qué del conflicto tan largo que mantuvo con el sindicato y mucho menos cómo se solucionó. ATE, por su parte hace ver que mágicamente, el conflicto terminó.
Nada de esto tiene que ver con la realidad. Ambos son cómplices de negociaciones incompatibles con la moral sindical y empresarial. Detrás de todo esto y de todos ellos, se cuecen intereses de orden político e individuales que superan los objetivos nobles que debieran tener ambos: uno por ser responsable del patrimonio del Estado y los otros por ser responsables de la seguridad de sus afiliados.