SILVERIO PROTA*
La minería en lo que hoy es nuestra Argentina, comenzó con los pueblos originarios, y a partir de allí tuvo varios saltos cualitativos y cuantitativos. Entre ellos podemos citar, entre otros, a las minas de los Jesuitas en Paramillos, la primera ley de fomento minero de 1.813, los emprendimientos de Julius Popper en la Patagonia, el apoyo e impulso dado por Sarmiento en Cuyo, los planes cordillera de Fabricaciones Militares y en el pasado reciente la sanción de la ley de promoción minera Nro. 24.196, junto con la reforma del código minero.
Todos estos hechos fueron hitos que sin duda alguna marcaron un antes y un después en la actividad minera argentina.
Todo indica que estamos frente a un nuevo hito con impactos positivos y significativos en nuestra actividad, al converger en el 2025 varios factores positivos simultáneamente: condiciones favorables para grandes inversiones (RIGI), estabilización de las variables macroeconómicas locales, avance irreversible hacia la transición energética a nivel global, abundante disponibilidad de recursos críticos para esta transición, en muchos casos aun sin explorar, maduración de la sociedad y de los medios masivos de comunicación en su percepción de la minería, vocación territorial para el desarrollo de la actividad (término acuñado por Guillermo Pensado) mejora de los estándares y requerimientos de sustentabilidad en general y para la minería en particular, tanto a nivel local como internacional.
En resumen, se presenta en el 2025 una oportunidad histórica para que la Argentina inicie su camino hacia convertirse en una potencia minera, lo cual sumado al crecimiento también exponencial del O&G en no convencionales, junto con el resto de los sectores tradicionales de exportación de nuestro país (agro, automotriz, siderurgia, servicios, etc.) permitirá consolidar el crecimiento de las economías provinciales y la mejora en las condiciones de vida de la población en general, a partir del efecto derrame de las actividades nombradas.
Por supuesto, esta oportunidad histórica no está exenta de desafíos de todo tipo, tales como déficit de infraestructura vial y energética, la creciente escasez de mano de obra calificada, equipamiento, insumos, materias primas, el entendimiento y respeto por las necesidades y preferencias de las personas en el área de influencia de cada uno de estos proyectos y el uso sustentable de los recursos, fundamentalmente el agua y el suelo.
Y aquí surgen conceptos que nos desafían, especialmente en los casos de proyectos que persiguen el cumplimiento de estándares internacionales, tales como el consentimiento libre, previo e informado (FPIC, por sus siglas en inglés), los impactos acumulativos (ejemplo sobre los recursos hídricos), el conocimiento y preservación de la biodiversidad (PS6), o la conveniencia de utilizar agua desalinizada para el proceso minero, preservando el recurso local.
En ERM somos los socios estratégicos para superar exitosamente estos desafíos.
Estamos presentes en Argentina desde hace 25 años, disponemos de un plantel de 8.000 profesionales a nivel mundial y casi 100 a nivel local con expertos en cada uno de estos temas; contribuimos desde la sustentabilidad con los proyectos mineros más importantes de Argentina y con el 60% de las inversiones aprobadas dentro del RIGI.
*Partner para ERM Argentina e Ingeniero industrial (ITBA) y cuenta con los posgrados de Protección Ambiental, Especialista en Diagnostico y Evaluación Ambiental (UBA) y otro en Marketing, dictado por la Escuela Superior de Estudios de Marketing de Madrid.
Organización internacional líder en provisión de servicios de consultoría ambiental, de higiene y seguridad, riesgo y estudios sociales. Brinda soluciones innovadoras a reconocidas empresas y organismos gubernamentales, para la gestión de riesgos ambientales y otros riesgos asociados.