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ESCENARIO
Gas caro de Europa vuelve a golpear a fertilizantes
AGENCIAS/ENERNEWS
26/08/2022

Todo se resumen a la invasión de Rusia en Ucrania, a seis meses del conflicto bélico muchos sectores económicos del mundo sintieron el golpe: la energía y fertilizantes fueron los más resonantes y desde ahí todos sus satélites como los alimentos y el transporte (sin contar las vidas perdidas).

Si bien Europa va en camino a sustituir la dependencia energética de Rusia, el encaremiento del gas está pegando fuerte en los fertilizantes. Nunca los fertilizantes de síntesis llamados NPK --fabricados a partir nitrógeno, fósforo o potasa-- habían estado tan caros: el precio internacional se triplicó entre principios de 2021 y mediados de 2022.

Según estableaeció Euronews, la factura del gas en Europa no tiene freno. El miércoles 24 de agosto, los precios del gas para el futuro en el Servicio de Transferencia de Títulos (TTF, por sus siglas en inglés), el principal centro de comercialización del continente, alcanzaron los 292 euros por megavatio hora, una cifra estratosférica comparada con los 27 euros de hace un año.

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El nuevo máximo histórico se produce tras el sorprendente anuncio de Gazprom, el gigante energético ruso, controlado por el Estado, que la semana pasada señaló que pronto cerraría Nord Stream 1, para una nueva operación de mantenimiento, de tres días.

 

Gazprom argumenta que el gasoducto debe ser revisado en busca de grietas, desperfectos, fugas… y otros posibles fallos. En repetidas ocasiones, los políticos europeos han acusado a la empresa de instrumentalizar los flujos de energía y de explotar las cuestiones técnicas como excusa para presionar a los diferentes países, por voluntad de Vladímir Putin.

Para mantener su rentabilidad, numerosos fabricantes europeos de fertilizantes paralizaron su producción de amoniaco, obtenido combinando el nitrógeno del aire y el hidrógeno procedente del gas natural. Esto no había ocurrido desde la crisis financiera de 2008, informó AFP.

Con el gas a casi 300 euros (300 dólares) el megavatio-hora "contra 20 euros de media en los últimos diez años", "tenemos un gran problema: esto ya no funciona para ninguno de los fabricantes de amoniaco, porque el gas es entre 10 y 15 veces más caro que antes", explica a AFP Nicolas Broutin, responsable de la filial francesa del productor noruego Yara, número uno europeo de los fertilizantes nitrogenados.

Yara paralizó en julio por segunda vez este año su fábrica de Ferrara, en Italia. En primavera, la planta francesa en Le Havre cesó su producción durante tres semanas. Y desde enero, Yara ha producido un 15% menos de amoniaco en Europa que el año pasado, según Deutsche Bank.

Esta semana, con los precios del gas todavía al alza, el primer productor polaco Azoty anunció que suspendió un 90% de su producción de amoniaco y el primer productor lituano Achema también anunció que paralizaba su fábrica desde el 1 de septiembre.

"El riesgo de escasez si toda Europa se para es real, puede haber un problema de recurso porque fabricamos los fertilizantes en invierno en previsión de la primavera de 2023", añade Broutin.

La especulación es una parte inherente del mercado energético europeo. Hoy en día, el sistema está liberalizado y responde a la dinámica fundamental de la oferta y la demanda.

Pero, no siempre ha sido así. Antes de la década de 2000, la mayoría de los contratos de gas se basaban en una perspectiva a largo plazo, y estaban vinculados al precio de otro combustible fósil crucial: el petróleo. La indexación ofrecía seguridad y estabilidad, pero resultó demasiado rígida para afrontar los retos del nuevo milenio.

El mercado pasó gradualmente a contratos más cortos, basados en las tendencias económicas en tiempo real, lo que dio lugar a precios más bajos y competitivos, tanto para la industria como para los consumidores. Esta flexibilidad se consideró esencial para acomodar la transición ecológica.

El cambio, sin embargo, dejó a Europa más expuesta a la volatilidad de los precios: a medida que aumentaba la demanda de gas, también lo hacían las facturas.

Hasta 2022, los altibajos eran manejables. Pero la decisión de Rusia, principal proveedor de energía de la Unión Europea, de invadir Ucrania, ha llevado el sistema liberalizado a sus límites más extremos.

Los hogares se enfrentan ahora a facturas de electricidad extremadamente caras. Las fábricas recortan sus horas de producción en un intento de ahorrar energía, y los Gobiernos elaboran planes de racionamiento de gas.

Mientras tanto, la energía lleva la inflación a máximos históricos, los bancos centrales se apresuran a subir los tipos de interés, el euro pierde valor hasta quedar parejo con el dólar estadounidense, y una profunda recesión se cierne sobre todo el Viejo Continente.

"En caso de recesión, nuestras vidas serán más duras en muchos aspectos, pero más fáciles en términos energéticos. La demanda de gas caerá y hará que los precios se alejen de donde están ahora", indica Jonathan Stern.

"Sin embargo, no veremos precios 'normales' en breve, al menos hasta dentro de tres o cuatro años", concluye.

QUÉ PASARÁ EN 2023

Los agricultores, además, pueden verse faltos de potasa debido a las sanciones contra Rusia, uno de los principales productores, y también contra Bielorrusia, aliada de Moscú y "responsable de una sexta parte de la producción de potasa mundial", indica Joël Jackson.

Antes de la guerra, Rusia era el mayor exportador mundial de fertilizantes NPK.

El responsable de la ONU, Antonio Guterres, defendió que los fertilizantes y los productos agrícolas rusos deberían quedar exentos de las sanciones y deberían acceder al mercado mundial "sin trabas" para evitar una crisis alimentaria global en 2023.

Brasil, potencia agrícola cuyo principal proveedor de fertilizantes es Rusia, "ya ha tomado conciencia de esta dependencia que va a pesar sobre la campaña agrícola de 2023", señalan los expertos de la guía mundial de materias primas CyclOpe.

Los fabricantes temen una "destrucción artificial de la demanda" si los agricultores racionan o prescinden de algunos fertilizantes que se han vuelto inasequibles, dice Jackson. "Esto ya se ve por toda Europa", abunda Broutin.

"Es en 2023-2024 que se notará el aumento de los precios de los fertilizantes y, eventualmente, su menor uso", añade CyclOpe, que espera una producción agrícola "sensiblemente reducida" en África.

En el mercado globalizado de los fertilizantes, estas perturbaciones que por ahora se sienten especialmente en Europa suponen un negocio para otros actores.

Para prescindir de los productos rusos, los fabricantes importan desde finales de 2021 amoniaco de Norteamérica o Australia, indica Bourtin.

Otros ven una oportunidad para los fertilizantes orgánicos como el estiércol o aquellos producidos a partir del hidrógeno verde.

Pero mientras, el número uno mundial de los fertilizantes, el canadiense Nutrien, va a aumentar su producción de potasa para compensar el déficit de Rusia o Bielorrusia. Joël Jackson prevé que la empresa al menos doble sus beneficios este año.


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*La información y las opiniones aquí publicados no reflejan necesariamente la línea editorial de Mining Press y EnerNews

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