Luego de que Industria perdiera potestad para firmar las temidas Licencias no Automáticas, el sistema estuvo paralizado durante dos semanas. Ahora se entrega un puñado de permisos, nivel considerado insuficiente por los empresarios, dada la enorme cantidad de pedidos que todavía están "freezados"
Tal como informara iProfesional.com a mediados de diciembre, con la creación de la Secretaría de Comercio Exterior, comandada por Beatriz Paglieri -quien estuvo bajo la órbita de Moreno durante la intervención en el INDEC-, los importadores enfrentan una etapa complicada, dado que el sistema de aprobación de las temidas licencias no automáticas -que ya venía funcionando con cierta lentitud-, quedó totalmente paralizado a lo largo de las últimas dos semanas.
Este es un dato no menor considerando que las licencias no automáticas alcanzan a 600 posiciones arancelarias que, a su vez, comprenden unos 4.000 productos distintos.
Los mismos pertenecen a un amplísimo abanico de rubros, tales como indumentaria, informática, automotriz, maquinaria agrícola, calzado o línea blanca, entre otros.
Y de las 20.000 empresas que en la Argentina dependen del negocio de la importación, unas 10.000 justamente se dedican a traer varios de los productos que están en la mira oficial y que, desde hace tiempo, sufren por la paralización del sistema de autorizaciones.
El problema está en que se desarticuló el equipo de técnicos de la Secretaría de Industria, conducida por Eduardo Bianchi, que venía trabajando con los importadores desde hacía cuatro años y con los cuales, pese a las polémicas demoras en la aprobación de licencias, en líneas generales mantenían una relación bastante fluida.
En otras palabras, los directivos de empresas pasaron a no tener interlocutores, volvieron a "foja cero" y ahora se ven obligados a tener que "tejer" nuevos contactos y relaciones.
Días atrás, un reconocido consultor privado, que desde hace años recorre los pasillos del Ministerio de Industria, destacó que "los diez asesores que estaban con Bianchi ya no están trabajando porque Paglieri llegó con sus propios técnicos", para luego agregar que "el problema es que, a las demoras de siempre para obtener el permiso para importar, fácil se va a sumar un mes más, por esta suerte de acefalía hasta tanto la nueva Secretaría tenga todo aceitado".
En este contexto, este jueves un asesor en comercio exterior que trabaja con grandes empresas y venía padeciendo el "plan de tolerancia cero" a las importaciones, destacó a iProfesional.com que "están liberando muy pocos productos. Se calcula que el ritmo es de unas 20 licencias diarias, un nivel realmente irrisorio teniendo en cuenta las miles de solicitudes que están demoradas".
En este sentido, Diego Pérez Santisteban, presidente de la Cámara de Importadores (CIRA), confirmó el dato y destacó a iProfesional.com que "hay unas cuantas cajas cargadas con licencias no automáticas que Bianchi envió a la Secretaría de Comercio Exterior pendientes de autorización. Y si bien se empezaron a firmar algunas, el trámite viene muy lento, porque están revisando los permisos a fondo".
¿Y el "1 a 1"?
Otro punto que genera preocupación es que la administración kirchnerista desde hace dos años comenzó a pedirles a empresas de numerosos rubros de actividad que acrediten que lo que están trayendo del exterior no se puede fabricar localmente.
Además, en muchos sectores como calzado, indumentaria, juguetes, línea blanca y alimentos, el Gobierno viene exigiendo que se cumpla el plan del "1 a 1", un sistema mediante el cual cada dólar de importación debe ser compensado por la misma cifra en concepto de exportaciones.
Esta exigencia, no escrita, fue la que padeció durante meses BMW, que no pudo ingresar vehículos hasta tanto no fuera aprobado su plan de negocios.
Y los empresarios temen que este "examen" que ya había sido superado, lo tengan que volver a rendir ante Paglieri y su equipo, incluso ahora con mayor dureza.
Sin embargo, el mayor problema no es tanto "volver a rendir" la prueba, sino que directamente no se citó a ningún sector para comenzar a delinear y discutir los programas de importación correspondientes a 2012.
"La Secretaría de Comercio Exterior todavía no recibió todos los antecedentes de las empresas y tenemos entendido que no hubo reuniones de manera masiva como para empezar a cerrar los planes de negocios correspondientes al año próximo", explicó Santisteban.
De este modo, a la marcada lentitud que se está viendo en la aprobación de las temidas licencias, también se suma la parálisis en los encuentros sectoriales que permitían, a los empresarios, definir buena parte del plan de negocios del 2012 y saber con qué nivel de importaciones se podrán manejar durante los siguientes 12 meses.
Más medidas proteccionistas
Más allá de la pelea diaria por las licencias, un punto clave es la avanzada del Gobierno para que cada miembro del Mercosur pueda incrementar el Arancel Externo Común en unas cien posiciones arancelarias.
Al respecto, Débora Giorgi, afirmó que esta medida "busca preservar el mercado regional en un contexto de crisis internacional, con la premisa de proteger ciertos productos de la importación extrazona y favorecer los flujos de comercio intrazonal, con el objetivo de tender a un desarrollo más equilibrado de los socios".
Sin embargo, la preocupación de los empresarios está en si esta medida no va a terminar multiplicando los roces con Brasil.
"Estaremos encareciendo los productos que llegan de Estados Unidos, Asia o Europa y dándoles ventajas a los fabricantes regionales. Hay que revisar que no cambiemos una dependencia por otra, como Brasil", disparó Santisteban.
El pase de manos en el manejo de las licencias no automáticas antes de que termine el año le cayó como anillo al dedo al supersecretario de Comercio, Guillermo Moreno. Pasaron 20 días desde que la presidenta Cristina Fernández anunció, en su discurso de reasunción, que el control del comercio exterior estaría a cargo de Beatriz Paglieri “alter ego del funcionario” y todavía no fueron reanudadas en su totalidad las firmas de los permisos de importación. “Está todo parado”, dicen a coro los importadores, quienes ahora ni siquiera saben con quién hablar para agilizar el ingreso de la mercadería. Moreno sólo habría comenzado a liberar algunas licencias de importadores de juguetes, en vistas de Reyes.
Las licencias no automáticas eran administradas por la secretaría de Industria, a cargo de Eduardo Bianchi, hasta que la Presidencia decidió que todo el manejo del comercio exterior “incluidas las respectivas áreas de Cancillería” dependiera de Economía y, particularmente, de Moreno. El funcionario ya tenía bastante injerencia en la definición de las autorizaciones para importar, ya que es el encargado, desde hace tiempo, de cuidar el deteriorado superávit de la balanza comercial. Ante la necesidad de retener los dólares en el país, el secretario de Comercio Interior no sólo viene frenando importaciones mediante la exigencia de la compensación con la exportación “los planes 1 a 1”, sino también presionando a las empresas para que demoren los pagos de sus compras al exterior.
Las dificultades normales del cambio en la administración del instrumento sumadas al tiempo que decidieron tomarse Moreno y Paglieri para estudiar los sectores que tienen licencias y definir cuáles serán sus prioridades y, posteriormente, la trágica noticia de la muerte del subsecretario de Comercio Exterior, Iván Heyn, provocaron el estancamiento del sistema. Así lo confirmaron fuentes privadas y oficiales a El Cronista, al tiempo que advirtieron que de no reactivarse en los próximos días, “comenzará a haber problemas en el abastecimiento de insumos para la producción”.
El titular de la Cámara de Importadores de la Argentina (CIRA), Diego Pérez Santistéban, precisó que están liberando algunas licencias, pero muy a cuentagotas, y las que pertenecen a importadores ya conocidos por Moreno. En cambio, agregó, “en el caso de las cajas de expedientes que provienen de Industria “que incluye los ya analizados que estaban a la firma y los no analizados que estaban en trámite”, el equipo de Paglieri las está mirando con más cuidado”.
Además, la funcionaria todavía está trabajando con un equipo escueto, aunque todo el personal que manejaba Bianchi dependerá ahora de ella. Ni siquiera fue nombrada la persona que ocupará el cargo de subsecretario de Comercio Exterior, que dejó vacante Heyn.
La expectativa de los importadores es que Moreno comience a liberar los ingresos de mercadería en enero, de modo de cerrar el año con el mayor superávit comercial posible. Con un fuerte freno en las importaciones “apenas crecieron 17%”, el resultado de la balanza comercial de noviembre mostró un superávit de u$s 684 millones y acumula en el año un saldo positivo apenas superior a los u$s 10.000 millones. Esa era la meta del Gobierno.
El cambio de manos en el manejo de las licencias se produce en momentos en que salió a la luz una denuncia realizada por el fiscal Guillermo Marijuán por “presuntas irregularidades en trámites de importación, tales como retención de containers, obligación de realizar exportaciones y ‘arreglos’ económicos”.
En un sector del kirchnerismo creen que Guillermo Moreno es quien está detrás de la investigación judicial sobre cobro de coimas que pesa sobre el secretario de Industria Eduardo Bianchi, próxima a convertirse en el primer escándalo del segundo Gobierno de Cristina.
El tema comenzó con una denuncia anónima sobre un supuesto modus operandi de Bianchi destinado a cobrar una coima para agilizar trámites de importación y exportación.
Pero se hizo público cuando el fiscal federal Guillermo Marijuán pidió investigarlo. Bianchi es la mano derecha de Giorgi y mantuvo fuertes roces con Moreno en los últimos meses, cuando el secretario de Comercio Interior se hizo cargo de definir arbitrariamente las licencias no automáticas, en el marco de la pelea con Brasil para reducir el déficit en la balanza comercial.
Fuentes del Gobierno confiaron a LPO que Moreno es el mayor sospechoso de empujar la denuncia anónima que recayó contra Bianchi, aunque no descartan que hayan sido sectores del gremio de estatales UPCN, por disputas en Industria.
Las fuentes que apuntan a Moreno mencionan al abogado Alejandro Rúa, ex jefe de la Unidad Especial de Investigación del Atentado a la AMIA, de done fue desplazado en 2006 por el entonces ministro de Justicia, Alberto Iribarne.
Rúa, que estuvo cerca de Nilda Garré durante su paso por el Ministerio de Defensa, sería ahora uno d elos abogados que suelen trabajar para Moreno.
La bronca de Moreno no sería sólo con Bianchi, sino que también buscaría saldar una cuenta pendiente con Giorgi. Le atribuye a la ministra haberle cortado "la carrera" a Beatriz Paglieri, la funcionaria más protegida por Moreno, ex interventora del Indec, directora de Papel Prensa y ahora secretaria de Comercio Exterior.
Paglieri era funcionaria de carrera en el Ministerio de Economía, pero al arribar Giorgi a Industria la desplazó.
El factor Moreno
La Nación
Las reforzadas funciones de Guillermo Moreno, puntualizadas por la presidenta de la Nación en su mensaje de asunción, han incluido la creación de una Secretaría de Comercio Exterior, hacia la que se proyecta la poderosa influencia del controvertido funcionario.
A poco de estrenar esta nueva realidad, ha reverdecido la distorsionada utilización de las licencias no automáticas de importación, un resorte estatal contemplado en el sistema multilateral de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Este sistema, del cual nuestro país ha hecho uso y abuso, tiene su sustento en el Acuerdo sobre Procedimientos para el Trámite de Licencias de Importación, incorporado a la citada organización como resultado de la llamada Ronda Uruguay, cuya aplicación comenzó en 1995. Entre sus fundamentos, se lee que la tramitación de este tipo de licencias debe aplicarse de forma transparente, previsible y sin restringir las importaciones sujetas a ellas, condición que nuestro país con frecuencia incumple.
El plazo de tramitación de estas licencias no deberá superar los 30 días para el caso de que las solicitudes se examinen a medida que se reciban, mientras que no deberán superar los 60 días si todas las solicitudes se examinan simultáneamente, circunstancia esta que adquirió habitualidad en la administración argentina. Son frecuentes los plazos de 90, 120 y más días, sin que medien mayores explicaciones acerca de sus causas. Recientemente, se informó que desde el 7 de diciembre pasado no se habilitan importaciones bajo estas licencias, que cubren productos de los más diversos, como textiles, electrodomésticos, repuestos de maquinarias y muchos otros. Las excepciones, que son muy escasas, restan la transparencia y previsibilidad requeridas, y dan lugar a sospechas fáciles de imaginar.
Estas dificultades se suman a las controvertidas decisiones que Moreno carga en su pesada mochila, como la destrucción del Indec, que viene privando al país de estadísticas confiables desde 2007, o la desopilante obligación a empresas importadoras de exportar bienes por un monto equivalente.
El secretario de Comercio también es considerado responsable de la crisis ganadera, provocada en buena parte por la vigencia de precios máximos al ganado y a las carnes, a la compulsiva venta al mercado interno a bajos precios de una proporción de la producción industrial y otras disposiciones intervencionistas en los mercados. La producción y comercialización de trigo y maíz han sufrido también serias y costosas perturbaciones.
Lo hasta aquí expresado ha llevado a pensar que el intervencionismo estatal podría terminar en la sanción de un régimen con similitudes al desafortunado IAPI, de la década del 40, o de las llamadas juntas reguladoras.
No debe olvidarse que la OMC posee un importante órgano arbitral de solución de controversias comerciales, en cuyo ámbito podrán sustanciarse las violaciones del sistema de licencias referido y otras violaciones de reglas multilaterales, bilaterales y regionales que el discutido secretario de Comercio suele pasar por encima, sin el sustento legal requerido ni la norma escrita y publicada.
Otros países, como por caso Brasil, utilizan las licencias no automáticas, respetando las disposiciones y plazos vigentes. Hasta el presente, las regulaciones de nuestro país no han sido motivo de denuncias por la anómala aplicación del sistema de licencias ante el tribunal arbitral citado, aunque sí generaron consultas y quejas de altos estamentos nacionales e internacionales.
Por de pronto, tantas irregularidades terminan por minar el prestigio y la confianza en nuestro país y su gobierno. Y ello influye decididamente en el ánimo inversor, tanto de origen interno como proveniente del exterior, al cual la Presidenta no se cansa de apelar.