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ENERGÍA
BM: Duro informe de la electricidad global. Más desigualdad
ENERNEWS/ MININGPRESS

Muchos países quedan fuera de las renovables por sus altos costos y todavía necesitan electricidad y energía limpia para cocinar

06/06/2022
Documentos especiales Mining Press y Enernews
THE ENERGY PROGRESS REPORT 2022

ANAHÍ ABELEDO

La pandemia de COVID-19 demoró el avance hacia al acceso universal a la energía. En todo el mundo, 733 millones de personas aún no acceden a la electricidad, y 2400 millones de personas siguen cocinando con combustibles perjudiciales para su salud y el medio ambiente. A este ritmo, 670 millones de personas seguirán en esas condiciones para 2030, unos 10 millones más que lo proyectado el año pasado.

Este impacto se intensificó en los últimos meses por la invasión rusa a Ucrania y la incertidumbre generada en los mercados mundiales de petróleo y gas así como su encarecimiento. Las renovables fueron las únicas fuentes de energía que crecieron durante la pandemia, pero excluyen a los países más necesitados por sus altos costos. 

Según la edición de 2022 de Tracking SDG 7:The Energy Progress Report (Seguimiento del ODS 7: El informe de progreso en materia de energía) -ver documento anexo-, los efectos de la pandemia, como los confinamientos, las interrupciones en las cadenas de suministro internacionales y la desviación de recursos fiscales para lograr que los precios de los alimentos y el combustible se mantuvieran asequibles, han afectado la velocidad a la que se ha avanzado hacia el Objetivo de Desarrollo Sostenible 7 (ODS 7) de garantizar el acceso a energía asequible, confiable, sostenible y moderna para 2030. 

El informe fue publicado en junio por The World Bank, pero el relevamiento y análisis se realizó conjuntamente con la AIE; la División Estadísticas de la ONU; IRENA y World Health Organization.

Los avances se han visto obstaculizados especialmente en los países más vulnerables y en aquellos que ya estaban rezagados en cuanto al acceso a la energía. Casi 90 millones de personas en Asia y África que habían conseguido acceder a electricidad ya no pueden pagar sus necesidades energéticas básicas.

África sigue siendo el país menos electrificado del mundo, con 568 millones de personas sin acceso a la electricidad. El porcentaje de la población global de África subsahariana que no tiene electricidad pasó del 71 % en 2018 al 77 % en 2020, mientras que en muchas otras regiones el déficit de acceso a ese servicio se redujo. Si bien 70 millones de personas de todo el mundo han conseguido acceder a combustibles y tecnologías no contaminantes para cocinar, estos avances no son suficientes en relación con el crecimiento demográfico, en especial, en África subsahariana.

La tendencia mundial positiva en materia de renovables dejó afuera a muchos países que necesitan electricidad. Esta situación se agravó debido a que los flujos financieros internacionales se redujeron por segundo año consecutivo y cayeron a USD 10900 millones en 2019.

Las metas del ODS 7 también incluyen la eficiencia energética. De 2010 a 2019, el promedio de mejora mundial anual en materia de intensidad energética fue del 1,9 %. Este porcentaje se encuentra muy por debajo de los niveles necesarios para alcanzar las metas del ODS 7, y, para recuperar el terreno perdido, la tasa de mejora promedio tendría que saltar al 3,2 %.

América Latina con potencial para generar energía verde

ACCESO A LA ELECTRICIDAD, SE PRECISAN 100 MILLONES DE CONEXIONES POR AÑO
El porcentaje de la población mundial que tiene acceso a la electricidad creció del 83 % en 2010 al 91 % en 2020, con lo que la cantidad de personas con acceso aumentó a 1300 millones en todo el mundo. La cantidad de personas sin acceso a la electricidad disminuyó de 1200 millones en 2010 a 733 millones en 2020. 

En los últimos años, la electrificación ha avanzado más lentamente, lo que podría explicarse por la dificultad cada vez mayor de llegar a las poblaciones más remotas y pobres que carecen del servicio de electricidad y por el impacto sin precedentes que ha tenido la pandemia de COVID-19. 

Para cumplir con la meta de 2030 es necesario aumentar la cantidad de nuevas conexiones a 100 millones por año. Al ritmo de avance actual, para 2030 el mundo llegará solo al 92 % de electrificación.

Entre 2010 y 2020, el acceso a la electricidad en África subsahariana aumentó del 46 % en 2018 al 48 % en 2020, pero el porcentaje de la región en el déficit de acceso global aumentó del 71 % en 2018 al 77 % en 2020, mientras que la mayoría de las demás regiones, incluidas Asia central y Asia meridional, redujeron su porcentaje en ese déficit. África subsahariana representó más del 75 % de las personas (568 millones de personas) que continuaban sin acceso a la electricidad en 2020.

Los 20 países con los mayores déficits de acceso albergaban al 76 % de toda la población mundial que vivía sin acceso a energía eléctrica en 2020.

Cerrar la brecha de acceso para 2030 depende de los esfuerzos de  electrificación en estos 20 países. La mayoría de los 20 principales estaban en el África subsahariana. Las poblaciones desatendidas más grandes se encuentran en Nigeria (92 millones de personas), la República Democrática del Congo (72 millones) y Etiopía (56 millones).

El crecimiento del acceso superó el crecimiento de la población en Etiopía entre 2010 y 2020; no lo hizo en Nigeria y la República Democrática del Congo, donde la electrificación no logró seguir el ritmo del crecimiento demográfico. 

Por el contrario, Kenia y Uganda lograron el progreso más rápido en electrificación entre los 20 primeros, con aumentos de más de 3,0 puntos porcentuales entre 2010 y 2020.

FORMAS LIMPIAS DE COCINAR, EL DÉFICIT SE DUPLICA ENTRE LOS REZAGADOS
El porcentaje de la población mundial que tiene acceso a combustibles y tecnologías no contaminantes para cocinar aumentó al 69 % en 2020, un incremento de 3 puntos porcentuales en el último año. No obstante, el ritmo del crecimiento demográfico dejó atrás gran parte de los logros que se habían conseguido en materia de acceso, en especial, en África subsahariana.

Como consecuencia, durante décadas la cantidad total de personas que carecen de acceso a formas limpias de cocinar se ha mantenido relativamente estancada. Entre 2000 y 2010, esta cantidad era de alrededor de 3000 millones de personas, o un tercio de la población mundial. 

En 2020 cayó a, aproximadamente, 2400 millones. Esta reducción se debió principalmente a que el acceso mejoró en países grandes y muy poblados de Asia. En cambio, el déficit de acceso en África subsahariana casi se ha duplicado desde 1990 y en 2020 alcanzó un total de alrededor de 923 millones de personas.

Mujer africana cocinando comida tradicional en la calle Foto Premium

Para alcanzar la meta del ODS 7 de acceso universal a formas limpias de cocinar para 2030, es necesario que se realice un esfuerzo multisectorial y coordinado para diseñar e implementar políticas de energía doméstica limpia.

India, China, Indonesia, Myanmar y Nigeria muestran avances de acceso promedio de 2% o más,  entre 2016 y 2020. 

Asia Central y el sur, junto con el este y el sudeste de Asia, representan la mayor parte de los que han gando entre 2010–20. El aumento anualizado en el acceso a la cocina limpia fue de 2,5 % (0,5–4,3) en Asia Central y Asia Meridional y 2,1 % (0,8–2,1) en Asia Oriental y Asia Sudoriental. 

El progreso en América Latina y el Caribe se mantuvo estable, en alrededor del 88 % (85–91), con un promedio anual de aumento de 0,3 % (–0,1–0,3) para el período 2010–20. 

Diecinueve de los 20 países con la proporción más baja de la población con acceso a tecnologías y combustibles limpios para cocinar eran los países menos desarrollados de África (el único país fuera de África era Haití). 

Se observaron aumentos marginales en el acceso en África subsahariana, con aumentos anualizados de 0,48 puntos porcentuales (0,2–0,5) durante el período.

ENERGÍAS RENOVABLES, MUY COSTOSA PARA LOS POBRES
Garantizar el acceso universal a energía asequible, confiable, sostenible y moderna implica recurrir con rapidez a fuentes de energía renovable para conseguir electricidad, calefacción y transporte. 

Si bien no existe un objetivo cuantitativo para el ODS 7, los organismos responsables coinciden en que es necesario aumentar significativamente el porcentaje de energía renovable en el consumo total definitivo de energía (TFEC), aunque el consumo de energía renovable sí siguió creciendo durante la pandemia y se lograron superar las interrupciones que se habían producido en la actividad económica y las cadenas de suministro. 

A pesar de que el porcentaje de ampliación de la capacidad renovable aumentó a una cifra récord en 2021, las trayectorias mundiales y regionales positivas pero los países que quedaron más rezagados eran los que más necesitaban mejorar el acceso. 

Además, el aumento en los precios de los productos básicos, de la energía y del transporte, así como la adopción de medidas comerciales restrictivas, han incrementado el costo de producción y transporte de los módulos de energía solar fotovoltaica, las turbinas de viento y los biocombustibles, lo que añade incertidumbre a los futuros proyectos relacionados con energías renovables. 

Es necesario que, para 2030, el porcentaje de energía renovable alcance con creces el 30 % del TFEC (a partir del 18 % de 2019) a fin de encaminarse hacia la meta de cero emisiones netas de energía para 2050. Para lograr este objetivo se deberá brindar un apoyo normativo más contundente a todos los sectores y poner en práctica instrumentos efectivos para movilizar más capitales privados, sobre todo en los países menos desarrollados, los países en desarrollo sin litoral y los pequeños países insulares en desarrollo.

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EFICIENCIA ENERGÉTICA, MUY POCOS PROGRESOS 
El ODS 7 tiene por objeto duplicar la tasa mundial de mejora anual en la intensidad de la energía primaria (la cantidad de energía utilizada por unidad de riqueza creada) al 2,6 % en el período 2010-30, en comparación con el período 1990-2010. 

De 2010 a 2019, el promedio de mejora mundial anual en materia de intensidad energética fue del 1,9 %, muy por debajo del objetivo, y ahora la tasa promedio anual de mejora debe alcanzar el 3,2 % para recuperar el terreno perdido. Esta tasa debería ser incluso más alta —y superar sistemáticamente el 4 % durante el resto de la década— para llegar al objetivo de cero emisiones netas para 2050.

Según los primeros cálculos para 2020, la mejora de la intensidad cayó significativamente como consecuencia de la crisis de la COVID-19, debido a que en la economía se desarrollaron más actividades con consumo intensivo de energía a precios más bajos.

La perspectiva para 2021 sugiere un retorno a la tasa de mejora del 1,9 %, la tasa promedio durante la década anterior, gracias a que se presta más atención a las políticas sobre eficiencia energética, en particular, en los paquetes de recuperación de la COVID-19. 

Aunque la intensidad energética ha mejorado, se observan marcadas diferencias entre la región de Asia Oriental y Asia Sudoriental fue la única que superó la meta del ODS 7 entre 2010 y 2019, con una mejora de la intensidad energética a una tasa promedio anual de 2.7 por ciento, impulsada por fuerte crecimiento económico. 

Tasas de mejora anuales promedio en Oceanía (2.2 %), América del Norte y Europa (2,0 por ciento) y Asia Central y Asia Meridional (2,0 por ciento) también estuvieron por encima del promedio mundial y tendencias históricas. 

Las tasas de mejora más bajas se registraron en América Latina y el Caribe (0,6 por ciento), seguido por Asia occidental y el norte de África (1,2 por ciento) y África subsahariana (1,3 por ciento). 

La intensidad en el África subsahariana es casi el doble del nivel en América Latina y el Caribe, lo que refleja diferencias en la estructura económica, el suministro de energía y el acceso en lugar de la eficiencia energética.

Entre 2000–10 y 2010–19, la intensidad aumentó en 13 de los 20 países, menos de la mitad de los principales países consumidores de energía se desempeñarán mejor que la media global. China continuó mejorando su intensidad de energía primaria a la tasa más rápida (3.8 % entre 2010 y 2019), seguido por el Reino Unido (3,7 %), Japón y Alemania.

Indonesia es la única economía emergente además de China con una tasa de intensidad energética promedio superior a la meta ODS 7.

LOS FLUJOS FINANCIEROS INTERNACIONALES DISMINUYERON 
Los flujos de financiamiento público internacionales hacia los países en desarrollo para energía limpia se redujeron por segundo año consecutivo y cayeron a USD 10 900 millones en 2019. Esa cifra disminuyó casi un 24 % con respecto al año anterior y puede empeorar. El nivel de financiamiento permanece por debajo del necesario.

Se observó una reducción en la mayoría de las regiones, salvo  en Oceanía, donde aumentaron un 72 %. La mayor parte de esas reducciones se concentraron en Asia oriental y sudoriental, donde la caída fue del 66,2 %; en América Latina y el Caribe, donde fue del 29,8 %, y en Asia central y Asia meridional, con una caída del 24,5 %.

Si bien el sector privado financia la mayoría de las inversiones en energía renovable, el financiamiento público sigue siendo fundamental para atraer capitales privados, lo que incluye crear un entorno propicio para las inversiones privadas, desarrollar la infraestructura necesaria, y abordar los riesgos y obstáculos reales y percibidos para las inversiones en la transición energética. 

Los flujos públicos internacionales para los países que carecen de recursos financieros para sus transiciones energéticas constituyen gran parte de la ayuda internacional que se necesitará para poder realizar una transición energética mundial que acerque al mundo a la posibilidad de cumplir con todos los ODS.

Geográficamente, la mayoría de las regiones vieron una disminución en los flujos públicos internacionales en 2019. Los flujos aumentaron solo en Oceanía, un 72 % (USD 55,1 millones).

Las disminuciones fueron menos significativas en África subsahariana donde cayeron un 1,7 % a USD 4 mil millones. Los flujos hacia Asia occidental y el norte de África disminuyeron en un 22 % a USD 1.8 mil millones. La mayor parte de las disminuciones se concentraron en Asia oriental y sudoriental, donde cayeron 66.2 %; América Latina y el Caribe, donde cayeron un 29,8 %; y Asia central y meridional, donde descendieron un 24,5 %.

En 2019, 24 países recibieron el 80 % de todos los compromisos. Nigeria, Guinea e India fueron los primeros destinatarios, atrayendo una cuarta parte de los compromisos. Guinea también fue uno de los principales receptores en 2018, con un compromiso de USD 1,1 mil millones para el proyecto hidroeléctrico Souapiti.

El informe del año pasado destacó la diferencia en los flujos dirigidos a los mercados emergentes en los países en desarrollo y los más rezagados, según la clasificación de las Naciones Unidas. En 2021, los mismos países pertenecían a la grupos de países menos adelantados, países en desarrollo sin litoral y pequeños estados insulares en desarrollo, pero los compromisos dirigidos a estos países variaron ampliamente por grupo.

 


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*La información y las opiniones aquí publicados no reflejan necesariamente la línea editorial de Mining Press y EnerNews

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