La presidenta Cristina Kirchner descartó ayer una devaluación más pronunciada del peso, al asegurar que el tipo de cambio “no está retrasado”. Y sobre las restricciones a las importaciones, aseguró que hay “mucho de mito urbano”y que “sería absurdo” y “un escándalo en caso de suceder”, que su gobierno no permitiera la importación de medicamentos “básicos”.
La Presidenta habló anoche delante de más de un millar de empresarios , en una cena convocada para celebrar el Día de la Industria, que tuvo lugar en la feria Tecnópolis, en Villa Martelli. Buena parte de las definiciones giraron en torno de la defensa de la política cambiaria oficial.
Cristina replicó declaraciones hechas a la prensa por el titular de la UIA, Ignacio de Mendiguren (sentado a su lado en la cena), por tener “inconsistencias” en sus reclamos.
Tras recordar que hubo “no una corridita, una corridonga (sic)” cambiaria, aseguró: “Con un tipo de cambio alto favorecemos al sector más primario y perjudicamos a la industria que tiene que seguir elaborando la sustitución de importaciones”. Venía de arrancar su exposición haciendo una bandera de “la reindustrialización” que impulsa el kirchnerismo desde 2003, que “no es un modelo económico” sino “un proyecto político de país”.
Mientras la Presidenta hablaba, se registró un fuerte cacerolazo en Belgrano, Palermo y Barrio Norte. El enojo se atribuyó a que u só una vez más la cadena nacional, que arrancó hacia las 22.20 y dejó sin aire a varios programas. Fue la cadena nacional número 16 este año, la tercera en los últimos 8 días.
La peculiaridad ayer fue que Cristina habló más temprano en la cena, pero la cadena se dio en diferido apenas terminó el partido Racing-San Martín de San Juan.
La Presidenta fue única oradora, delante de ministros, gobernadores, intendentes, y empresarios que pagaron $1.000 pesos el cubierto.
“Uno nunca identifica a las persona que no pudo ser operada” o se vio perjudicada por trabas a las importaciones, dijo en otro párrafo en tren de minimizar las consecuencias de esa política .
Volvió sobre el dólar para justificar el cepo cambiario: “No somos un país emisor de dólares”. Y dijo que el Gobierno los necesitaba para pagar importaciones, y deuda, como el cupón atado al PBI por u$s 3.500 millones que vence a fin de año, recordó.
En otro segmento, en un tema sensible a los empresarios volvió a poner sobre la mesa (como hace un tiempo) la idea de “eliminar la doble vía” en los juicios por accidentes de trabajo, para lo que propuso que se actualicen “anualmente” los montos indemnizatorios, en lo que sonó a un guiño a industriales.
La celebración de este año generó ruido en la UIA. Porque por primera vez, en lugar de ser Cristina invitada, el evento fue organizado por la Casa Rosada, que convocó a otras organizaciones empresarias, lo que fue leído como una intención de diluir el rol de interlocutor privilegiado de la UIA.
Cristina sentó a su derecha a De Mendiguren y a la izquierda a Osvaldo Cornide, de CAME. También estuvieron invitadas la CGE, la CGERA, APYME y la Cámara de la Construcción (CAC).
Todas de muy buen vínculo con el kirchnerismo. El Gobierno también hizo participar a representantes de los feriantes de La Salada, cercanos al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Pero ellos quedaron rezagados a un segundo plano y ubicados lejos de la mesa principal. Ayer la presidente anticipó un aumento, aunque más leve que otros meses, de la recaudación. Y otro del superávit comercial.
Moreno y sus amigos, en segundo planoGuillermo Moreno hacía fila como todo el mundo, con Beatriz Paglieri y Ricardo Pignanelli, el pope de Smata. El secretario de Comercio había anticipado que los confeccionistas de La Salada iban a hacer pata ancha en la cena del Dia de la Industria, pero al final, ellos y su padrino político, terminaron ocupando un rol secundario. A último momento, cuando faltaban 24 horas para la celebración industrial de Tecnópolis, Oscar Parrilli llamó a la UIA, a automotrices, a la industria alimenticia y a Techint: garantizó que Cristina Kirchner ocuparía con ellos la mesa principal, pero requería que confirmaran su asistencia. Paolo Rocca, titular de Techint, no fue, como tampoco lo hizo el año pasado. Cristiano Rattazzi, presidente de Fiat, confesó que estuvo a punto de no ir. La presencia de los representantes de Punta Mogote, tal el nombre formal de la feria acusada de ser sinónimo de la informalidad, había sido tomada como una provocación por parte de la UIA. Alguien señaló: “Cristina acusó recibo de que iba a tener un día de la Industria sin un solo industrial de peso y por eso subió a los empresarios a su mesa”.
Pero si se deja a un lado la interna entre Moreno y la UIA, los empresarios chicos pudieron festejar en un pie de igualdad con los peces gordos de la UIA, quienes ayer resignaron su rol de anfitrión para ser una de las entidades invitadas. Marcelo Fernández( CGERA), Osvaldo Cornide (CAME), Guillermo Gómez Galicia ( CGE) estuvieron con Mendiguren, Rattazzi, Juan Carlos Lascurain (Adimra), Daniel Herrero (Toyota), Roberto Urquía (AGD), Hugo Sigman (Insud) Martín Migoya (Globant) y Carlos Wagner (Construcción). Estuvieron los ministros Giorgi, Lorenzino y De Vido. Moreno quedó en otra mesa.
Con motivo del festejo del Día de la Industria y rodeada de empresarios de las más variadas vertientes, la presidenta Cristina Fernández utilizó la cena organizada en el predio de Tecnópolis para enviarle al sector empresario varios mensajes. Aseguró que no fomentará una devaluación y que hay “mucho mito urbano” respecto de las trabas a las importaciones.
Pero también se mostró comprometida en apurar la sanción de una nueva Ley de Riesgos de Trabajo, que “elimine la doble vía y no fomente así la industria del juicio”.
“Quiero que este sea el último año donde tengamos que seguir discutiendo por una nueva norma de ART. La propuesta que tiene esta Presidenta es lograr la eliminación de la doble vía”, disparó la mandataria, seguida de fuertes aplausos. “No aplaudan tanto que no dije todo”, se apuró a decir Cristina, para luego explicar de qué forma cree conveniente desalentar el cobro de la indemnización por un accidente laboral y luego el inicio de un juicio para obtener la diferencia. Según afirmó, debería considerarse una actualización anual de los montos indemnizatorios en el marco del Consejo del Salario y no por un índice -el RIPTE- como está planteado en el borrador de proyecto de ley impulsado por el ministro de Trabajo, Carlos Tomada.
Frente a más de 1.500 asistentes, entre empresarios de la UIA, la Confederación de la Mediana Empresa (CAME), la CGE, la CGERA, la Cámara de la Construcción, entre otras entidades, además de legisladores, gobernadores y la mayoría de los miembros del gabinete; Cristina habló del dólar y las importaciones. La Presidenta acudió a las declaraciones realizadas a El Cronista por el titular de la UIA, José Ignacio de Mendiguren, respecto de que la matriz productiva argentina tiene todavía una fuerte dependencia de las importaciones y que no es bueno frenarlas. El dirigente industrial la escuchaba desde la mesa principal (ver aparte).
“También se dice que el tipo de cambio está retrasado”, manifestó, en una clara alusión a los reclamos de la industria sobre la suba de costos internos y la pérdida de competitividad. Y continuó: “La suba del dólar va en contra de reconvertir la matriz productiva. Tiene que haber un tipo de cambio de equilibrio para continuar el proceso de sustitución de importaciones y a la vez cuidar el salario de los trabajadores”. Según ella, “hay inconsistencias en los planteos de los empresarios”.
Cristina defendió las restricciones a las importaciones y al dólar
La Nación
Con un reto para los empresarios, la presidenta Cristina Kirchner defendió ayer las medidas proteccionistas impuestas por el Gobierno a las importaciones y las restricciones a la compra de dólares.
Ante 1900 invitados, entre hombres de negocios, sindicalistas y funcionarios, la jefa del Estado reclamó abandonar lo que llamó "mitos urbanos" que instalan algunos empresarios sobre las medidas restrictivas para el ingreso de productos desde el exterior que aplica la Casa Rosada.
Hubo asistencia perfecta, pero pocos aplausos en el discurso de una hora que pronunció Cristina Kirchner en la cena para celebrar el Día de la Industria, que se cumplió anteayer, con un agasajo que este año fue organizado por el Gobierno.
"Veo inconsistencia en los planteos", se quejó la jefa del Estado en su mensaje, que fue transmitido por cadena nacional a partir de las 22.30 y de manera diferida para no cortar la transmisión del Fútbol para Todos. En su defensa de las políticas instrumentadas por la Casa Rosada, la Presidenta resaltó las medidas de restricción para el acceso al dólar. "Tenemos que utilizarlo para pagar las importaciones y que la industria no detenga su marcha, y para el pago de la deuda."
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Se refirió después a las críticas de los empresarios que piden actualizar el tipo de cambio y a su vez reclaman mayor apertura para la importación de productos que necesita la industria nacional. "No es un reproche para vos, Vasco", se anticipó Cristina Kirchner ante el presidente de la Unión Industrial Argentina, José Ignacio de Mendiguren, que había advertido que la matriz industrial de la Argentina seguía dependiendo de las importaciones y que, por lo tanto, era necesario que el Gobierno dejara ingresar productos del exterior.
"El tipo de cambio no está retrasado", se defendió la Presidenta, y dijo que mantendrá la flotación administrada. En defensa de su política proteccionista, apuntó que si propiciaba una devaluación eso encarecería los precios de las importaciones. "Hay una inconsistencia en los planteos", volvió a advertir. "Cuidar el tipo de cambio hace que puedan seguir industrializándose", agregó.
La Presidenta se quejó, además, de los sectores sindicales que reclamaban una actualización cambiaria. "Nunca en mi vida escuché que los sectores gremiales pidan devaluación", azuzó. Ayer fue la primera cena de la industria en estos nueve años de gobierno kirchnerista que no contó entre sus asistentes con el todavía secretario general de la CGT, Hugo Moyano.
Sí estaba, en cambio, su posible reemplazante, Antonio Caló, a quien la Casa Rosada ubicó en la mesa al lado del ministro de Trabajo, Carlos Tomada. En su defensa de las políticas implementadas en los últimos meses, la jefa del Estado se quejó de las informaciones que dan cuenta de faltantes para la industria médica. "Sería absurdo pensar que este gobierno negara la importación de productos básicos para la salud", se defendió la Presidenta.
"Vamos a seguir protegiendo el trabajo y la industria nacional a rajatabla", abundó Cristina Kirchner casi sobre el final. En su único anuncio de la noche, la Presidenta prometió una vez más la instrumentación de una nueva ley de riesgos de trabajo para la que propuso eliminar la doble vía judicial y, a cambio, actualizar anualmente los montos de las indemnizaciones durante las negociaciones paritarias entre empresarios y sindicatos en el Ministerio de Trabajo.
El gesto fue celebrado tanto por los hombres de negocios, que recién allí emitieron el primer aplauso, como por los referentes sindicales invitados al festejo. Cristina Kirchner compartió la mesa central con De Mendiguren y Osvaldo Cornide, de la pequeña y mediana empresa (Came), además de Daniel Herrero (Toyota), Carlos Wagner (CAC), Roberto Urquía (Aceitera General Deheza), Hugo Sigman y Juan Carlos Lascurain. Entre los ministros, estaban allí el de Economía, Hernán Lorenzino; de Industria, Débora Giorgi, y de Planificación, Julio De Vido.
Las definiciones principales
"El tipo de cambio no está retrasado; el sistema de flotación administrada permitió generar crecimiento"
"Sorprende que desde sectores gremiales se pida devaluación, porque sería un impacto de lleno al corazón del salario"
"Las tan mentadas restricciones a las importaciones son un mito urbano"
"Hay que volver a afinar el lápiz, plantear utilidades y ayudar a que siga el crecimiento".