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Provincias
GLACIARES: PRIMERAS CONCLUSIONES DEL INVENTARIO EN MENDOZA
29/05/2012

Los glaciares de Mendoza, por primera vez en un inventario

Los Andes - Por Zulema Usach
Sólo en la cuenca del río Mendoza existen 1.612 formaciones glaciares con distintas características y extensión, que cubren un total de 570,67 kilómetros cuadrados.

Así lo indica la primera fase de una inédita investigación científica cuyo objetivo central consiste en obtener un inventario que dé cuenta de la cantidad, forma y estado de estas reservas hídricas que atesora la Cordillera de los Andes, para lograr así preservarlas.

Poner el foco en los glaciares existentes en la zona oeste de la Argentina se plantea como una urgencia y una necesidad, en un contexto donde las consecuencias del calentamiento global presentan una amenaza a la calidad de vida de la población.

Mendoza no está exenta de esta problemática, y de hecho, en 2009, un grupo de especialistas de la UNCuyo determinó a través de un extenso informe, que de no tomarse las medidas necesarias a tiempo, el caudal de los ríos provinciales descenderá 12% en tres décadas, mientras que se habló a las claras de una retracción de los glaciares que comenzó hace ya 40 años.

Ahora, a partir del trabajo conjunto que está llevando adelante un equipo de expertos del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla) del Conicet -junto a otros organismos locales y nacionales- se concretará el primer paso para conocer a ciencia cierta cuál es la situación de los cuerpos de hielo que conforman una de las fuentes de agua más importantes de la región de Cuyo.

Así, el “Inventario Nacional de Glaciares” se encuentra pautado como uno de los desafíos que implica llevar a la realidad lo estipulado en la reciente ley N° 26.639, que en líneas generales establece la protección de estos reservorios hidrológicos naturales en nuestro país.

De hecho, hay que decir que estos contienen -tanto en volumen como en superficie cubierta- la riqueza hídrica más importante que existe en estado sólido en la cordillera.

“Hasta ahora sólo había pequeños inventarios aislados a nivel nacional; por eso, el estado de conocimiento de los glaciares era limitado. Con este nuevo trabajo en todo el país, se podrá conocer no sólo cuántos glaciares hay, sino que en etapas más avanzadas se podrá determinar qué cambios volumétricos han sufrido estas formaciones”, explicó Gabriela Lenzano, una de las investigadoras que forma parte del equipo de expertos del Ianigla que han colaborado para obtener esta primera aproximación.

En sintonía con la Ley de Protección de Glaciares, esta tarea conjunta buscará efectuar una proyección a 50 años sobre el estado de este recurso en la provincia.

“En la medida en que se conocen y se protegen estos cuerpos, se puede conservar y tomar políticas acordes a las demandas poblacionales”, agregó Lenzano. Incluso, dentro de los planes de los equipos científicos dedicados al tema, se incluye una base de datos en la cual aparezcan las conclusiones de los actuales y futuros informes.

La metodología para llevar adelante los trabajos (que en Mendoza están siendo comandados por el doctor Ricardo Villalba, director del Ianigla) consistió en organizar la información en grandes regiones que agrupan cuerpos de hielo “con características morfológicas y medioambientales similares”, según se explica textual en la presentación de este informe preliminar.

La zona que incluye a Mendoza es la de los Andes Centrales, que se extiende desde la cuenca del río San Juan hasta la cuenca del río Colorado, ubicada al norte de Neuquén.

El río Tupungato es el que presentó la mayor cantidad de geoformas glaciares y periglaciales (tal como es la denominación científica), con 595; mientras que el sector del Cordón del Plata se ubicó en segundo puesto, con 355 formaciones de hielo de distinto tamaño.

Los estudios se efectuaron mediante la utilización de un sistema de medición y monitoreo satelital de tecnología de avanzada que se sumó a los trabajos de campo que permitieron a los científicos obtener información importante.

Hasta el momento, se determinó la existencia de más de 1.600 cuerpos de hielo, de los cuales 41% es de hielo descubierto (macizo), 15% está formado por hielo cubierto (con tierra) y 24% son glaciares de escombros (hielo mezclado con la roca). Las cantidades restantes se distribuyen entre manchones de nieve y formaciones con sedimento que lo resguarda en su superficie.

La suma de esas formaciones da por resultado una superficie que supera los 570 kilómetros cuadrados. Para dar una idea de la magnitud de esta extensión, vale decir que sólo los seis departamentos del Gran Mendoza, cubren 168 kilómetros cuadrados. Es decir, representan la tercera parte de esa cantidad.

En general, las reservas de hielo que han perdurado a través de los años se encuentran en las laderas con menor exposición solar. “La cantidad encontrada hasta ahora coincide con las características de la región”, aclaró Lenzano.

Informe urgente de glaciares: cuánta agua guarda la Cordillera para nuestro futuro

MDZ - por Pablo Icardi
Ya está listo el inventario de glaciares de la cuenca del Río Mendoza, un dato fundamental para el futuro del principal oasis de la provincia. La mayoría de los glaciares están "cubiertos" y en total ocupan la misma superficie que Capital, Godoy Cruz, Guaymallén y Junín juntos. Esa superficie es vulnerable por el cambio climático y la actividad humana. Ricardo Villalba explica los detalles y la importancia que tiene cuidar esa "caja de ahorro" del agua.

Gran parte de la riqueza y el futuro de Mendoza está en la montaña. O en lo que ella contiene. Y allí hay un recurso vital: el agua guardada en la “caja de ahorro” que representan los glaciares de la cordillera de los Andes. Ahora, por primera vez se comienza a saber cuál es la situación real de esa reserva estratégica gracias al inventario que está llevando adelante el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA) como parte de los mandatos emanados de la ley de glaciares. Y en los primeros datos, a los que tuvo acceso MDZ, ya hay información trascendente.

Así, por ejemplo, hay 570 kilómetros cuadrados de glaciares que guardan agua para un millón de habitantes que viven en el oasis que bordea al Gran Mendoza. Y más del 60 por ciento de los glaciares de la cuenca del Río Mendoza "no se ven", pues se trata de glaciares cubiertos o de roca, que contienen igualmente reservas de agua. Además, todas las formaciones de hielo se encuentran por encima de los 3300 metros sobre el nivel del mar y en su mayoría son glaciares pequeños.

El trabajo es realizado por el Ianiglia, institución dirigida por por Ricardo Villalba, uno de los investigadores más importantes del país. Villalba es parte del Panel de Expertos que asesora a la ONU en cambio climático (grupo que ganó el premio Nobel) tiene su oficina colmada de mapas nuevos que marcan las áreas que ahora estarán protegidas. La información sale a la luz justo en medio del debate sobre el impulso a actividades extractivas en Mendoza, como la minería.

El inventario de glaciares se está realizando en todo el país. Mendoza es la provincia con mayor avance, porque los trabajos se iniciaron antes gracias al apoyo previo del Gobierno Provincial. La información que se está produciendo es fundamental.

Por un lado toda la superficie inventariada queda automáticamente protegida por la ley de glaciares. “La ley indica que en esa zona no se puede realizar ninguna tarea de exploración ni explotación minera ni petrolera. Tampoco se pueden construir caminos ni hacer nada que modifique al glaciar”, asegura Villalba.

Pero además, se trata de una base de datos imprescindible para la toma de decisiones. “Uno ya puede decir cuáles glaciares en la cuenca son más vulnerables. Además, lo interesantes es que uno puede pasar esta información a los tomadores de decisiones. Se les puede decir que va a aumentar la temperatuara va a aumentar por lo cual las reservas hídricas en estado sólido estratégicas desaparezcan o corran riesgo”, explica el especialista.

Los datos

Hasta ahora el inventario está terminado en la cuenca del Río Mendoza, mientras avanzan con el Río Tunuyán y comienzan con el Sur. Los primeros pasos del trabajo fue la obtención de información e imágenes a través de algunos de los satélites más precisos de la actualidad. Para ello se contrataron servicios de la NASA y de de entidades que manejan satélites japoneses. Con esa información de base, se elaboró la cartografía y luego se realizaron trabajos de campo para precisar los datos y obtener otro tipo de muestras e información. El equipo que trabajó en la cuenca del Río Mendoza está formado por Lidia Ferri, Laura Zalazar y Mariano Castro.

En el caso del río Mendoza se relevaron 1612 glaciares. La mayoría de ellos son de pequeña superficie, es decir de menos de medio kilómetro cuadrado, pero hay pocos glaciares que cubren enormes superficies. En total, todos los glaciares del área cubren un poco más de 570 kilómetros cuadrados. Para tener una idea es igual a la superficie de los departamentos Capital, Godoy Cruz, Guaymallén y Junín juntos. Una información de contexto importante es que bajo esa cuenca vive más de un millón de habitantes de Mendoza, que dependen del agua que esos glaciares guardan.

La subcuenca más importante en cuanto a la cantidad de agua almacenada es la del Río Tupungato (hay 595 glaciares), seguida por el Cordón del Plata. Ambas también son áreas codiciadas por las reservas de otro tipo de recursos no renovables.

El 41 por ciento de los glaciares de esa cuenca son descubiertos, es decir la clásica imagen de un bloque de hielo en medio de la montaña. El 24% son glaciares de escombros, donde el hielo está mezclado con la roca. Otro 17% son glaciares cubiertos; que consisten en hielo con una capa de sedimento que lo cubre y lo protege en la superficie.

El dato no es menor, pues cuando se debatió la ley de glaciares gran parte de la pelea era por el tipo de glaciares a proteger y por la inclusión del área periglaciar en área restringida para realizar actividades. “La ley está vigente. Nada de lo que establece el artículo 6, que es cambiar un glaciar de lugar, alterar el funcionamiento, se puede hacer. No se puede hacer ninguna actividad que modifique la función que tiene un glaciar que es proveer agua de primera calidad. No puedo ir y contaminar un glaciar, ni desparramar sustancias tóxicas, ni hacer ningún tipo de construcción, no se pueden construir caminos. Eso ya está protegido”, aclara Villalba.

Cambio climático y el verdadero futuro de Mendoza

Se escucha hablar de crisis hídrica desde hace tiempo. De hecho, Mendoza va a cumplir 2 años en esa situación. Pero hubo situaciones peores que sirvieron para mensurar la importancia del agua y de los glaciares para la provincia.

En 1968 no nevó en la Cordillera. Ese año hubo una de las crisis hídricas más profundas que se recuerden, y nada indica que eso no va a volver a pasar. “En el año 1968 Mendoza dependió netamente de los glaciares. El Río Mendoza trajo casi un 40% de caudal respecto a un año normal, y todo provino de los glaciares. Si no tuviéramos glaciales en el año 1968 nos tendríamos que haber ido todos los mendocinos o haber cambiado nuestra forma de vida. Plantaríamos papa u otra cosa, pero no tendríamos vitivinicultura. El mendocino no es conciente que le debe la historia del desarrollo de la provincia a los glaciares de la cordillera”, detalla Villalba.

Y por las dudas, remarca la importancia que tienen esos enormes bloques de hielo. “Esos glaciares nos cuidan la espalda y son una reserva más importante que la que tenemos en el banco. Tenemos que ser concientes e inteligentes en el manejo del agua. No podemos darnos el lujo de que esa reserva, esa platita que la Cordillera juntó durante cientos de miles de año, destruirla porque hay un boom económico de una actividad que nos parece buenísima, que puede ser plata para hoy. El mendocino no es conciente de que depende de la existencia de Mendoza es gracias a esos glaciares. Yo no digo que Mendoza sería mejor o peor sin los glaciares; pero seguro que sería distinta”, explica el científico.

La información que está produciendo el inventario va a poder determinar en el corto plazo la evolución que tienen los glaciares. Aunque ya hay algunas presunciones: producto del cambio climático, ya hay indicios de su marcado retroceso. “Lamentablemente con los aumentos de la temperatura de acuerdo a la circulación general de la atmósfera y posiblemente acompañado con una disminución de las precipitaciones, el escenario futuro más probable es que esos glaciares se vayan reduciendo en el tiempo, con lo cual esa reserva, esa caja de ahorro, va a ir disminuyendo", pronostica Villalba.

La ley ordena que, para tener un panorama del comportamiento de los glaciares y tomar decisiones, se hagan inventarios de manera periódica. "Dentro de 5 años tenemos que tener todo el país inventariado. Pero lo importante es que se tiene que actualizar cada 5 años. Eso nos va a permitir volver a la misma zona, hacer todo el mapeo nuevamente y ahí sí con metodologías similares, vamos a tener la posibilidad de ir comparando cada 5 años cómo van variando esas masas de hielo. Saber cómo esa reserva, esa ‘plata que tengo en el bolsillo’ me está variando. Si me está aumentando o me estoy quedando cada vez más pobre. Eso es muy importante para saber cuáles son las estrategias que tenemos que aplicar para el manejo”, explica el director del IANIGLA.

El trabajo también está avanzado en algunas zonas de la Patagonia. En otras provincias hay casos particulares. En San Juan, por ejemplo, el Gobierno y las empresas mineras recurrieron la ley a través de un amparo. Y el Estado local realizó un inventario propio de glaciares. Pero ahora la provincia realizará nuevamente el relevamiento siguiendo la metodología impuesta por el IANIGLA. Para ello participarán científicos de la Universidad de San Juan, que relevarán la cuenca del Río San Juan y la del Río Jachal, donde se encuentran la mayoría de los grandes emprendimientos mineros.

Mendoza está en iniciando un fuerte debate sobre el futuro de su matriz productiva. Y en ese contexto las actividades estractivas, sobre todo el petróleo y la minería, aparecen como dos de la principales actividades a promocionar. Ahora, con el inventario de glaciares en marcha, se agrega una información nueva para tener en cuenta a la hora de tomar decisiones.


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