La presidenta Cristina Kirchner, fue dada de alta ayer, tres días después de que fuera operada por un cáncer en la glándula tiroides, un diagnóstico que, ahora se sabe, era errado.
El vocero presidencial, Alfredo Scocimarro, informó que los análisis médicos finales sobre el tema confirmaron que la mandataria no padecía esa enfermedad.
El funcionario explicó que "el estudio histopatológico definitivo constató la presencia de nódulos en ambos lóbulos de la glándula tiroides, pero descartó la presencia de células cancerígenas, modificando el diagnóstico inicial de la punción. La histología definitiva fue informada como adenomas foliculares". Y agregó que debido a este nueva evaluación científica la mandataria no necesitará "la administración de yodo radioactivo".
Según el último parte médico presidencial, firmado por los doctores Luis Buonomo y Marcelo Ballesteros, Cristina "se encuentra en óptimo estado general", por lo que se había autorizado su alta de la internación en el Hospital Austral.
Trascendió que la mandataria podría entonces recuperarse antes de lo previsto, y entonces tal vez acorte la licencia que se había tomado hasta el 24 de enero. Debido a que en la operación a la que fue sometida le extirparon la glándula tiroides, deberá tomar hormonas de por vida.
La propia Cristina usó ayer su Twitter para contar que se encontraba en la Quinta de Olivos. Le agradeció "a todas las personas, ciudadanos, militantes y personalidades, por las muestras de afecto y preocupación". Y "a Dios y a todo el pueblo argentino por las bendiciones recibidas...".
El comunicado de ayer sobre la salud de la Presidenta no profundizó sobre las causas que podrían haber generado el fallido diagnóstico inicial que determinó que padecía un cáncer.
Había sido el vocero Scoccimarro el que informó, el 27 de diciembre, que "durante la realización de estudios rutinarios, se detectó a la señora Presidenta un carcinoma papilar en el lóbulo derecho de la glándula tiroides".
Un día después, en la única aparición pública en la que habló del tema, Cristina contó que tenía cáncer y pidió" a todos la necesaria prudencia, equilibrio y contribución". La noticia repercutió a nivel mundial.
Los médicos consultados por Clarín explicaron que sólo el 2 % de la biopsias de los nódulos de la tiroides (como el que tenía la Presidenta) arrojan resultados "falsos positivos". Pero aseguran que la operación no se podía evitar.
Ningún funcionario, ni los médicos que están a cargo de la salud presidencial, habían informado que existía una posibilidad de error, aunque mínima, en el diagnóstico inicial sobre las afecciones que se le habían descubierto a la Presidenta el 22 de diciembre.
El primer análisis sobre los nódulos de la Presidenta fue hecho en Diagnóstico Maipú. Una versión, difundida por fuentes médicas ante este diario, indica que esa institución, de prestigio, habría evaluado que el nódulo que se le detectó a la Presidenta era "sospechoso", y no un "carcinoma", aunque ningún médico del lugar desmintió al Gobierno cuando se difundió que la Presidenta padecía cáncer.
Ni los médicos presidenciales, ni Pedro Saco, quien operó a Cristina, dieron explicaciones públicas sobre el tema.
Un "falso positivo" que se da sólo en el 2 por ciento de los pacientes
Valeria Román. Clarín
E l 27 de diciembre se anunció que Cristina Kirchner sufría un "carcinoma papilar de tiroides". Ayer, tres días después de la cirugía por la cual se le removió la glándula, los médicos presidenciales cambiaron el diagnóstico: no era un cáncer, sino que se trató de "adenomas foliculares", aunque no precisaron cuántos. Un cambio drástico que la mayoría de los especialistas en endocrinología y cirugía de cuello consultados por Clarín ayer atribuyen a un "falso positivo". Es decir, el estudio de la biopsia que se le hizo antes de la cirugía había identificado erróneamente cáncer cuando no lo era.
Afirman que el 2% de las biopsias de los nódulos de la tiroides (como el que tenía la Presidente) arrojan resultados "falsos positivos".
El estudio de la biopsia es hoy un método de rutina que se indica cuando los médicos detectan o sospechan la presencia de un nódulo en la glándula tiroides. Al practicar esta punción, se introduce una aguja fina en el cuello del paciente que llega hasta el nódulo y se aspiran células. Esas células se analizan en el microscopio, y el profesional que las estudia (puede ser un citólogo o un patólogo) determina si hay presencia de células cancerígenas o no. En el caso de la Presidenta, no se informó quién estuvo a cargo de este estudio.
"La biopsia es un método excelente para diagnosticar el cáncer de tiroides. El resultado siempre es provisorio hasta que lo confirme o lo descarte el estudio histopatológico posterior a la cirugía", afirmó Alicia Gauna, ex presidenta de la Sociedad Argentina de Endocrinología. "No considero que haya ocurrido una equivocación por parte de los médicos: sabemos que hay falsos positivos", opinó Eduardo Faure, jefe de la sección tiroides del Hospital Churruca-Vica.
Entonces, ¿fue inútil extirparle la tiroides? "Con sospecha alta de cáncer, la operación estuvo perfectamente indicada. Y si durante la congelación intraoperatoria que se practica durante la cirugía el cáncer se confirma, no hay otra opción que realizar una tiroidectomía total más vaciamiento de los ganglios visibles y palpables", respondió Osvaldo González Aguilar, director de la carrera de especialistas de cabeza y cuello de la UBA y el Hospital Marie Curie y miembro honorario de la Academia Argentina de Cirugía.
Fabián Pitoia, endocrinólogo del Hospital de Clínicas de la UBA, consideró que es poco frecuente que se diagnostique un cáncer papilar cuando no existe, pero que "la operación no podía haberse evitado". Faure agregó que ese tratamiento está indicado en todos los consensos médicos de las sociedades médicas del mundo: ante la sospecha de cáncer, hay que extirpar la glándula.
¿Y cómo cambiará el postoperatorio de la Presidente a partir de la modificación del diagnóstico? En el parte médico, se informó que no se someterá al tratamiento con yodo radiactivo. Los especialistas coinciden en que menos de una semana la Presidente podría volver a trabajar. Deberá tomar Levotiroxina de por vida.
Los militantes festejaron el alta y Cristina les agradeció en Twitter
Juan Cruz Sanz. Clarín
Cinco horas sin parar. Ese fue el registro que dejó el aguante de la militancia kirchnerista. Desde las seis de la mañana y hasta que despegó el helicóptero presidencial, los militantes del campamento de la vigilia rompieron todos los acuerdos previos. Esos que decían que había que guardar silencio para evitar molestar a los pacientes del Hospital Austral. Ya nada importaba.
Cerca de 300 personas festejaron el alta de Cristina y recordaron al ex presidente, Néstor Kirchner.
La mística de la juventud kirchnerista estuvo en el último día de internación, de la misma manera que había estado en las anteriores 48 horas. Hubo canciones para todos y todas. Buenos y malos.
Incluso, se acordaron, y no con gestos de cariño, del gobernador de la provincia, Daniel Scioli y su partido de fútbol con el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri.
Los más de treinta grados que se pronosticaron para el mediodía de ayer y la falta de precisiones sobre el horario del alta de la Presidenta, fueron factores fundamentales para evitar la llegada de más militantes a la avenida Juan Perón de Pilar. El diputado Andrés "El Cuervo" Larroque, miembro de la mesa de conducción de La Cámpora, estuvo desde bien temprano participando de la última vigilia.
Tal como estaba previsto, la Presidenta no se mostró en público.
En un fuerte operativo de seguridad para resguardar la intimidad presidencial, Cristina subió al helicóptero pasadas las 11 de la mañana. Minutos antes del despegue, el secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro, en nombre de la familia Kirchner, le agradeció a los cientos de militantes que participaron del "campamento del aguante", como fue bautizado el lugar de la vigilia, y a los médicos. "La Presidenta de la Nación y su familia agradecen a todas las personas, ciudadanos, militantes, personalidades nacionales e internacionales por sus muestras de afecto y preocupación por su salud", sostuvo Scocimarro con un particular: "La Presidenta dice". La familia Kirchner también agradeció al equipo médico y al personal del Hospital Austral por la atención recibida.
Horas más tarde, Cristina escribió algunos saludos desde su cuenta oficial en la red social Twitter, repitiendo lo anunciado por su vocero. "Ya desde Olivos, agradecemos a todas las personas, ciudadanos, militantes y personalidades, por las muestras de afecto y preocupación", fue el primer tweet del equipo de comunicación de la Casa Rosada. "Agradecemos a Dios y a todo el pueblo argentino por las bendiciones recibidas", fue el último mensaje.
A Olivos. Cristina viaja en helicóptero tras recibir el alta.
Después de tres días de internación por una cirugía de tiroides, Cristina Kirchner regresó ayer a la residencia de Olivos con una inesperada buena noticia: el estudio histopatológico de la glándula extraída indicó que no tenía cáncer, como aseguraba el parte inicial.
La Presidenta se enteró del cambio de diagnóstico ayer, por la mañana, en la habitación 217 del Hospital Austral, cuando el equipo médico le comunicó el informe definitivo, según confiaron a LA NACION altas fuentes oficiales. Ella escuchó conmovida su cambio de estatus. Su familia y entorno más íntimo celebraron, entre emocionados y shockeados, la novedad.
Con celosa custodia y más de un centenar de militantes fuera del sanatorio, ubicado en Pilar, el helicóptero que transportó a la mandataria despegó a las 11.08. Apenas veinte minutos antes, el secretario de Medios, Alfredo Scoccimarro, había anticipado que la Presidenta se hallaba en "óptimo estado general" y que, a diferencia de la punción realizada hace dos semanas, los últimos análisis habían descartado la existencia de células cancerígenas.
Acompañada por sus hijos, Máximo y Florencia, Cristina Kirchner descansa en la quinta presidencial, donde permanecerá los próximos días. Mientras se recupera reinició breves contactos telefónicos con el gabinete. Dialogó varias veces con el vicepresidente Amado Boudou, a cargo del Poder Ejecutivo hasta el 24 de este mes. Aún sin confirmación, existe la posibilidad de que Cristina Kirchner acorte su licencia médica.
De hecho, los doctores Luis Buonomo y Ricardo Ballesteros, de la Unidad Médica Presidencial, analizarán mañana junto con el cirujano Pedro Saco -estuvo a cargo de la operación- cómo sigue el tratamiento y si es viable que retome su rutina antes de lo acordado. De acuerdo con el último parte oficial, la Presidenta no necesitará la administración de dosis de yodo radiactivo, una medida preventiva indispensable para aquellos casos en los que se detectan células malignas.
De aquí en adelante, la jefa del Estado requerirá controles mínimos. Según pudo saber LA NACION, se le deberá monitorear la evolución de la cicatriz y tendrá que ingerir levotiroxina a diario y de por vida. Se trata de una medicación para suplir las hormonas producidas por la tiroides, extirpada durante la cirugía.
El paisaje del moderno centro asistencial se transformó desde el miércoles pasado cuando comenzó el peregrinaje de militantes, la instalación de carpas y hasta el alquiler de un local que ofició de búnker para los referentes de La Cámpora, la agrupación juvenil creada por Máximo Kirchner.
La larga vigilia recién se levantó ayer, después del mediodía. La jefa del Estado agradeció, a través de su cuenta de Twitter, "a todas las personas, ciudadanos, militantes y personalidades por las muestras de afecto y preocupación". Todos los presentes y cartas que llegaron al hospital, por orden del personal de Presidencia, fueron despachados hacia Olivos, según pudo saber este diario.
Adentro, durante la internación, se reservó para uso exclusivo de la Presidenta el segundo piso, al que se accedía con clave, y habilitaron dos habitaciones contiguas para que descansaran sus hijos. Sólo la visitó el entorno familiar. Estuvieron su madre, Ofelia Wilhelm; su hermana, Giselle; su cuñada y ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, y Rocío García, la novia de Máximo.
Ayer, además del vocero presidencial, también leyó un texto desde la improvisada tarima de prensa el director general del hospital, José Luis Puiggari, quien destacó la "confianza" depositada por la Presidenta. También agradeció las manifestaciones de apoyo de los que se acercaron al lugar y a los medios de comunicación que acompañaron la difusión del estado de salud.
Rutina y agenda
"Cristina es un monumento a la prudencia. Respeta todas las indicaciones", dijo un ministro a LA NACION, en referencia a cómo la mandataria cuida su salud. La Presidenta ya come en forma normal, camina y no registra ningún tipo de inconveniente en la voz.
Volverá pronto a tener una rutina normal debido al nuevo diagnóstico. El estudio, según Scoccimarro, sólo constató la presencia de nódulos en ambos lóbulos de la glándula denominados "adenomas foliculares".
La Presidenta pidió estar al tanto de la coyuntura del país y, según tres funcionarios consultados, está "operativa". No obstante, nadie le arrimó asuntos conflictivos por estas horas.
Entre otros, dialogó con el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina; el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini; el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el de Economía, Hernán Lorenzino.
A la espera de la evolución de Cristina Kirchner, en el Gobierno primó un cuidado perfil bajo. Hubo actividades acotadas, ningún acto y la mayoría de los ministros esquivó micrófonos. Se bajaron aquellas jornadas que no estuvieran a tono con el momento. Por ejemplo, Florencio Randazzo postergó encabezar un operativo de gestión en la costa.
La cuota disonante, que generó un fuerte malestar en el kirchnerismo, fue el partido de fútbol que disputó en Mar del Plata el gobernador Daniel Scioli contra el jefe de gobierno Mauricio Macri. "Esto es una bisagra", repetía ayer un funcionario.
La bronca por el episodio cedió ante la impactante noticia sobre el cambio de diagnóstico que coincidió, de casualidad, con el alta médica. Cristina Kirchner iba a retirarse el día anterior, cuando le habían quitado la vía endovenosa y el drenaje de la herida. No ocurrió debido a que por la tarde se desataron fuertes vientos que hacían riesgosa la salida del helicóptero, estacionado en un predio lindante, a unos 300 metros.
Ayer por la mañana, cuando le realizaban la última ronda de rutina, se enteraron de que ya estaban listos los estudios. La Presidenta esperó y se fue con un pronóstico inmejorable.
LA SALUD DE CRISTINA SEGÚN PASAN LOS DÍAS
1) El primer diagnóstico
El 27 de diciembre, el vocero presidencial anunció que se le detectó a Cristina Kirchner un carcinoma papilar de tiroides, por el que iba a ser operada el 4 de enero.
2) El desafío
"Voy a pelear la presidencia honoraria a vos y a todos", le dijo Cristina a Hugo Chávez, el 28 de diciembre, al referirse a un hipotético congreso de vencedores del cáncer.
3) La cirugía exitosa
El 4 de enero el parte médico afirmó que, en una cirugía de tres horas y media, se le extirpó la glándula tiroidea a la Presidenta, sin ninguna complicación.
4) El último parte
Ayer, la Unidad Médica Presidencial informó que un estudio de la tiroides extirpada reveló que la Presidenta no tenía cáncer, sino nódulos benignos.
CÓMO SIGUE
* Controles de rutina: el equipo médico de la Presidenta deberá monitorear la evolución de la cicatriz y ajustar la dosis diaria de levotiroxina, una medicación que tendrá que tomar de por vida para reemplazar la producción de hormonas de la glándula extirpada.
* Sin yodo: al no registrarse células cancerígenas en el estudio final, no será sometida a un tratamiento de yodo radiactivo para remover eventuales tejidos irregulares que podrían haber quedado luego de la cirugía.
* Recuperación: Cristina Kirchner se alimenta en forma normal, camina y no registra ningún inconveniente en la voz. Está en contacto telefónico con sus ministros.
* Licencia médica: si bien tiene licencia médica hasta el 24 de este mes, si los especialistas lo avalan, podría volver antes a la actividad. Hasta esa fecha, está a cargo del Poder Ejecutivo el vicepresidente Amado Boudou.
EL HOSPITAL VOLVIÓ A LA NORMALIDAD
Una vez que el helicóptero oficial despegó del predio del Hospital Universitario Austral para llevar a Cristina Kirchner a la residencia de Olivos, el sanatorio volvió a funcionar de manera habitual. Se levantaron los controles de seguridad en el ingreso, tanto a automóviles como a peatones, que regían desde el martes pasado en el predio de Pilar. También respiraron aliviados algunos empleados del nosocomio, luego de tres días de fuertes restricciones a empleados y familiares de pacientes. "Por fin, se va", comentó por lo bajo un trabajador, que tuvo que soportar los controles diarios de funcionarios de la Presidencia de la Nación.
Favorable cambio de diagnóstico para CFK
Página 12
Cristina Fernández de Kirchner fue dada de alta tras 72 horas de la cirugía en la que le removieron la glándula tiroides. Una biopsia posoperatoria modificó el diagnóstico inicial: no tenía cáncer, sino un tumor benigno. Según informó el secretario de Comunicación, Alfredo Scoccimarro, ella no sufría de “un carcinoma papilar”, sino “adenomas foliculares”, por lo que no deberá ser sometida al tratamiento de yodo radiactivo. CFK agradeció por Twitter y en un comunicado las muestras de afecto y apoyo tanto locales como internacionales.
A las 11.10 de ayer, CFK dejó el Hospital Austral, en Pilar, y se trasladó en helicóptero a la quinta de Olivos, donde continuará la convalecencia, en principio hasta el 24 de enero. La acompañaban sus hijos, Máximo y Florencia Kirchner; su madre, Ofelia Wilhelm; su hermana Giselle Fernández; y su nuera, Rocío García. La Presidenta presentó una recuperación rápida en los dos días posteriores a la cirugía y no deberá pasar por el tratamiento para el cáncer que le habían diagnosticado inicialmente. Sin embargo, en Casa Rosada indicaron a Página/12 que a priori no se modificará la licencia, dado que se trató de una intervención quirúrgica importante. Los médicos deberán evaluar si es posible que adelante su regreso a la actividad pública. Mientras tanto, seguirá en ejercicio del Poder Ejecutivo el vicepresidente Amado Boudou.
El parte
Como lo viene haciendo desde la cirugía del miércoles, Scoccimarro salió del hospital en Pilar y leyó el parte médico de ayer, en el que la unidad médica presidencial informó que “el estudio histopatológico definitivo constató la presencia de nódulos en ambos lóbulos de la glándula tiroides de la presidenta de la Nación, doctora Cristina Fernández de Kirchner, pero descartó la presencia de células cancerígenas, modificando el diagnóstico inicial de la punción” que le habían hecho para detectar la enfermedad y decidir la operación.
Según diversos especialistas médicos del área, es normal que el diagnóstico definitivo sea el de la biopsia posterior a la operación (ver nota aparte). En este caso, implicó pasar de un cáncer a un tumor benigno, que –según los especialistas– también hubiera sido necesario operar. “La histología definitiva fue informada como ‘adenomas foliculares’. De acuerdo a este favorable diagnóstico, el equipo considera que el tratamiento quirúrgico realizado es suficiente, no siendo necesario la administración de yodo radiactivo”, indicó el parte médico firmado por el titular de la Unidad Presidencial Luis Buonomo y los médicos del Hospital Austral, encabezados por el cirujano Pedro Saco.
“La Presidenta descansó normalmente y se encuentra en óptimo estado general. En base a todo este informe, el equipo médico interviniente ha autorizado el alta”, indicaron. Después de trasladarse a la quinta de Olivos, CFK utilizó su cuenta de Twitter y un comunicado oficial para dar gracias a los que la apoyaron. “Ya desde Olivos, agradecemos a todas las personas, ciudadanos, militantes y personalidades nacionales o internacionales, por las muestras de afecto y preocupación”, twitteó la mandataria.
“Agradecemos a Dios y a todo el pueblo argentino por las bendiciones recibidas”, tipeó. En los últimos días, le desearon que se mejore pronto el presidente de Venezuela, Hugo Chávez; el ex mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva; el de Israel, Shimon Peres, entre otros. En el comunicado, CFK también expresó “su reconocimiento al equipo profesional que la intervino y atendió y a todo el personal del Hospital Austral por su calidez y el afecto en el tratamiento como paciente”.
El aguante
Las banderas y estandartes flameaban desde temprano sobre la avenida Perón. La vigilia que se sostuvo desde el martes a la noche terminó al mediodía con la noticia del alta. Cientos de militantes empezaron a desconcentrarse de la zona, tras otra noche que pasaron a choripán y cantito limpio. En las distintas madrugadas, el Incaa había exhibido películas y documentales para pasar la velada. Por la mañana, entre las banderas de “Soy soldado de Cristina”, se lo vio al diputado y secretario general de La Cámpora, Andrés “Cuervo” Larroque, tomando mate mientras esperaba la salida de la mandataria. Ayer fue uno de los que visitó a CFK antes de que partiera, además de Scoccimarro y el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, que habían instalado una minioficina en el mismo piso en el que estaba CFK.
Los seguidores de CFK, entre ellos un gran porcentaje de jóvenes, se mantuvieron estos días en las afueras del hospital, muchas veces cantando y saltando pese al calor agobiante. Había militantes de La Cámpora, el Movimiento Evita, la Túpac Amaru, la agrupación Kolina y de diversos intendentes de los distritos cercanos. Ayer celebraron cuando escucharon el cambio de diagnóstico. “Oooooooo, yo no soy gorilaaaa, doy la vida por Cristinaaa”, corearon al final de la vigilia.
Los opositores
Desde el oficialismo y afines, la noticia de que CFK tenía un tumor benigno fue celebrada. La ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, agradeció a los militantes que la acompañaron. “Gracias a Dios y a la buena onda de todos”, se sumó el senador Aníbal Fernández. Pero no todo fue buena onda.
Algunos opositores cuestionaron el cambio de diagnóstico. No fueron todos: el ex candidato a presidente de la UCR Ricardo Alfonsín, por ejemplo, twitteó: “Nos alegra y tranquiliza a todos saber que la Presidenta no padece la enfermedad que suponíamos. Un saludo para ella y su familia”.
En cambio, la referente bonaerense del Frente Amplio y Progresista (FAP), Margarita Stolbizer, sostuvo que “no se puede hacer diagnóstico y comunicación oficial de cáncer y después decir que no era. ¿Nos están cargando? Muy poca seriedad”. La diputada macrista Laura Alonso, ex titular de Poder Ciudadano, se sumó en el mismo tono: “¿El médico presidencial habrá estudiado en la misma escuela que Giselle Rimolo?”. Luego aclaró que lo planteaba con “humor”.
En el gobierno nacional –y en el kirchnerismo en general– se guardaron de responder a este tipo de comentarios de dirigentes opositores. “Se caen por su propio peso. La gente entiende. Todos tuvieron un familiar que pasó por algo similar. Para noso-tros, hoy esta es la mejor noticia”, indicaban en Balcarce 50. La única excepción fue el director electoral Alejandro Tullio, quien simplemente dijo: “Debiéramos estar más tranquilos por la salud presidencial y no generar más polémicas por cuestiones de criterios científicos”.
El traslado de Cristina a la Quinta de Olivos.
"Fue un falso positivo", resumió a LA NACION una fuente muy cercana al equipo médico de Cristina Kirchner, al referirse al cáncer de tiroides que le fue diagnosticado el 22 de diciembre, por el cual fue operada el miércoles pasado. Los resultados del estudio histopatológico de la tiroides extirpada, conocidos ayer por la mañana, revelaron que, en verdad, nunca tuvo cáncer, sino que su glándula tiroidea estaba afectada por nódulos benignos llamados adenomas foliculares.
"Esto sucede en un porcentaje mínimo de pacientes y, en este caso, le sucedió a la Presidenta, pero fueron cuatro y no sólo uno los especialistas que coincidieron en que la punción era compatible con un carcinoma papilar", sostuvo la fuente. El diagnóstico definitivo de adenoma folicular, que leyó ayer a la mañana el secretario de Medios, Alfredo Scoccimarro, ante los periodistas y un centenar de militantes, revela que ambos lóbulos de la glándula tiroidea estaban afectados, lo que justifica la cirugía realizada.
La buena noticia, informó Scoccimarro, es que no hay presencia de células cancerígenas, por lo que no va a ser necesario el tratamiento con yodo radiactivo.
Al diagnóstico de cáncer de tiroides se arribó a partir de una ecografía de rutina, en la que se observó la presencia de nódulos que luego fueron analizados mediante una punción citológica. El análisis de la punción se repitió cinco veces para confirmar el resultado.
"La punción es siempre un estudio orientador, nunca un diagnóstico definitivo", afirmó el doctor Marcelo Figari, jefe de la Sección Cabeza y Cuello del Servicio de Cirugía General del Hospital Italiano. "El análisis citológico aporta un diagnóstico orientativo, pero el diagnóstico completo se obtiene cuando se saca la pieza [la tiroides] para su estudio histopatológico. Una cosa es analizar células, y otra es el análisis de todo el tejido y de sus estructuras", coincidió el doctor José Luis Volpacchio, jefe de Ecografía General del Centro de Diagnóstico Dr. Enrique Rossi.
Los especialistas coinciden en que el tratamiento implementado -la extirpación completa de la tiroides- era el camino correcto por seguir, ya fuera que se trate de un cáncer, como se pensaba inicialmente, o de nódulos benignos, como los que reveló el estudio histopatológico.
"Las punciones arrojan un grado de potencial malignidad, que es del 1 al 6, y en el que el 1 es el menor potencial de malignidad -explicó Figari-. Las punciones de la Presidenta hablaban de un grado entre 5 o 6, y en un caso como ese nadie puede dudar en realizar una cirugía que aclare el diagnóstico."
Además, los estudios histopatológicos conocidos ayer confirmaron que ambos lóbulos de la tiroides, y no sólo el derecho, como se observó inicialmente, estaban afectados. "Aunque los nódulos sean benignos, si en una operación se confirma que hay en ambos lados se saca toda la tiroides, porque no hay nada que preservar", explicó el doctor Marcos Abalovich, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Tiroides.
Mejores perspectivas
El nuevo diagnóstico ofrece aún mejores perspectivas para Cristina Kirchner. Al no tratarse de un cáncer de tiroides, ya no tendrá que recibir una dosis de yodo radiactivo, ni tendrá que observar la semana de aislamiento relativo que supone ese tratamiento. De aquí en más, la Presidenta sólo deberá tomar diariamente una pastilla de levotiroxina, del mismo modo en que lo hacen las personas con hipotiroidismo.
Es más, agregó Figari, "al no tener que someterse al tratamiento con yodo, podría eventualmente acortarse el tiempo de convalecencia que ha sido estimado inicialmente".
Esa decisión quizá sea tomada tan pronto como mañana, cuando el doctor Pedro Saco visite a Cristina Kirchner en la residencia de Olivos. "Probablemente, sea una de las preguntas que ya podamos responder -comentó a LA NACION una fuente cercana al equipo médico de la Presidenta-. Por ahora, estamos todos muy movilizados por la buena noticia."
Cristina recibió el alta y se descartó la presencia de células cancerígenas
Martín Piqué. Tiempo Argentino
La presidenta recibió ayer el alta y regresó en helicóptero a la Quinta de Olivos, pero la lectura del último parte médico por parte del secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro, dejó una noticia inesperada que sorprendió a todos: Cristina no tenía cáncer. Tras la alegría generalizada que despertó la novedad, la atención se concentró sobre el primer diagnóstico, realizado en el centro de salud Diagnóstico Maipú, a pocas cuadras de la Quinta de Olivos, donde habían determinado que la jefa del Estado tenía un carcinoma papilar en el lóbulo derecho de la glándula tiroides. La presidenta, según el estudio histopatológico definitivo, poseía nódulos en ambos lóbulos de la tiroides, descriptos como “adenomas foliculares” en lenguaje médico, pero sin tejido cancerígeno, por lo que no será necesario que se realice un tratamiento con yodo radioactivo.
La información difundida por Scoccimarro provocó una reacción de júbilo y alivio entre los militantes y jóvenes que esperaban en el kilómetro 50 de la Avenida Panamericana, frente al Hospital Austral. También desencadenó inmediatas repercusiones en las redes sociales, en los portales de noticias y en las agencias de noticias de todo el mundo. “El estudio histopatológico definitivo constató la presencia de nódulos en ambos lóbulos de la glándula tiroides pero descartó la presencia de células cancerígenas modificando el diagnóstico inicial de la punción”, anunció el vocero presidencial a través del parte de la Unidad Médica de la Casa Rosada.
Minutos después de que Scoccimarro leyera el comunicado, apenas pasadas las 11, la presidenta se subió al helicóptero con el que había llegado a Pilar. Acompañada por sus hijos, Cristina regresó a la Quinta de Olivos. Allí permanecerá los casi 20 días que le restan de licencia médica, cuyo plazo termina el 24 de enero. “Ahora es probable que la recuperación sea más rápida”, anticipaban anoche desde la presidencia. La mandataria se enteró del resultado del análisis histopatológico en su habitación, la 217, y de boca del doctor Pedro Saco, el cirujano oncólogo que se hizo cargo de la extirpación completa de su tiroides. “Es para festejar con champagne”, le dijo Saco tras informarle que la glándula no tenía células cancerígenas.
La mandataria, como lo ha reconocido en más de una ocasión, prefiere la sidra al champagne a la hora de los brindis. Su internación en el hospital fundado por el Opus Dei concluyó con un intercambio de gentilezas y agradecimientos: el director de la clínica, Eduardo Schnitzler, le entregó dos cuadros con fotografías ampliadas en las que se veía a la jefa de Estado con su esposo y sus dos hijos. La presidenta, que se emocionó con el obsequio, retribuyó el gesto con una dedicatoria y su firma en el libro de visitas.
El helicóptero partió de Pilar a las 11:07 horas. Al mediodía, menos de una hora después, la presidenta mandó dos pequeñas líneas de agradecimiento a través de las redes sociales. “Ya en Olivos, agradezco a todas las personas, ciudadanos, militantes y personalidades por las muestras de afecto y preocupación por mi salud”, fue el primer mensaje que hizo circular. Algo similar ya había dicho Scoccimarro, al dirigirse en su nombre a la multitud que aguardaba en el “campamento del aguante”, como se bautizó a la vigilia que permaneció cuatro días en las puertas del hospital.
La gran sorpresa del día fue la corrección del primer diagnóstico, realizado a partir de una punción de tiroides con aguja fina en la que, supuestamente, habían aparecido células compatibles con carcinoma papilar en el lóbulo derecho de la tiroides. En el último estudio, sin embargo, se constató que no había carcinoma –células cancerígenas–, sino nódulos benignos, aunque ubicados en el lóbulo derecho e izquierdo. “Esto va a dar lugar a mucha controversia”, confió a Tiempo Argentino un médico que supo atender en persona a la propia presidenta.
Consultados por el cambio en el diagnóstico, los médicos dijeron que esa diferencia no es habitual y que se produce sólo entre el 1 y el 2% de los casos. “Puede haber discordancia entre el primer estudio, el análisis citológico de las células a través de la punción, y el diagnóstico definitivo con el examen histológico, que se realiza después de la cirugía. Esa diferencia sucede en el 2% de los casos y se denomina ‘falso positivo’”, aseguró, en diálogo con Tiempo, Eduardo Faure, jefe de Endocrinología del Hospital Churruca.
Otros profesionales aclararon que las biopsias por punción del nódulo nunca arrojan un resultado concluyente. Los patólogos, además, tienen que repetir la prueba varias veces para obtener la cantidad suficiente de células tiroideas.
La gran pregunta que sobrevuela sobre el caso, más allá de la buena noticia que significó el alta de Cristina, es si era necesario extraerle la tiroides completa, la llamada “tiroidictomía total”, o si fue prudente hablar de carcinoma papilar (que equivale a cáncer) cuando faltaba una evaluación más categórica. La operación, que duró tres horas, implicó varios riesgos porque en esa zona del cuello están las cuerdas vocales y las glándulas paratiroides, que regulan los niveles de calcio. Según fuentes de la Unidad Presidencial, la punción del nódulo realizada en el Diagnóstico Maipú fue chequeada con otros patólogos y citólogos. Esos especialistas según esa versión, también habrían diagnosticado carcinoma papilar. El análisis de los nódulos encontrados en la tiroides de la presidenta siguió luego durante el transcurso de la intervención quirúrgica: tras la extirpación completa de la glándula, se encontraron otros nódulos –más pequeños– en el lóbulo izquierdo. En ese momento se hicieron biopsias por congelación, aunque el resultado definitivo se conoció una vez que terminó el estudio del equipo patológico del Austral. “Se hacen cortes en los lóbulos, se observan las piezas milimétricas, se colocan colorantes en las células. Es un trabajo muy fino, depurado”, relató a este diario uno de los médicos de la Casa Rosada. Ese resultado dejó a la presidenta fuera del club de jefes de Estado que vencieron al cáncer. “Cristina y su familia estaban contentísimos”, comentó la fuente oficial. Ahora habrá que esperar para escucharla a ella.