La Agencia Internacional de Energía (AIE) presentó una actualización de su escenario de Emisiones Netas Cero (NZE, por sus siglas en inglés), que describe la hoja de ruta global para limitar el calentamiento a 1,5 °C hacia fines de siglo. El informe reconoce que, pese a los avances, el planeta superará temporalmente ese umbral crítico en torno a 2030, alcanzando un máximo de 1,65 °C hacia 2050, antes de volver a descender si se actúa con rapidez.

El Escenario CEN de la AIE, que traduce los compromisos del Acuerdo de París en un itinerario energético concreto, se apoya en cuatro pilares fundamentales: Electrificación con energías limpias; Eficiencia energética; Combustibles de bajas emisiones, y Reducción drástica del metano.

El análisis toma en cuenta los datos más recientes y proyecta una transformación profunda del sistema energético global en la próxima década.

Un salto histórico en energías limpias y eficiencia

De acuerdo con el informe, la capacidad instalada de energías renovables deberá casi cuadruplicarse para 2035, acompañada por una expansión sostenida de la energía nuclear y otras tecnologías de bajas emisiones. En conjunto, estas fuentes cubrirán un tercio del consumo energético mundial a mediados de la próxima década.

La eficiencia energética también se duplicará respecto de los niveles de 2022, con un incremento promedio del 4 % anual. En paralelo, los combustibles sostenibles —como biocombustibles, biogás, hidrógeno de bajas emisiones y combustibles sintéticos— se expandirán más de cuatro veces para 2035, mientras que las emisiones de metano caerán más del 80 %.

Emisiones a la baja, pero con un sobrecalentamiento temporal

Las emisiones globales de CO₂ relacionadas con la energía, que en 2024 alcanzaron las 38 gigatoneladas (Gt), deberán reducirse casi a la mitad —hasta 18 Gt para 2035— para mantener viva la meta climática.

Sin embargo, la AIE advierte que, incluso en este escenario de transición acelerada, el calentamiento global superará temporalmente los 1,5 °C alrededor de 2030. Ese pico, según el organismo, es consecuencia de la inercia del sistema climático y de las emisiones acumuladas en las últimas décadas.

Aun así, el escenario cumple con los compromisos asumidos en la COP28, que establecieron el triplicamiento de las energías renovables y la duplicación de la eficiencia energética para 2030, y mantiene la posibilidad de contener el aumento de la temperatura “muy por debajo de los 2 °C” durante todo el siglo XXI.

La captura de CO₂, una herramienta inevitable pero costosa

La AIE reconoce que volver a bajar de los 1,5 °C exigirá un uso masivo de tecnologías de eliminación de dióxido de carbono atmosférico, como la captura directa de aire (DAC). Sin embargo, advierte que estas soluciones son caras y aún no están demostradas a gran escala. Por ello, el organismo insiste en que la reducción inmediata de emisiones sigue siendo la vía más efectiva para limitar el calentamiento.

“Actuar ahora permite reducir la magnitud del esfuerzo de captura necesario en el futuro”, destaca el documento.

Una inversión sin precedentes para transformar la matriz energética

El escenario NZE proyecta un aumento sustancial de la inversión global en energía: de los actuales 3,3 billones de dólares anuales a unos 4,8 billones durante la próxima década. Si bien implica un esfuerzo financiero significativo, la AIE señala que estos desembolsos se compensarán con ahorros en combustibles fósiles y mejoras en eficiencia, manteniendo los costos energéticos de los hogares en niveles similares a los actuales hasta 2035 e incluso inferiores a largo plazo.

Los países importadores de energía fósil también se verán beneficiados: sus facturas de importación podrían reducirse en dos tercios.

Seguridad eléctrica y minerales críticos, los nuevos ejes estratégicos

En un mundo cada vez más electrificado, la AIE enfatiza la necesidad de fortalecer la seguridad del suministro eléctrico y de diversificar las cadenas de suministro de minerales críticos y tecnologías limpias. El informe advierte que el acceso estable a materiales como el litio, el cobre o el níquel será determinante para cumplir los objetivos climáticos.

Una advertencia y una oportunidad

En síntesis, la AIE plantea un mensaje contundente: el sobrepaso de los 1,5 °C es inevitable, pero no irreversible. Con una acción decidida en la próxima década —basada en energías limpias, eficiencia y reducción de emisiones—, el mundo aún puede encaminarse hacia una temperatura media inferior a 1,5 °C para el año 2100.

La transición, subraya el organismo, “no solo es una necesidad ambiental, sino también una oportunidad económica y de seguridad energética sin precedentes”.