Canadá ha dado un paso decisivo para asegurar su liderazgo en la economía verde global con el lanzamiento de un Fondo Soberano de US$ 2.000 dedicado exclusivamente a los minerales críticos.
Esta inyección de capital es una medida estratégica del gobierno canadiense para garantizar un suministro estable de los materiales esenciales para la transición energética, como el litio, el cobalto, el níquel y el grafito, necesarios para la fabricación de baterías de vehículos eléctricos (VE) y otras tecnologías limpias.
El nuevo Fondo Soberano tiene dos objetivos principales:
Asegurar el Suministro Nacional: Reducir la dependencia de fuentes extranjeras (particularmente de China, que domina gran parte del procesamiento global) y fomentar una cadena de suministro robusta y resiliente dentro de Norteamérica.
Financiar la Cadena de Valor: El capital se utilizará para apoyar y acelerar el desarrollo de proyectos canadienses en todas las etapas, desde la exploración y la minería hasta el procesamiento intermedio y la fabricación de productos terminados (como componentes de baterías).
La creación del fondo subraya la visión de Canadá de convertirse en un "proveedor de preferencia" para sus aliados comerciales, como Estados Unidos y la Unión Europea, en la construcción de cadenas de valor de VE.
Impacto en el Sector Minero
La iniciativa representa un fuerte espaldarazo financiero a la industria minera canadiense, incentivando la adopción de tecnologías limpias en la extracción y el cumplimiento de altos estándares ambientales, sociales y de gobernanza (ASG).
"Esta inversión es fundamental para desbloquear nuestro potencial minero y asegurar que los minerales críticos se extraigan y procesen aquí, en Canadá, con los más altos estándares. No se trata solo de minería, sino de seguridad económica y liderazgo climático", indicaron funcionarios del gobierno.
Se espera que el fondo catalice una ola de inversiones privadas en el sector, acelerando la puesta en marcha de proyectos que, de otro modo, habrían tardado años en obtener financiación en solitario. Este movimiento consolida a Canadá como un actor primordial en la nueva economía de los recursos, esencial para la descarbonización global.