En el Forbes Energy Summit, la subsecretaria de Energía Eléctrica de la Nación, María Tettamanti, expuso una radiografía precisa del sistema eléctrico argentino y delineó los principales desafíos que enfrenta el país para garantizar un suministro confiable y sostenible en los próximos años.
En la charla moderada por Fernando Heredia, Tettamanti subrayó que la estrategia energética debe abordarse “en distintos niveles”, actuando tanto del lado de la oferta como de la demanda. “Cuando decimos que falta potencia, es cierto, pero también tenemos que mirar qué pasa con el consumo. La mayor parte del año tenemos entre 10.000 y 12.000 megavatios menos de demanda que en los días pico”, explicó.
Según detalló, en jornadas de calor extremo —cuando se concentran los mayores niveles de consumo— la demanda puede alcanzar los 30.000 o 31.000 megavatios, impulsada principalmente por el uso masivo de aires acondicionados, que representan cerca de un tercio del total. “Esos picos son muy costosos de sostener porque se dan solo unas 20 o 30 horas al año. Por eso, además de aumentar la oferta, debemos trabajar en bajar esos picos de consumo”, remarcó.
Uno de los ejes en los que puso especial énfasis fue la necesidad de avanzar en gestión de la demanda. “Estamos muy atrasados en señales de precios y en infraestructura para medir consumos horarios. Los años de congelamiento tarifario impidieron que las distribuidoras invirtieran en medidores inteligentes, algo fundamental para incentivar un uso más eficiente de la energía”, señaló.
Como parte de las medidas en marcha, Tettamanti mencionó una resolución recientemente aprobada que permitirá incentivar la autogeneración temporal en picos de consumo, por ejemplo mediante generadores de respaldo en shoppings o grandes superficies. “Si un establecimiento sabe que viene una semana muy calurosa, puede ofrecer su propia potencia al sistema. Es un primer paso dentro de las limitaciones actuales de infraestructura”, afirmó.
En cuanto a la expansión de la oferta, la funcionaria destacó la necesidad de sumar potencia térmica y sistemas de almacenamiento que complementen la generación renovable. “Tenemos que almacenar la energía generada cuando no hay picos de consumo y utilizarla cuando la demanda lo requiere. Esa complementariedad es clave para un sistema más resiliente”, sostuvo.
Otro de los cuellos de botella que enfrenta el sistema es el transporte de alta tensión. Según Tettamanti, “hoy existe una limitación para traer energía desde zonas de alta generación —como el sur y el oeste del país— hacia el Gran Buenos Aires, donde se concentra el consumo”. La demanda pico en el AMBA alcanza los 11.500 megavatios, pero la capacidad actual de importación eléctrica al área ronda los 7.000.
En ese marco, anunció que la próxima licitación prioritaria será el proyecto AMBA 1, que contempla la instalación de un quinto transformador en Plomer (entre Ezeiza y Luján), además del refuerzo de líneas de alta tensión. Otros proyectos en carpeta incluyen la línea de transporte entre Diamante (Mendoza) y el Gran Buenos Aires, y la conexión Madrin–Choele Choel–Bahía Blanca, que permitirá trasladar energía eólica y solar hacia los principales centros de consumo.
Finalmente, Tettamanti reconoció que el financiamiento es uno de los principales desafíos para avanzar con estas obras. “Las inversiones deben ser pagadas por la demanda, porque es lo más justo: que pague quien usa la energía. Pero si el cargo tarifario recién se empieza a cobrar cuando la obra termina, los costos financieros se disparan. Estamos trabajando junto al BID para definir un esquema que haga atractiva la inversión, tanto para empresas nacionales como internacionales”, concluyó.
Con una mirada técnica pero pragmática, Tettamanti dejó claro que el futuro del sistema eléctrico argentino dependerá de la capacidad de planificar con visión integral: eficientizar la demanda, diversificar la generación y modernizar la red de transporte para sostener el crecimiento del país sin comprometer su sostenibilidad.