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ENTREVISTA
Rebolledo (OLADE): Los ritmos de la transición
PAÍS CIRCULAR/ENERNEWS

Andrés Rebolledo, ex ministro de Energía en el segundo gobierno de Michelle Bachelet, es el recién asumido presidente de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE)

24/04/2023

CRISTIAN GONZÁLEZ FARFÁN 

Un mes y 20 días suma en su nuevo cargo el economista y ex ministro de Energía durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet, Andrés Rebolledo Smitmans. El 1 de marzo pasado, Rebolledo asumió oficialmente como nuevo secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), tras ser electo el 15 de diciembre de 2022 durante la 52° Reunión Ordinaria de Ministros de Energía, celebrada en Panamá.

Rebolledo, quien estará al frente del organismo durante el período 2023-2025, es uno de los flamantes invitados a la sexta versión de la Semana del Clima, un evento anual organizado por la Fundación Konrad Adenauer en conjunto con el Programa EKLA, y que busca ser un espacio de reflexión y divulgación sobre la crisis climática y las alternativas para contrarrestarla.

Este año el encuentro se realizará (en formato híbrido) entre el 26 y el 28 de abril, y Rebolledo dictará el primer día, a las 19.20 horas, la conferencia inaugural “El sector energético en Latinoamérica y su aporte al desarrollo sostenible de la región”.

“La OLADE es un organismo intergubernamental cuyos miembros son países de Latinoamérica y el Caribe cuya misión es acompañarlos en el ámbito de sus políticas públicas a implementar instrumentos a favor de la transición energética”, explica Rebolledo, quien está viviendo en Quito, donde funciona la sede de OLADE, y que cuenta además con un pasado como presidente de la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP), director general de Relaciones Económicas Internacionales del Ministerio de Relaciones Exteriores (2014-2015), embajador de Chile en Uruguay y representante de Chile ante la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI).

En esta entrevista, Rebolledo realiza un adelanto a la conferencia que dictará el próximo miércoles en el marco de la Semana del Clima. Aquí habla de las grandes ventajas con que cuenta América Latina en su hoja de ruta de transición energética hacia una matriz más limpia, así como también algunas brechas que sortear y los principales desafíos. También deja un capítulo para referirse a la industria del hidrógeno verde que se perfila en Chile, aunque deja una advertencia para retener.

- ¿De qué manera acompaña OLADE a sus países miembros?

- Bueno, hablamos de un organismo de 50 años de historia, que se constituyó el 2 de noviembre de 1973, mediante la suscripción del Convenio de Lima. Actualmente tiene 27 países miembros de América Latina y el Caribe. Básicamente el apoyo es a través de la planificación por la vía de muchos instrumentos que el organismo tiene.

También apoyamos en la implementación de políticas públicas, capacitación y evaluación. Además, y esto es muy importante, actúa como un repositorio de todas las estadísticas del sector energía en América Latina y el Caribe. Es la fuente referente, en ese sentido. Los énfasis dependerán del ciclo entre los países. En los últimos años hemos hecho mucho énfasis en seguridad energética y avanzar en integración energética.

- ¿Se puede perfilar una mirada general sobre en qué pie está Latinoamérica con respecto a su transición energética? Claramente cada país avanza de acuerdo a su marco regulatorio, a sus alianzas público-privadas, a la infraestructura con la que cuenta, pero ¿en qué posición está hoy la región con respecto al resto del mundo?

- Bueno, eso es súper relevante. América Latina es una región muy rica en recursos energéticos, pero también es muy diversa. Tiene realidades distintas y dotación de recursos energéticos muy diferente entre un país y otro. Diría que hoy se encuentra en un proceso de transiciones energéticas, así en plural.

¿Por qué lo digo? Hay una visión compartida respecto de un desarrollo y una necesidad de cambio en el mediano y largo plazo hacia modelos más sustentables, asociado a cambios tecnológicos, pero con trayectorias distintas, ritmos distintos, timing distintos. En suma: hay una unidad de visión en una diversidad de realidades.

- Y dentro de ese contexto, ¿en qué posición se encuentra Chile respecto de los otros países de la región? Sabido es del avance que ha tenido nuestro país en integrar cada vez más las energías renovables en la matriz energética.

- Los avances de Chile tienen que ver, entre otras cosas, con el tema de la dotación de recursos. Al no tener hidrocarburos, recursos fósiles, hemos tenido que avanzar por otras realidades, y parte de nuestra historia en el marco de la transición energética tiene que ver con nuestro esfuerzo de incorporar energías renovables.

Ahí Chile ha jugado cierto rol de liderazgo, en lo que ha sido la penetración de las energías renovables en la matriz de la generación eléctrica. Hago ese énfasis porque no hay que olvidar que cuando hablamos de energías, también me refiero a otro sector que aún está muy carbonizado y tiene una huella muy alta, como es el transporte, que tambien contribuye altamente a los gases de efecto invernadero y a la crisis climática.

Ahí Chile ha dado algunos pasos, pero Latinoamérica requiere avanzar mucho más. Lo que es interesante a partir de estos cambios es que Chile asume nuevos desafíos, como acompañar eso con infraestructura de transmisión. A su vez, la transformación con energías más limpias permite imaginar nuevos sectores de desarrollo como el hidrógeno verde. Uno de los objetivos de OLADE es compartir las experiencias entre los paises de América Latina: hacer cooperación sur-sur, por ejemplo, y en eso Chile jugará un rol bastante activo.

- ¿Por donde situaría las barreras que le impiden a la región dar un salto cualitativo en este proceso?

- Hay varios desafíos importantes, pensando en la descarbonización de la economía en general. Lo primero es el tema del transporte. Hay situaciones que están sucediendo en el mundo muy interesantes en términos de la competencia tecnológica: las baterías, los combustibles sintéticos limpios. En OLADE estamos levantando el principio de la neutralidad tecnológica, es decir, que sean las distintas tecnologías disponibles las que podamos utilizar sin jugárnosla por una o por otra.

Por lo tanto, en términos de desafíos, el primero es descarbonizar la matriz en general, particularmente transporte; segundo, en el mercado eléctrico, si se limpia la matriz, es pertinente desarrollar la infraestructura de transmisión eléctrica, que es una variable crítica para evacuar esa nueva energía limpia; tercero, la planificación de los países, pero también la ejecución de los proyectos, por lo que significa hacer obras de esta envergadura en el mundo y en el continente; por último, el financiamiento de esta transición supone importantes recursos de inversión en algunos países con más presencia de inversión pública, o en otros con más inversión privada, en el contexto de una situación económica que aún no alcanza el vigor que tenía desde antes de la pandemia.

- En tanto ustedes viabilizan el intercambio de experiencias entre los países, ¿hay algún ejemplo en la región que podría ser extrapolable a la realidad chilena, que le pudiera significar un avance en términos de transición energética?

- Yo diría que sí. Hay países en Latinoamérica que tienen avances importantes en materia de planificación energética. Hay otros que han avanzado en movilidad eléctrica. Nunca es bueno nombrar países, pero Costa Rica y Colombia, por ejemplo, tienen adelantos importantes en distintos sectores en materia de energía. Brasil es líder en materia de biocombustibles. Hay otros países que están más avanzados en inclusión y acceso a la energía en zonas más remotas. En Latinoamérica hay una diversidad de agendas muy importante de la que Chile puede beneficiarse, claramente.

- ¿Cuál será el sello de su gestión como secretario ejecutivo de OLADE?

- Los énfasis importantes son tratar de avanzar con pragmatismo en materia de proyectos que den un salto en materia de transición energética, en el mercado eléctrico. Pero también configurar algún tipo de integración energética en el mercado del gas natural, por ejemplo, en algunas subregiones de Latinoamérica donde hay oferta y demanda muy complementaria. Hay subregiones que tienen proyectos en desarrollo.

Lo que OLADE puede hacer es dar un paso para que esas subregiones puedan tener una visión más regional. En términos de prioridades, queremos tener una conversación fluida con el sector privado. Tenemos un comité consultivo donde es importante tener ese diálogo, de manera que la política pública esté siempre en coordinación con el sector privado. Siempre hay que tomar en cuenta la inclusión y la brecha en materia energética. Hay países que están más rezagados en términos de acceso a la electricidad, en electrificación en zonas específicas o en materia de participación de las mujeres en el sector energético. Diría que en el sector minero y energía es donde hay menos participación de todo tipo. También a nivel gerencial.

- Ahora bien, ¿qué perspectivas tiene Chile de generar una gran industria del hidrógeno verde, no solo para consumo interno, sino de ser un actor central en el mercado internacional? 

- Primero, habría que decir que los países que tienen ventaja para imaginar un buen desarrollo en la industria del hidrógeno verde son los que han hecho avances relevantes en materia de incorporación de energías limpias en su sector eléctrico. Ese es el sello de Chile: tener energía limpia, barata y competitiva. Eso permite tener hidrógeno verde. Ese es el atributo fundamental en la perspectiva de competitividad, más allá de poder venderlo domésticamente, está pensado para el mercado internacional.

Chile tiene un camino avanzado, tiene una posición geográfica estratégica, en su vocación comercial con Asia y Europa, y, en general, tiene ese sello de estar conectado a los mercados internacionales. Si todas esas cosas se combinan, da para imaginar que es un sector que tiene potencial en Chile. Sin embargo, la competencia es importante: hay países que han hecho avances en energías renovables y que tienen potencial en materia de hidrógeno verde. Hay que estar atentos: la competencia existe y hay que tenerla en cuenta.

- ¿Es para poner una voz de alerta?

- Sí. Hay que estar atento al desarrollo tecnológico y al desarrollo comercial de ese mercado. Uno de los principales habilitadores de esa industria será la demanda. ¿Dónde estarán las demandas? ¿En la movilidad, en la industria de electromovilidad de alta gama? ¿Cuándo vamos a llegar al punto de costo-eficiencia al punto que la industria sea realmente competitiva?

Esos son datos exógenos, más allá de lo que sucede en nuestros países. Es importante poner atención sobre estos, porque son cosas que están sucediendo más allá de nuestras fronteras. Hay que saber también cómo transportar ese hidrógeno verde. Hay que estar atentos para ver cómo evoluciona ese desarrollo tecnológico.


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*La información y las opiniones aquí publicados no reflejan necesariamente la línea editorial de Mining Press y EnerNews

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