Un nuevo informe del Foro Económico Mundial revela cómo la captura y utilización del carbono (CCU) podría permitir a las industrias transformar el CO₂ capturado en combustibles, productos químicos y materiales de construcción sostenibles, generando oportunidades económicas, empleos y la descarbonización industrial. Sin embargo, los proyectos planificados cubren solo el 6 % de lo necesario para 2040 a fin de cumplir los objetivos climáticos globales.
El informe, Defosilizando la industria: consideraciones para ampliar las vías de captura y utilización del carbono , destaca que la fijación de precios del carbono, los mandatos y los créditos fiscales son vitales para superar las barreras de costos, mientras que una evidencia más sólida de la eficacia de la CCU es esencial para generar confianza y ampliar la tecnología.
Elaborado en colaboración con Wood Mackenzie y con el aporte de más de 30 líderes de la industria, desarrolladores de proyectos de CCU, innovadores y expertos en políticas, el informe describe los pasos para que CCU pase de iniciativas piloto a estrategias prácticas y más amplias de descarbonización industrial.
“Ampliar la CCU podría representar una oportunidad económica y, al mismo tiempo, ofrecer una vía adicional para reducir las emisiones de CO2”, afirmó Fernando Gómez, Director del Futuro de los Materiales del Foro Económico Mundial. “Con señales políticas creíbles, inversión a largo plazo y colaboraciones intersectoriales, el CO₂ podría pasar de ser un pasivo a un activo, generando nuevo valor de mercado y acelerando la descarbonización industrial”.
La CCU convierte el CO₂ en productos valiosos como combustibles, productos químicos y materiales de construcción, lo que amplía el uso del carbono en la economía y reduce la dependencia de los recursos fósiles. Si bien existen usos probados, como la producción de urea para la agricultura, la mayoría de las vías emergentes aún son comercialmente inmaduras, limitadas por políticas fragmentadas, financiación obsoleta y dificultades de integración. Actualmente, la actividad se concentra en regiones con financiación o regulación favorables (Europa Occidental, los Estados del Golfo, China, Australia, EE. UU. y Canadá), donde avanzan proyectos pioneros sin urea.
El informe identifica tres áreas clave de acción:
+Incentivos tecnológicamente neutrales para recompensar soluciones climáticas tanto permanentes como de corto plazo.
+Financiación a largo plazo y combinada para cerrar brechas de financiamiento en etapas iniciales y apoyar proyectos pioneros.
+Colaboración entre industrias para acelerar la integración, agregar demanda y permitir que CCU escale.
“Nuestros datos muestran que sin un mayor apoyo político y la creación de mercados, la CCU seguirá siendo una oportunidad perdida”, afirmó Simon Flowers, presidente y analista jefe de Wood Mackenzie. “Pero con las condiciones propicias adecuadas, puede tener un impacto medible en las emisiones industriales y estimular nuevas cadenas de valor competitivas”.
El informe también destaca a innovadores, incluidos los ganadores del Desafío UpLink CCU del Foro Económico Mundial, que desarrollan avances que van desde la conversión electroquímica de CO₂ hasta la mineralización de materiales de construcción. Estas startups son clave para avanzar en la preparación tecnológica, pero necesitan el apoyo de los gobiernos y la industria para asegurar la aceptación de sus productos y abrir caminos para que las grandes empresas y el sector público adopten ampliamente las soluciones CCU.
Los hallazgos servirán de base para los debates en las Reuniones sobre el Impacto del Desarrollo Sostenible 2025 del Foro Económico Mundial, donde líderes de empresas, gobiernos y la sociedad civil explorarán estrategias para acelerar la CCU, desbloquear nuevos flujos de valor e impulsar la descarbonización industrial.