Sólo el año pasado 3.160 kilos de placas de cobre fueron sustraídas desde ferrocarriles en movimiento en Antofagasta
El 22 de diciembre, un video se volvía viral no solo por la arriesgada hazaña de los delincuentes sino también por ser uno de los pocos materiales gráficos que permite evidenciar la forma en la cual se producen los robos de cátodos de cobre al ferrocarril de FCAB.
Los mismos que a esa fecha sumaban un total de 3.160 kilos de placas de este material sustraídas con dicha técnica delictiva.
Lo breve del video oculta lo complejo de la operación. De ahí que la Policía de Investigaciones (PDI) habla de bandas especializadas. Las mismas que sufrieron un golpe tras la recuperación de más de 26 toneladas de cobre robado a trenes en movimiento.
En este último operativo, la PDI logró dar con lo robado, avaluado en 200 millones de pesos, en un sitio del sector La Negra, donde estaba el materia acopiado y sin justificación respecto a su origen.
EL "VIEJO OESTE" DEL DESIERTO
El jefe regional de la PDI Antofagasta, Prefecto Inspector Hernán Solís Catalán, conversó en extenso con Timeline.cl sobre este modus operandi, partiendo de la base que quienes lo perpetran tienen un basto conocimiento de las rutas en pleno desierto.
“Cortan las huinchas de los paquetes, sacan las planchas y las van tirando en el camino”, comenta el Prefecto, a lo que agrega que “son bandas especializadas pues constituye un alto riesgo operar de esa forma (…) Tenemos investigaciones en curso donde hemos detectado la participación de una, dos o hasta tres camionetas en conjunto (que acompañan a los ladrones mientras roban los cátodos), por lo tanto, en cada uno de esos vehículos andan cuatro personas”.
LA LARGA RUTA TRAS EL ROBO
El robo de los cátodos desde los ferrocarriles en movimiento es solo el primer paso de un largo camino que involucra cada vez más actores para poder, posteriormente, comercializar lo sustraído. Negocio lucrativo teniendo en cuenta que cada paquete de cátodos tiene un valor aproximado de 18 millones de pesos.
Para entender la dinámica de estos robos, se debe tener presente que por lo general no existe un contacto directo entre los delincuentes y los maquinistas, pues estos últimos -por su propia seguridad- no pueden hacer frente a una banda delictiva ni tampoco dejar el tren sin conductor. De ahí, que este sigue su rumbo sin detenerse hasta su destino final. Pero ¿qué pasa luego con los cátodos robados?.
EL "LAVADO" DEL COBRE
Solís explica que lo primero que hacen los delincuentes tras la sustracción de los cátodos en movimiento es almacenarlos en algún domicilio particular de alguien de la banda para comenzar a disminuir su tamaño cortándolo en pequeños cuadrados de 30 x 30 centímetros que permitan movilizar lo robado dentro de la ciudad de Antofagasta sin generar mayores sospechas, de ahí que se utilizan maxi sacos. Incluso, se ha detectado el uso de máquinas chipeadoras que dejan el cátodo convertido en verdaderas virutas de cobre.
“Posteriormente igual tienen que comercializarlo, y llegan a locales establecidos donde están las compra y venta de metales (chatarrerías), que tienen una fachada entre comillas legal, y se produce la venta del material, el cual lo mezclan con los otros metales que puedan tener”, plantea el Prefecto de la PDI. Es decir, se produce un tipo de “lavado” del cobre. Pero eso es solo parte del camino del cátodo robado.
Las investigaciones han determinado que quien participa en esta fase de la ruta del cobre, sabe que está adquiriendo algo ilícito. “Aquí viene lo relevante, pues nosotros como unidad especializada, en este caso la Brigada de Robos, que tiene una unidad que se dedica a hacer las fiscalizaciones a los lugares de compra y venta, empieza a revisar los materiales que tienen (las charraterías) en base a las actas de procedencia”, explica Solís.
Este chequeo es clave, pues todo negocio establecido de estas características debe tener un documento donde debe estar estipulado qué es lo que se compró, y generalmente eso no existe, o bien, se intentan presentar facturas que no corresponden a lo encontrado, como fue el caso del único detenido tras el decomiso de las 26 toneladas ocurrido este miércoles en La Negra.
EL DESTINO FINAL
En esta última etapa viene el traslado de los cátodos ya reducidos en tamaño hacia su destino final: el extranjero. “Por lo general, la gente que se decida a la compra y venta de metal, se va a la zona central donde nuevamente vende el producto y es ahí que -de acuerdo a la línea investigativa- se produce una nueva reducción del material y una nueva venta”, comenta el Prefecto.
Además, agrega que el usuario final serían plantas que están instaladas en Santiago que compran el cobre a estas charraterías para posteriormente mandarlo fuera del país.
Respecto al operativo del decomiso de las 26 toneladas, el detenido fue el propietario de la charratería donde se encontraban los cátodos sustraídos, reconociendo posteriormente a la policía que lo había adquirido de manera informal.
Por lo anterior, se procedió a la detención de esta persona, en situación de flagrancia por el delito de receptación y se dio cuenta al Fiscal de Turno, quien dispuso que personal de la empresa FCAB, realizara en el sitio del suceso el reconocimiento del cobre descrito, para su posterior entrega.