En el segundo trimestre, la inversión privada creció solo 1.0%, a pesar del alto precio de los metales
La inversión privada maneja hoy perspectivas negativas de crecimiento. Por el lado de la minería, el Perú se encuentra entre los países con mayor conflictividad en América Latina y entre las principales economías mineras. Dicho indicador retrata las pocas condiciones para invertir en el sector.
Por otro lado, desde el lado de infraestructura, en el 2021 solo se adjudicaron dos proyectos de inversión vía Asociación Público Privada, por US$ 29 millones.
INVERSIÓN PRIVADA CRECIÓ SOLO 1% EN EL SEGUNDO TRIMESTRE
Ante los bajos niveles de confianza empresarial y la menor ejecución de proyectos, la inversión privada en el Perú se ha desacelerado marcadamente, presentando un crecimiento más lento que el de México y Chile.
En el segundo trimestre, la inversión solo creció 1,0% debido, principalmente, a una menor importación de bienes de capital, especialmente para la industria y la agricultura. En agregado, se espera una caída de 2.2% en el 2022.
MINERÍA
En el primer semestre del 2022, la inversión minera representó el 10% de la inversión privada total en el Perú, un nivel similar al del 2016 cuando los precios del cobre eran solo la mitad de su valor actual.
La baja inversión minera estaría asociada con la sostenida pérdida de atractivo que enfrenta el país desde el 2018 y la mayor conflictividad observada en el último año.
INFRAESTRUCTURA
En tanto, la inversión privada en infraestructura de transportes viene intensificando su contracción desde finales del 2021, ante la menor inversión en los principales proyectos de carreteras y ferrocarriles.
Peor aún, la significativa caída en la adjudicación de proyectos de Asociaciones Público-Privadas (APP) generaría una inversión en infraestructura privada cada vez menor.
PERSPECTIVAS 2023
Para lo que resta del 2022 y 2023, se espera un menor dinamismo de la inversión privada, ante la reducción del precio internacional de los metales, el incremento del costo del financiamiento a nivel mundial y la incertidumbre política e institucional, que afectan la confianza empresarial.
En este escenario y sin un cambio de políticas propicio para el ambiente de negocios, resulta improbable alcanzar las proyecciones de crecimiento de la inversión privada del Ministerio de Economía de 2,5% para el 2023. El IPE estima una caída de 2,0% en el próximo año.