MARCO AQUINO
Perú se aferra en su puesto como segundo productor y exportador mundial de cobre tras una recuperación de la actividad minera en la primera mitad del año, mientras que la República Democrática del Congo en auge parece firme pisándole los talones.
La producción del metal rojo en Perú creció un 20% entre enero y junio frente al mismo periodo del año pasado, según muestran datos del Gobierno, pese a unas protestas que afectaron a grandes minas, una caída de la inversión en el sector y el retraso de proyectos por una pesada burocracia.
Mientras tanto, la producción de cobre en el Congo aumentó un 3% en el primer trimestre, según los últimos datos disponibles del banco central del país africano, manteniéndose en un cercano tercer lugar. Chile sigue siendo, con amplia diferencia, el principal productor y exportador mundial.
Respecto a las exportaciones, Perú se mantiene ligeramente arriba del Congo con 1,4 millones de toneladas frente a 1,3 millones en el primer semestre del año, según datos separados de sus ministerios de minería. En el primer trimestre, la producción de Perú fue de 619.000 toneladas y la de Congo 564.772 toneladas.
Los datos, sin embargo, sugieren que en esta lucha la República Democrática del Congo pronto podría superar al país andino, tomando en cuenta que según proyecciones del Gobierno la inversión minera caerá un 16% este año y un 7% el próximo.
"Estamos sufriendo la ausencia de proyectos de clase mundial", dijo Gonzalo Tamayo, socio de la consultora Macroconsult y ex ministro de Energía y Minas en el 2016 y 2017. "No hemos sido capaces de atraer nuevas inversiones grandes, solo hay inversiones de ampliaciones o medianos proyectos".
Los Andes del Perú albergan importantes empresas como Freeport-McMoRan's, MMG, BHP, Glencore, Teck Resources, Mitsubishi de Japón, y Southern Copper de Grupo México.
El mayor volumen de cobre este año en Perú se debe al aporte de la mina Quellaveco -de Anglo American -, que produce a un ritmo mensual de 30.000 toneladas, tras iniciar operaciones a fines del año pasado con una inversión de US$ 5.500 millones, el último gran proyecto ejecutado en el país andino.
En el corto plazo no se vislumbra el desarrollo de una gran mina en Perú, para destrabar su cartera de proyectos de US$ 53.000 millones; y la producción se sostendrá solo con ampliaciones o el alargue de vida de actuales depósitos.
Para Iván Merino, que fue ministro de Energía y Minas en el inicio del gobierno del destituido ex presidente Pedro Castillo, la falta de "predictibilidad" en Perú y las constantes protestas sociales están ahuyentando o postergando las inversiones.
"Si no tienes seguridad en el tema social, la viabilidad de un proyecto va ser difícil, no imposible, pero difícil, porque te puede variar el flujo de caja, la inversión", dijo a Reuters.
Newmont Mining anunció en junio que postergó hasta el 2026 su decisión de invertir 2.500 millones de dólares.
En julio, el gobierno peruano aprobó la construcción de la ampliación de la mina Toromocho, de la china Chinalco de Aluminum Corp, con una inversión de 1.300 millones de dólares. Y se espera a fines de año la aprobación de un plan de expansión de la mina Antamina de 2.000 millones de dólares.
Sin nuevos proyectos, el país podría perder la oportunidad de una prevista mayor demanda global de cobre por la transición energética, pese a su esfuerzo por reducir los conflictos sociales y los extensos trámites para aprobar los proyectos.
"Si Perú no participa, no se sube a ésta ola, alguien más lo va hacer. Considerando el potencial geológico que tenemos, nos falta claridad de que tenemos una oportunidad", completó Tamayo.