La Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) publicó la actualización 2024 del informe “Consumo de Agua en la Minería del Cobre”, un documento clave para evaluar cómo evoluciona el uso del recurso hídrico en la industria.
El estudio muestra que, pese al aumento en la producción de cobre fino y en el consumo total de agua, la minería continúa avanzando hacia una matriz hídrica más sostenible, con mayor participación de agua de mar, más recuperación interna y una reducción en la intensidad del consumo.

El análisis —basado en datos de 49 operaciones que representan el 97,9% de la producción nacional— confirma un cambio estructural en la forma en que la industria gestiona el agua frente al desafío de la escasez y la creciente presión climática.
Aumenta la extracción total, pero por cambios metodológicos
En 2024, la extracción total de agua en la minería del cobre llegó a 22,74 m³/s, un alza del 20,8% respecto de 2023. Cochilco aclara que este incremento no responde a un mayor uso efectivo, sino a la adopción plena de los estándares del ICMM, que exigen reportar nuevos volúmenes como precipitaciones y escorrentías que ingresan al sistema minero, aun cuando no se consuman.
Sin este efecto metodológico, la variación real habría sido de 6,3%.
Más agua de mar y mayor seguridad hídrica
Una de las tendencias más marcadas del informe es el crecimiento sostenido del uso de agua marina. En 2024, la extracción de agua de mar aumentó 14,7%, hasta alcanzar 7,76 m³/s, lo que equivale al 34,1% del agua utilizada por el sector.

Dentro de este volumen: 5,43 m³/s corresponden a agua de mar desalada; 2,33 m³/s a agua de mar sin desalar utilizada directamente.
Con ello, la industria consolida una transición hacia fuentes no continentales que permiten “descomprimir” la presión sobre ríos, napas y acuíferos del norte grande y la zona centro.
La recirculación sigue siendo la principal fuente hídrica
El estudio destaca que el volumen de agua recuperada y recirculada alcanzó los 55,75 m³/s, un 2,9% más que en 2023, manteniendo a la recirculación como la principal fuente de abastecimiento hídrico del sector.
La tasa de recirculación, sin embargo, cayó de 74,2% a 71,0%. Según Cochilco, esto no implica una reducción real en eficiencia, sino un efecto estadístico derivado del incremento en los volúmenes reportados bajo la nueva metodología.
Consumo de agua: leve alza, pero menor intensidad hídrica
El consumo operacional de agua llegó a 18,13 m³/s, un aumento del 2,7% respecto a 2023. Al mismo tiempo, la producción de cobre fino se incrementó 4,8%, lo que permitió una reducción de 2% en la intensidad hídrica: se usó proporcionalmente menos agua para producir más metal.
El consumo se reparte así: 49% por pérdidas por arrastre; 36% por evaporación; 15% por pérdidas operativas.
La mayor parte del consumo se concentra en la concentración y manejo de relaves, que explican más del 80% del total.
Las descargas operacionales alcanzaron 3,45 m³/s, más del doble que en 2023. Este aumento, aclara Cochilco, se explica principalmente por la inclusión de nuevos volúmenes en el cálculo de extracciones continentales, lo que incrementa la cantidad de flujos que deben registrarse como salidas hacia sistemas superficiales, subterráneos o terceros.
Del total de agua usada por la minería del cobre en 2024, un 47% corresponde a la Región de Antofagasta, principal polo minero del país.
También se observa: Reducción sostenida de agua continental en Atacama, el nivel más bajo en una década. Aumento del uso de agua de mar en Tarapacá y Coquimbo, donde esta fuente comenzó a incorporarse recién en 2023.
Tendencias estructurales y desafíos
El informe confirma que la minería chilena está avanzando hacia una matriz hídrica más resiliente, con tres pilares fundamentales:
+ Expansión sostenida de la desalación, que creció de 0,9 m³/s en 2014 a 5,4 m³/s en 2024.
+ Fortalecimiento de la recirculación, que sigue aportando más del 70% del agua utilizada.
+ Disminución del uso de agua continental, que cayó desde 27,9% del total en 2014 a solo 19,1% en 2024.
No obstante, Cochilco advierte desafíos relevantes como la alta demanda energética de las plantas desaladoras. La reducción de evaporación y pérdidas en relaves; la gobernanza del agua por cuencas en zonas de alta sequía y la necesidad de innovaciones que mantengan eficiencia con leyes de mineral cada vez más bajas.
Para Cochilco, los resultados muestran que la industria ha logrado sostener la producción incrementando el uso de fuentes no convencionales y mejorando la eficiencia relativa. Sin embargo, la sostenibilidad futura dependerá de reforzar la trazabilidad hídrica, fortalecer la planificación de cuencas y acelerar tecnologías de eficiencia, especialmente en relaves y concentración de sulfuros.