LUCIANA PAZ*
No sólo se conmemora, se exige justicia y libertad. El 8M nos llega como un recordatorio de que aún en 2023 para nosotras, las mujeres, los derechos y la justicia caminan lentísimo.
La constante del 8M es la lucha y lo particular muta según la coyuntura. De fondo siempre está la reivindicación de derechos para la mujer pero en Argentina, en los últimos años, resuenan los pedidos de justicia por aquellas mujeres que murieron como consecuencia de la violencia machista.
Hay cifras por todos lados. Mientras suben los números del empleo femenino también lo hacen los de la desigualdad salarial, sí hablamos de vidas y justicia sería otro cantar.
No queremos oportunidades sólo por el hecho de ser mujeres, no pedimos beneficios extraordinarios, necesitamos igualdad de criterios, exigencias y remuneración para las mismas tareas. Que el género no sea un limitante.
Hablar del 8M es repensar nuestro lugar como mujeres y cuestionar si lo que creemos como libertad de elegir también es una trampa del patriarcado. Revisar sí todo aquello que busca destrabar los obstáculos realmente lo están haciendo.
Nunca un varón se encontró con tantas formas diversas de mencionar las trabas financieras, económicas y laborales: "muros de cristal", "pisos pegajosos" y "techos de cristal". Las empresas y el Estado trabajan cada vez más para revertir esta situación pero aún falta mucho camino por recorrer.
Queremos igualdad de oportunidades genuinas, queremos justicia efectiva, queremos derechos pero sobre todo "vivas nos queremos".
*Editora de Mining Press y EnerNews