En su exposición en el Seminario ProPymes, Oscar Scarpari, CEO de Techint Engineering & Construction (Techint E&C), pintó un panorama ambicioso y exigente para la Argentina: la convergencia de dos grandes motores, Vaca Muerta y la potencial expansión de la minería metálica (especialmente el cobre), puede transformar la magnitud de la demanda industrial del país, pero sólo si la cadena local de ingeniería, construcción y proveedores se prepara para una escala que hoy aún no está acostumbrada a manejar.
El diagnóstico: tres motores y una logística que cambiará todo
Scarpari ordenó el mapa productivo en tres grupos: sectores que “ya funcionan muy bien” (el agro), los que empujan con fuerza y seguirán haciéndolo (Vaca Muerta) y los que “estamos esperando” (minería metálica). Su foco estuvo puesto en qué necesitarán Vaca Muerta y la minería no metálica —y, en consecuencia, qué deberá proveer la industria de ingeniería y la cadena de valor local.
Para ilustrar el reto de escala, relató un caso concreto: Techint solicitó cotizaciones por 30.000 toneladas de estructuras metálicas para un estudio de costo de un “ecosistema de cobre” y un proveedor respondió alarmado: pensaron que el pedido venía con un cero de más (3.000 t), porque no están habituados a pedidos de esa magnitud. El ejemplo sirvió para subrayar la diferencia entre proyectos de hidrocarburos previos y lo que demandarán las grandes minas de cobre.
Qué demandarán la minería y Vaca Muerta a la cadena productiva
Scarpari desglosó necesidades concretas que representan oportunidades y retos para proveedores locales:
Estructuras metálicas: proyectos tipo “toldos” o plantas de tratamiento pueden requerir miles de toneladas cada uno. Ejemplo: un proyecto de tratamiento de gas para exportación podría demandar 35.000 t de estructura; una planta de fertilizantes, 30.000 t; diez proyectos “toldo” sumarían 20.000 t. El contraste con proyectos de shale gas (Fortín de Piedra) ayuda a dimensionar la magnitud.
Campamentos y logística humana: minas de gran escala pueden necesitar campamentos para decenas de miles de personas; Scarpari mencionó referencias nordales como Campamentos de 25.000 plazas (ej.: Quebrada Blanca), una escala que la cuenca neuquina aún no experimentó.
Mantenimiento y track shops: las grandes flotas de camiones mineros funcionan 24/7 y requieren mantenimiento de alta complejidad —“como mantenimiento aeronáutico” en su intensidad—, un servicio en el que Chile y Perú tienen experiencia que Argentina debe adquirir.
Movimiento de materiales y transporte: la magnitud del movimiento de roca y arena exige redes viales, ferroviarias y energéticas —Scarpari puso énfasis en la necesidad de ferrocarriles para mover insumos y producción y en la mayor demanda de energía y subestaciones.
Comparación con Fortín de Piedra: la “prueba de estrés” que se repite a mayor escala
Scarpari contrastó cifras de Fortín de Piedra (y proyectos de oil & gas) con las de una mina de cobre típica para mostrar el salto de escala: donde Fortín demandó miles de m³ de hormigón y cientos de toneladas de estructura, una mina de cobre puede requerir 10 veces más hormigón, cientos de veces más movimiento de suelo y orders de magnitud superiores en estructuras, cables y superficies construidas. La operación minera, además, implica mayor opex por mantenimiento continuo.
El desafío de la “capacidad de delivery” local
El núcleo del mensaje fue un llamado a la integración industrial: Argentina no fabricará turbinas o chancadores de alto valor agregado en volumen suficiente, por lo que parte del equipamiento crítico deberá venir del exterior; sin embargo, hay muchos ítems (estructuras, tanques, campamentos, provisión de servicios, subestaciones, montaje, logística, catering) donde la cadena local puede competir si escala y se organiza. Scarpari insistió en convencer a los inversores de que Argentina puede “hacer el delivery”: la combinación de preparación técnica, plazos, financiamiento y escala será determinante para que las compras y contratación se queden en el país.
Recomendaciones prácticas
+ Preparar la escala productiva: capacitación técnica, inversiones en plantas de estructuras, talleres, y track shops para mantenimiento pesado.
+Planificación logística: ferrocarriles, rutas pesadas y redes eléctricas como infraestructura esencial para que el sistema funcione sin cuellos de botella.
+Coordinación público-privada: que la macroeconomía y la política acompañen las inversiones para que los proyectos sean factibles en plazos y costos. Scarpari aludió a que, si la macro y las inversiones llegan, la Argentina debe estar lista.
+Integración de pymes locales: fortalecer proveedores para que puedan atender demandas masivas sin perder calidad ni plazos, y así retener mayor valor agregado en el país.
Repercusiones y contexto
La intervención de Scarpari se encuadra en un debate más amplio sobre la posibilidad de que la minería metálica sea “una nueva Vaca Muerta” para la Argentina —una noción que Techint y otros actores del sector vienen planteando y que despierta expectativas sobre empleo, exportaciones y desarrollo regional, pero también cuestionamientos sobre capacidad productiva, impacto ambiental y necesidad de reglas claras para atraer inversión.
Cierre: un llamado urgente a “actuar en escala”
El mensaje final de Scarpari fue enfático y operativo: si Argentina logra sostener condiciones macroeconómicas y atraer las inversiones prometidas en hidrocarburos y minería, el país podría enfrentar un salto cualitativo en demanda industrial. Pero para que ese salto no derive en compras masivas al exterior —y en la pérdida de oportunidad para las pymes locales— es imprescindible que la industria argentina escale, industrialice procesos y articule con el sector público para construir la infraestructura y la capacidad de entrega que exigirá la minería del cobre y la expansión de Vaca Muerta. “Trabajemos juntos”, cerró, “para maximizar la captura de trabajo para todos nosotros”.