En casi el 60% de los bancos de las economías de mercados emergentes y en desarrollo (EMDE), los préstamos para inversiones relacionadas con el clima representan menos del 5% de sus carteras generales, y más de una cuarta parte no ofrece ningún tipo de financiamiento climático, según un nuevo informe del Banco Mundial.  

Esto es importante porque en las economías en desarrollo, los bancos dominan el sector financiero, a diferencia de lo que ocurre en las economías avanzadas, donde el sector financiero está más diversificado.

Se prevé que el cambio climático tendrá un impacto significativo en las oportunidades económicas y los resultados de desarrollo de los países de mercados emergentes y en desarrollo, lo que exigirá inversiones mucho mayores que las que reciben actualmente.

Los bancos de los países de mercados emergentes y en desarrollo tienen el potencial de desempeñar un papel más importante en el cierre de la brecha de financiamiento para el clima.  

“Las economías de mercados emergentes y en desarrollo enfrentan déficits de financiamiento sustanciales en materia de inversiones con bajas emisiones de carbono y resilientes al clima. Necesitamos intensificar la acción climática y atraer inversiones privadas para los países más necesitados”, dijo Axel van Trotsenburg, director gerente superior de Políticas y Alianzas para el Desarrollo del Banco Mundial. 

“Esto requiere una acción colectiva, y el sector bancario es indispensable en este proceso de transición. Puede desempeñar un papel fundamental en la financiación de una vía de desarrollo verde, sostenible y con bajas emisiones de carbono”, agregó. 

A nivel mundial, las autoridades bancarias están probando nuevos enfoques para apoyar el financiamiento climático, sin comprometer los importantes objetivos de estabilidad del sector financiero e inclusión para las personas desfavorecidas.

Por ejemplo, la adopción de taxonomías verdes y sostenibles –un sistema de clasificación que identifica actividades e inversiones para que los países avancen hacia objetivos ambientales y de otro tipo específicos– es esencial para aumentar los préstamos relacionados con el clima. Hoy cubren solo el 10% de los MEED, en comparación con el 76% de las economías avanzadas. 

“La adaptación no cuenta con los fondos suficientes: solo el 16 % del financiamiento nacional e internacional para el clima en las economías de mercados emergentes y en desarrollo se destina a la adaptación. De esta pequeña proporción, el 98 % corresponde a recursos públicos o financiamiento oficial”, señaló Pablo Saavedra, vicepresidente de Prosperidad del Banco Mundial. 

“Además de un mayor financiamiento climático por parte de los bancos, para reducir esta brecha se necesitan mercados de capital y de seguros más grandes en las economías en desarrollo para proporcionar financiamiento esencial a largo plazo para infraestructura crítica resistente al clima. También es importante mejorar el acceso financiero para las personas, en particular para las que pertenecen a grupos vulnerables”, explicó Saavedra. 

El informe Finanzas y Prosperidad 2024 es la primera edición de una serie anual que examina la evolución y las vulnerabilidades del sector financiero en los países de ingresos bajos y medios. El informe incluye dos temas especiales: Nexo entre la deuda soberana y la banca y Clima y el sector bancario. 

Basado en nuevos datos, destaca una divergencia en la resiliencia y la estabilidad de los sectores financieros. Un análisis de 50 países, que representan el 93% de los activos bancarios totales en los MEED, concluyó que el 30% de estos países enfrentan altos riesgos en el sector financiero en los próximos 12 meses. La mayoría no cuenta con un marco de políticas adecuado ni con la capacidad institucional para enfrentar los desafíos a la estabilidad financiera. 

El informe también llama la atención sobre la excesiva tenencia de deuda pública por parte de los bancos nacionales, un talón de Aquiles para algunas economías, en particular aquellas con políticas macroeconómicas más débiles y que enfrentan problemas de sostenibilidad de la deuda pública. Entre 2012 y 2023, la exposición de los bancos a la deuda pública aumentó más del 35%. 

En el informe se recomienda a los países que fortalezcan los mecanismos de protección de los bancos con suficiente antelación, pongan en funcionamiento redes de seguridad financiera, realicen pruebas de tensión y pongan en marcha una variedad de herramientas esenciales, como mecanismos interinstitucionales sólidos de gestión de crisis, asistencia de liquidez de emergencia plenamente operativa, marcos sólidos de resolución bancaria y sistemas de seguro de depósitos adecuadamente financiados para reducir la probabilidad de tensiones financieras y sus efectos indirectos sobre la economía en general.

Además, las economías en desarrollo deberían considerar la introducción de requisitos de divulgación de las exposiciones de los bancos al gobierno para alentar una asunción de riesgos más prudente por parte de los bancos y fomentar la disciplina de mercado.