Brasil necesita gas y Argentina puede venderlo pero en el medio queda Bolivia que se niega a cobrar un peaje por el uso del gasoducto pero también comprarselo al país gobernado por Milei y revenderlo al de Lula.
"La realidad de llevar gas argentino a Brasil ya la venimos planteando hace muchos años atrás en entregas y reportajes desde 2020/2021. Bueno, ahora la realidad nos dice que esta necesidad está a la vuelta de la esquina. El debate está ya sobre la mesa. Recientemente se han manifestado en el evento de CERA Week una serie de autoridades y empresas de Argentina y Brasil porque existe demanda y existe oferta regional que es más económica, competitiva y hay infraestructura existente", explicó el experto Álvaro Ríos Roca en Energía a Debate.
El gobierno y la empresa estatal YPFB rechazaron recientemente una propuesta inicial de Argentina y Brasil de pagar un peaje por el paso del gas argentino, a través de territorio boliviano y propone importar y revender el energético, situación que también no fue aceptada por las naciones vecinas.
“La nación andina ha propuesto importar gas argentino y revenderlo a empresas de Brasil, agregaron. Este plan fue rechazado por las contrapartes porque implicaría costos de importación significativamente mayores para Brasil, de acuerdo a versión de ejecutivos de empresas involucradas”, explicaron.
Según la investigación de la Universidad de Navarra, de acuerdo con los contratos firmados con Brasil (1999) y Argentina (2005) los precios de exportación están indexados a una canasta de hidrocarburos, que en general ha garantizado a Bolivia un precio muy favorable, superior al de Henry Hub, pero que hace al país igualmente dependiente de las fluctuaciones en los precios internacionales de las materias primas.
Sin embargo, la revolución de tecnología no convencional y nuevas formas de transporte ahora más económicas como el GNL están transformando la realidad del mercado del gas natural en el Cono Sur. Esta nueva coyuntura, ligada a la finalización de los contratos con Brasil en 2019 y Argentina en 2026, pone en jaque el futuro del principal activo de la economía boliviana.
Tal y como se muestra en el gráfico, la balanza comercial boliviana y su estabilidad fiscal dependen de los volúmenes exportados de gas natural y su precio internacional. La supervivencia del modelo económico actual boliviano y la presidencia de Evo Morales dependen en gran medida de los ingresos derivados de este hidrocarburo, siendo un factor fundamental para el futuro de la República Plurinacional de Bolivia.
Las inversiones en el sector de hidrocarburos fueron mínimas en los últimos años, lo que provocó fracasos en el hallazgo de nuevos yacimientos para incrementar las reservas del energético.
El año pasado, alcanzó a 35 millones de metros cúbicos día (MMmcd) y para este 2024 se estima otra caída, a 31 MMmcd. A pesar de los anuncios de las autoridades del sector energético con su Plan de Upstream.
NEGOCIACIONES
Mientras tanto, el medio digital ámbito.com señala que una propuesta preliminar sobre el cambio del gasoducto no ha logrado ganar terreno en el gobierno de Bolivia, dejando a Brasil cada vez más expuesto a la oscilación de los precios del Gas Natural Licuado (GNL).
Recuerda que compañías de energía de Argentina y Brasil han iniciado conversaciones para revertir el flujo de gas hacia el sur de una red de ductos que conecta a los tres países desde Bolivia, mientras un déficit regional de hidrocarburo amenaza con empujar a Brasil a importaciones más costosas, según dio a conocer Reuters.
Una propuesta preliminar sobre el cambio del gasoducto no ha logrado ganar terreno en el gobierno de Bolivia, según ejecutivos y fuentes, dejando a Brasil cada vez más expuesto a la oscilación de los precios del Gas Natural Licuado.
Brasil ha dejado claro en los últimos meses que necesitará gas de Argentina, que tiene la segunda mayor reservas de gas de esquisto del mundo para equilibrar los suministros.
De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en los últimos años, bajó la exportación de gas a mercados de Brasil y Argentina, así como los ingresos por la venta del energético, que obedece en parte a la caída de la producción y a la oscilación del precio del petróleo en el mercado internacional.
Brasil ya cuenta con 3 plantas para importar GNL, lo que le permite diversificar sus importaciones, tal como hizo durante 2018 cuando Bolivia no pudo suministrar los 26 millones de metros cúbicos al día acordados en 1999. Todo esto pone en una posición privilegiada para la negociación a Petrobras y Bolsonaro, situado en las antípodas ideológicas de Morales, y que podría apostar por aumentar las importaciones del cada vez más barato GNL norteamericano y reducir el volumen de gas boliviano.
En cualquier caso, debido a ciertos incumplimientos en el suministro de gas desde Bolivia, el contrato se extenderá durante al menos dos años más hasta que se alcancen los volúmenes pendientes de entregar y que Brasil ya ha pagado.
Según las conclusiones de Parece evidente que el mercado argentino no tendrá un largo recorrido para el gas natural boliviano y que probablemente ponga fin a sus importaciones cuando termine el contrato en 2026. Otras opciones pasan por emplear la completa red de gasoductos argentinos como tránsito a otros destinos vía GNL o a vecinos como Uruguay, Paraguay o incluso Chile.
"La opción para llevar gas de Argentina a Brasil más inteligente, oportuna, más beneficiosa para todos es la de usar infraestructura existente y hacerlo por los ductos de Bolivia inicialmente. Espero que los actores involucrados en facilitar esta posible integración gasífera estén a la altura de hacerla viable. Se necesitan contratos y que el mercado funcione y para ello regulación y reglas estables, y tarifas predecibles en los tres países para lograrlo. En fin, soñar no cuesta nada y lo seguiré proponiendo y exponiendo", concluye Álvaro Ríos Roca.