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Opinión
SARLO VS. 6-7-8: ¿QUIÉN GANÓ LA POLÉMICA?
26/05/2011

La bajada de línea de Sarlo

Clarín

Por Ricardo Roa. Editor Adjunto de Clarín

La vida te da sorpresas: la escritora Beatriz Sarlo nunca imaginó que sería el personaje del día en Twitter y en las webs de los diarios. Todo por su intervención en 6, 7, 8, el principal programa de propaganda K en la TV oficial. Y no precisamente por haber hablado bien del Gobierno (ver: Sarlo le ganó la pulseada a 6,7,8 y La Cámpora se enojó con los panelistas)
Otro que saltó con ella a la fama fue el periodista Orlando Barone , aunque de la peor manera: en la red se ganó la etiqueta “conmigonobarone” . Con esa frase, Sarlo le recordó el incómodo pasado que, como tantos otros kirchneristas, Barone pretende ocultar . Fue como decirle: no te hagas el progresista, te conozco bien . Hay actitudes que deberían despertar vergüenza.

La primer sorpresa había sido que 6, 7, 8 invitase a alguien que piensa distinto.

Por las dudas, fueron siete contra uno : los cinco panelistas habituales y dos refuerzos. Uno, Mariotto, el funcionario que regula la actividad de los medios. Y otro, el filósofo Forster, vocero de Carta Abierta, el grupo de intelectuales que acompaña al Gobierno. Siete contra Sarlo: pluralismo al estilo K.

Forster le criticó a Sarlo que en sus análisis pierda de vista “la relación de los medios con el poder real y con la construcción del sentido común”. Como si 6, 7, 8 no tuviera ninguna relación con el poder y el único sentido común posible fuese el de ellos. Y Mariotto dijo que habría que discutir “si Clarín le baja la línea a Sarlo o Sarlo a Clarín”. Sólo a Mariotto se le puede ocurrir semejante disparate .

Basta con ver el contrato que la productora de 6, 7, 8 firmó con el Gobierno en 2010 para que ambos discursos se caigan a pedazos . La obliga a informar anticipadamente al servicio de medios públicos cuál será el invitado y su evental reemplazante. Si ninguno de los dos pasa el filtro, no hay programa .

Sólo ellos saben por qué la invitaron a Sarlo para debatir el papel de los medios en un club donde hacen cacheo ideológico. Pero ella pudo con todos . Por su valor y sus ideas. Y porque siempre es frágil cualquier tinglado sostenido en la obsecuencia .

Exclusivo: Beatriz Sarlo habla de su paso por 678

El Argentino

Era una visita muy esperada: desde que se anunció que Beatriz Sarlo iba a participar como invitada en 678, el tema se volvió dominante en las conversaciones dentro de las redacciones periodísticas y en las redes sociales.

Ensayista y crítica cultural, escribió en “La astucia y el cálculo” sobre el programa y la política comunicacional del kirchnerismo, dentro de la que ella le asigna un lugar central por la movilización que logró generar en algunos sectores de la sociedad.

En la emisión de anoche, Sarlo participó de un debate junto a Ricardo Forster y Gabriel Mariotto que tuvo gran repercusión y generó todo tipo de comentarios en Twitter, donde se creó el hashtag (categoría) #sarloen678. Abrumada por una enorme cantidad de mails y llamados que la sorprendieron esta tarde, Sarlo aceptó responder algunas preguntas para ElArgentino.com.

ElArgentino.com: Habías hablado de 678 como un espacio que resultó importante para la política comunicacional del kirchnerismo. Después de tu paso como invitada, ¿qué permanece y qué cambió de tu visión sobre el programa?

Beatriz Sarlo: Después de haber estado en el programa, mi descripción parece bastante próxima a lo que es 678. Finalmente, un programa de televisión se hace para ser visto en pantalla. En consecuencia, el juicio sobre sus efectos y sus procedimientos no puede variar mucho si uno está en el piso. Lo que sucede en el piso sucede para ser visto por las audiencias, por lo tanto el lugar de audiencia es el punto de vista adecuado. Distinto sería si, en hipótesis, a alguien se le ocurriera analizar el proceso de producción o las relaciones internas del grupo fuera de cámara. Se necesitaría, en ese caso una perspectiva más etnográfica. También sería distinto investigar las fuentes de financiación.

EA: ¿Cómo evaluás el impacto de tu visita? ¿Qué es lo que subrayás de lo que viste ahí, tanto dentro como fuera de cámara?

BS: En los días anteriores se discutió si era correcto o no ir al programa. Mi posición fue siempre la misma: yo escribí decenas de páginas sobre 678, por lo tanto tengo el deber intelectual y moral de debatir con ellos. Estaba obligada a ir por lo que había escrito y mi costumbre es atenerme a esas obligaciones. Nada más. No pensé otra cosa. No me importó si ellos eran siete, ocho o diez. En el caso de un debate hay que atenerse no sólo a las reglas impuestas por otros (sobre las que no tengo ninguna decisión ni control) sino a las reglas democráticas según las cuales uno vive. Los presidentes deben dar entrevistas con preguntas a la prensa; los intelectuales deben tomar riesgos. El cálculo de consecuencias no es mi fuerte.

EA: Si tuvieras la posibilidad de encarar un programa televisivo, ¿cómo lo encararías y con quién te gustaría polemizar?

BS: No tendría un programa televisivo. Si te referís a mi participación como invitada, prefiero polemizar con personas inteligentes y que sepan bien de qué están hablando. No con personas aproximativas, más dominadas por sus gustos o sentimientos que por sus ideas. Está probado que puedo debatir bien con Forster y Horacio González. Me gustaría que los medios tuvieran la imaginación de plantear intercambios con María Pía López o Diego Rojas.


El poder, la dictadura y los medios

Página/12

El programa la invitó y ella aceptó. Beatriz Sarlo es una especialista en 6 7 8, asistió como observadora a los actos que se convocó por ese medio, se confesó lectora del Facebook multitudinario, es crítica del kirchnerismo y tiene una mirada devastadora sobre la lógica que organiza el programa. La presencia de la autora de La audacia y el cálculo, Kirchner 2003-2010, junto a los otros invitados, Gabriel Mariotto y Ricardo Forster, prometía un debate con municiones de alto calibre. Y en la medida en que lo permite la televisión fue así. Sarlo relativizó el peso de los medios en la sociedad frente a Mariotto y Forster, que, en cambio, los destacaron como instrumentos generadores de contenidos y sentidos hegemónicos. También se pusieron en discusión las formas del periodismo, así como el sentido de la política y su relación con la historia y la memoria.

Sarlo mostró los dientes después del primer informe del programa sobre la movilización de los indignados en España. “Es un informe malo periodísticamente –dijo–, le falta contextualizar y la información está recortada, como sucede con todos los informes del programa. El de las elites que engañan es un viejo tema popular, y no siempre sucede, hay que matizar ese punto. Hay una lógica periodística que los medios están obligados a cumplir, cuando Clarín dejó de hacerlo, perdió muchos lectores.”

Gabriel Mariotto le respondió que “el informe da cuenta de la línea editorial de muchos medios en España, por eso a mí me completa. Los diarios representan una mirada política y hay una cierta derecha gorila española que está ilustrada por ese informe. Nosotros hemos vivido ese fenómeno también. Por eso podemos entender el reclamo de los indignados. Las elites nos han engañado muchas veces. Nosotros somos emergentes de una cultura popular que ha sufrido esos engaños y estamos obligados a generar nuestras propias miradas”.

Para Ricardo Forster, el de Sarlo era “un análisis de los medios que pierde de vista la relación con el poder y con la construcción del sentido común. Si uno lee la prensa europea, por lo general la visión de América latina es sesgada, despiadada, hay una intencionalidad muy fuerte, muy poderosa. Si vemos a la BBC, supuestamente un medio excelente, encontraremos miradas muy sesgadas, recordemos a la BBC con la guerra de Irak. O la CNN, me preocupa la visión que tienen esos medios sobre Evo, Chávez, o Cristina”.

Sarlo aclaró: “La BBC cubre muy poco América latina. CNN no salió de mi boca porque en eso vamos a coincidir. Me parece esquemático decir que desde el centro del mundo todo se cubre mal, que Evo es un simio y demás. Hay mucha prensa alemana progresista por ejemplo que cubre muy bien al Tercer Mundo”.

Forster le preguntó entonces: “Yo entiendo eso, pero te pregunto dónde está el poder real, la injusticia. Yo hablé del informe que mostraron –le contestó Sarlo–, no del poder”. Y terció Mariotto en ese punto: “Hay un sesgo para decir que todo lo que se hace en Europa es mejor. El diseño de la legislación argentina sobre medios de comunicación es mejor que la de Europa. No comparto con Beatriz que la BBC tenga que ser la referencia obligada”.

El tono del debate fue el disenso, a veces con tensiones, a veces con humor, pero en general de respeto, tanto por parte de los invitados como de los integrantes del panel. Hubo algunos chispazos por malinterpretación de alguna pregunta, como cuando Mariotto afirmó que no había que discutir “si Clarín le baja línea a Sarlo o Sarlo a Clarín”, que provocó un chispazo y la aclaración. Y otro encontronazo con Orlando Barone que apuntó a la ética del trabajo periodístico, un tema que salió varias veces en la polémica.

Sandra Russo, que había permanecido callada, salió en defensa del programa: “Los informes de este programa no le cambian el sentido de lo que dicen las personas, como hacen en TN o en otros programas de los grandes medios. Puede ser recortado el informe pero no le cambiamos el sentido ni mentimos. No están hechos con mala leche”. Pero Sarlo insistió: “En los informes se descontextualiza”.

“Leí su libro y me pareció entender que usted dice que el papel hegemónico que se denuncia en el caso de Clarín y los grandes medios no es real”, intervino Carlos Barragán y el debate volvió a los medios.

“Yo creo que la influencia de los medios es relativa –afirmó Sarlo–, pensar que Clarín, La Nación o Página inciden tanto cada uno en los procesos políticos es equivocado, no creo que sea tan así. Las encuestas dicen que el 70 por ciento de los argentinos nunca habla de política.”

Otra vez Mariotto argumentó su desacuerdo: “Todos los argentinos hablamos de política, porque la cultura es política, pero como el sentido común tiene determinadas cuestiones, hace ver que aún hablando de política, no lo estamos haciendo. Néstor Kirchner surgió como expresión de una cultura popular que se estaba reconstruyendo afectando el sentido común hegemónico de los medios”.

Forster apuntó en el mismo sentido al señalar las contradicciones del planteo de Sarlo: “En las décadas de los 60 y 70 los medios tenían determinada importancia, pero en la actualidad –lo ha escrito la misma Sarlo– han tomado una importancia mayor. No es que todo el tiempo dicen lo que hay que hacer, se está diciendo que conforman el sentido común sobre el que se toman las decisiones. El papel de los medios de comunicación concentrados es central. Por eso me apasiona lo que está pasando en la Argentina, donde se está discutiendo todo. Se podrán discutir los pro y los contra de un programa como 6 7 8 pero no se puede negar que cumplió un papel de interpelador muy importante”.

Sarlo reconoció ese punto antes de que Mariotto volviera con los argentinos y la política: “Hay un personaje de Osvaldo Soriano que dice ‘nunca me metí en política y soy peronista’, eso era hacer política sin darse cuenta”.

Nora Veiras le recordó que en una entrevista en la revista Debate había dicho que no leía Clarín y Sarlo le respondió que recibe “los tres diarios. Lo que yo dije fue que leyendo La Nación y Página/12 tengo todo el arco de lo que se dice. Había dos lecturas durante el conflicto del campo, que me permitían tener una idea. Pero si quiero leer sobre el Indec en Página/12 no lo puedo hacer”, lo que fue contestado por Veiras con una larga lista de notas de Verbitsky, Wainfeld, De la Torre y otros periodistas que han escrito sobre el tema.

“Cuando en el libro hablo de los políticos que manejan los medios, no hablo de los Kirchner –aclaró Sarlo–, hablo de De Narváez, Macri y Michetti. Me atrae el fenómeno de 6 7 8, aunque sea un programa que no me gusta. El Facebook de 6 7 8 es un fenómeno y lo sigo con mucha atención.” Mariotto replicó entonces que “asignarle a 6 7 8 la popularidad de este gobierno es demasiado. La popularidad ha sido por las políticas de ampliación de ciudadanía. Lo que enamora a la sociedad es esa política. Si sos peronista sos kirchnerista porque se trata de ampliar derechos. Mientras hay compañeros que analizan hay otros que están gobernando”.

En ese sentido, Sandra Russo explicó que “6 7 8 salió y se popularizó porque expresó algo que no estaba en los medios, si se piensa que a Cristina la votó el 45 por ciento”.

Tras un informe muy crítico por la entrega de los premios Martín Fierro, sobre todo uno a Chiche Gelblung, a quien se lo muestra como defensor de represores, Sarlo afirmó que “no tengo nada que cuestionar a ese informe porque vamos a coincidir sobre los Martín Fierro y Chiche Gelblung, pero creo que es importante hablar algo de historia cuando se habla de derechos humanos, porque creo que el acto fundador de la memoria fue el juicio a los ex comandantes. Ese le dio una característica especialísima a la transición democrática argentina”.

Mariotto fue más lejos: “El pasado es un lugar activo que se considera en la memoria desde el hoy. Vemos España y lo analizamos con lo que pasó en Argentina. No se puede hablar de recobrar la democracia en 1983 si no pensamos en el golpe de 1955. Ese juicio a las juntas todos lo celebramos, pero el alfonsinismo fue coquetear con el poder”.

Nora Veiras se refirió a la imposibilidad de investigar o hablar en Clarín sobre la negativa de la viuda de Noble a realizar el análisis de ADN a los hijos adoptivos. En ese punto, Sarlo fue tajante: “Los análisis de ADN tienen que ser hechos”.

“¿Pero cómo puede Clarín premiar a Gelblung?, preguntó Barragán. “Bueno, es la lógica del marketing, así como hace eso, tiene el programa de Tenembaum donde se habla de derechos humanos, sobre la desaparición de Luciano Arruga, por ejemplo.”

El final fue más político, pero más predecible, Sarlo fue muy elogiosa con el proceso político en Santa Fe y fue muy crítica con la elección del candidato del Frente para la Victoria, en la Capital. En ningún caso hubo interna, pero la escritora sólo se refirió al oficialismo. Mariotto se lo recriminó. “Me cansé de hablar de Macri –respondió–, pero quédese tranquilo que no lo voy a votar.”

Sarlo le ganó la pulseada a 6,7,8 y La Cámpora se enojó con los panelistas

Clarín

Los primeros indicios de que lo que pasaba era realmente un fenómeno aparecieron donde nacen hoy las revoluciones cotidianas: en la Web. A medida que Beartiz Sarlo empezaba a polemizar el martes por la noche en el programa “6,7,8” su nombre, sus dichos, y los de sus adversarios mediáticos, fueron ganando los comentarios de Twitter en Argentina, incluso hasta transformar al tema en un “trending topic”, primero nacional, y después hasta mundial: es decir, fue uno de los temas más multiplicado y comentado de esa red social . Con el paso de las horas, aun hoy, ahora, la participación de Sarlo en “6,7,8” sigue debatiéndose no sólo en Internet, sino también en los medios audiovisuales tradicionales y en la prensa escrita. La simple participación de una ensayista en un programa de la televisión pública generó lo que la campaña electoral no: apasionar al ambiente político-mediático .

El tema, incluso, ya genera una discusión puertas adentro del Gobierno. Los jóvenes de La Cámpora, con cargos jerárquicos en canal 7, muestran su disconformidad por la perfomance errática de los panelistas de “6,7,8”. Fueron siete contra una, Sarlo.

Fue ella la que salió airosa.

El gerente de noticias del canal público, Santiago Alvarez, militante de la agrupación juvenil K, publicó el mismo martes por la noche, en su Twitter, un mensaje lapidario para los siete panelistas: “Yo digo, en esa mesa tenía que estar Dolina y fue, no había con qué darle ...”. También bromeó sobre la silente participación del humorista Cabito Massa Álcantara: “Cabito no habla porque se esta pegando el embole de su vida...”.

Con la presencia de la ensayista, “6,7,8” duplicó su rating habitual. Midió 4,4 puntos, es decir, fue visto por más de 420 mil personas . Las repercusiones del programa sobrepasan a ese número frío. Se pueden leer en los blogs, en Facebook, Twitter, se escucharon durante todo el día comentarios en radios y en televisión. A las ocho de la noche de ayer, más de 80 mil personas habían visto tres videos de “6,7,8” y Sarlo en YouTube. Hasta se difundió por Twitter un usuario falso de la escritora, @Beatriz “Conmigo no, Barone” , la frase con la que Sarlo frenó al periodista Orlando Barone cuando éste intentó que ella diera explicaciones por los supuestos dilemas profesionales que podrían generarle las empresas donde trabaja: “Vos trabajaste en Extra en los 90, en La Nación”, fue el final de una frase que hizo enmudecer al panelista. Además de la remera, en la Web ya se puede bajar un divertido “ring tone” donde se escucha el “Conmigo no, Barone”, al ritmo del hit “Panamericano”.

Sarlo volvió ayer a los medios. Dio una entrevista al diario oficialista El Argentino en la que explicó que había ido a “6,7,8” porque tenía la obligación “intelectual y moral” por haber escrito “decenas de páginas” sobre la emisión: “Los presidentes deben dar entrevistas con preguntas a la prensa; los intelectuales deben tomar riesgos . El cálculo de consecuencias no es mi fuerte”.

Por la tarde, se la escuchó en su habitual participación en el programa “La otra pata”, de Radio Mitre . En ese envío, Sarlo dijo que creía que “6,7,8” debía reinventarse invitando a dirigentes opositores, y fue entonces que volvió a pegar de manera filosa: “Tendrían entonces que fichar a Forster”, dijo, dando a entender que el filósofo fue el único interlocutor válido que había tenido durante el programa. Los otros seis panelistas fueron elegantemente obviados.


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