El principal asesor de energía de la Casa Blanca describió como "antiestadounidense" la negativa de los inversores de esquisto de EE.UU. a aumentar la perforación, incluso cuando la invasión de Ucrania por parte de Moscú causa estragos en los mercados mundiales de petróleo y gas, informó Financial Times.
Los grupos petroleros de EE.UU. han estado bajo la presión de Wall Street para canalizar ganancias récord a los inversores este año, a pesar de los repetidos llamados del presidente Joe Biden para bombear más petróleo para ayudar a controlar la inflación.
El número de plataformas de perforación activas en Estados Unidos se situó en 780 esta semana, cuatro menos que la semana anterior y 204 más que el año pasado, según los datos semanales publicados por Baker Huges.
“Creo que la idea de que los financistas le digan a las empresas en los Estados Unidos que no aumenten la producción y recompren acciones y aumenten los dividendos cuando las ganancias están en su punto más alto es indignante”, dijo Amos Hochstein, enviado internacional de energía del presidente Biden.
“No solo es antiestadounidense, es muy injusto para el público estadounidense. Si quieres pagar dividendos, paga dividendos. Si quiere pagar a los accionistas, pague a los accionistas. Si quieres obtener bonificaciones, hazlo también. Podrías hacer todo eso y aún invertir más. Les pedimos que aumenten la producción y aprovechen el momento”.
Estas plataformas de perforación activas incluyeron 625 plataformas petroleras que operan en los campos petroleros de EE.UU., dos menos que la semana anterior, 153 plataformas de perforación de gas, también dos menos que la semana pasada, y dos plataformas misceláneas, lo mismo que la semana pasada.
Las plataformas incluyeron 760 plataformas de perforación terrestres, dos plataformas de aguas interiores y 18 plataformas de perforación en alta mar.
De ellos, 46 son equipos de perforación direccional, 708 son equipos de perforación horizontal y 26 son equipos de perforación vertical.
La cuenca del Pérmico en el oeste de Texas y el este de Nuevo México ha sido la mayor fuente de crecimiento de la producción de petróleo de esquisto en los Estados Unidos y un motor del crecimiento de la oferta fuera de la Organización de Países Exportadores de Petróleo en los últimos años.