Como ya había hecho el miércoles, en Georgetown, la presidenta Cristina Kirchner se sometió ayer a las preguntas de estudiantes de la Universidad de Harvard. El resultado: la mandataria habló en los Estados Unidos de temas que suele evitar en la Argentina.
Por primera vez, por ejemplo, emitió uno opinión sobre una posible reforma electoral que le permitiría acceder a un nuevo mandato.
" No es responsabilidad ni deseo de esta Presidenta una reforma constitucional ”, dijo sobre esa cuestión, y cerró haciendo alusión al Pacto de Olivos del PJ y la UCR, en 1994: “No se trata de lo que yo quiero, sino de lo que puedo o debo. Es una cuestión abstracta. No depende de mi, ni siquiera de ningún partido. Las reformas no fueron hechas por un solo partido, fueron hechas por dos partidos”.
Fue una respuesta que le permite a la Presidenta dejar abierta la discusión sobre su re-reelección .
Algunos de los estudiantes que interrogaron a la mandataria son argentinos que estudian en Estados Unidos. Uno de ellos se identificó como Juan, oriundo de La Pampa: preguntó por las restricciones a la venta de dólares. La Presidenta le contestó algo incómoda: “No hay ningún cepo cambiario”, dijo Cristina, y criticó entonces a los medios, una constante en su discurso: “ El cepo cambiario es un título mediático . No existe en ningún país el atesoramiento de dólares sin ningún fin”.
Como pasó en otros momentos del diálogo con los alumnos, cuando la mandataria habló de esta cuestión explicitó su enojo: “ ¿No te parece injusto hablar del cepo cambiario? Vos estudiás en Harvard” , le dijo al estudiante que le había pedido una respuesta sobre este punto, y agregó, como contrapunto, que existen estudiantes que cursan sus materias “en La Matanza”.
En varios tramos criticó a los medios argentinos, en especial a Clarín : “ El 7 de diciembre tiene que estar desinvertido (sic)”, dijo, siguiendo la línea discursiva que impone desde el Gobierno.
La Presidenta también aludió a los medios cuando dijo que tergiversan la información que difunde el INDEC.
Cristina habló en un auditorio del “Kennedy Junior School Forum”, de Harvard.
Había llegado al lugar con 50 minutos de retraso.
Se excusó diciendo que la detuvo el tránsito de Nueva York. La mandataria fue presentada por el decano David Elwood, que cometió algunos errores en su exposición: dijo que Eva Perón había sido presidenta y confundió la edad de Cristina . Ella corrigió ambos datos.
Antes de responder las preguntas, la Presidenta habló sobre la situación económica mundial y defendió su gestión.
Los estudiantes que le hicieron preguntas habían llegado a esa instancia después de ganar un sorteo entre sus compañeros .
Cristina fue dura con un alumno de Venezuela, Martín Molina, que leyó una pregunta sobre las “persecusiones” que reciben quienes no están alineados con el Gobierno.
“Te vi leer, quizás no tenías memoria...” ., le dijo la mandataria. Ese tono presidencial fue criticado por el alumnado. (Ver Las preguntas...) Otro estudiante, de San Juan, le pidió dos veces una “autocrítica”: Cristina respondió con evasivas. El alumno dejó el lugar casi llorando, supo Clarín .
Lynn, una alumna de los Estados Unidos que vivió en la Argentina, le preguntó a la Presidenta si podía explicar el crecimiento de su patrimonio: “ He sido una exitosa abogada y soy una exitosa Presidenta” , dijo, y aseguró que su patrimonio fue estudiado varias veces por la Justicia.
Es probable que, con sus controvertidas expresiones en las dos universidades, Cristina Kirchner haya aportado algo más que un granito de arena para que los argentinos sigan siendo tristemente reconocidos en buena parte del mundo por su soberbia y exitismo.
Desde hace bastante tiempo, la Presidenta cultiva un mensaje corrosivo e hiriente, no exento de ironías dirigidas a quienes cuestionan sus políticas.
Pero en las últimas horas, el tradicional relato cristinista bordeó la sanata.
El nerviosismo presidencial quedó claramente de manifiesto anoche, en Boston, cuando la jefa del Estado no ocultó su fastidio por el hecho de que en una Escuela de Gobierno, como la de Harvard, se le hicieran más preguntas sobre su relación con la prensa y acerca de la libertad de expresión en la Argentina que sobre sus politicas de gobierno.
Más aún, deslizó una crítica a los estudiantes de Harvard al calificar como "poco académico" el tipo de interrogantes al que la estaban sometiendo.
Ese comentario parece suficiente como para reprobar a la Presidenta en su examen ante los alumnos. La jefa del Estado argentino desconoció la importancia que para una democracia como la norteamericana y para una de las más prestigiosas universidades del mundo tiene el respeto por la prensa. Prefirió ignorar que para cualquier estudiante norteamericano es inconcebible que un presidente no brinde conferencias de prensa, al tiempo que volvió a faltar a la verdad cuando reiteró que con la prensa habla "muchísimo".
En su exposición inicial en Harvard, la Presidenta arrancó diciendo que pretendía hablar más de "la crisis del mundo" que de la situación de su país.
Pero a los estudiantes presentes no pareció importarles su visión global: todas las preguntas se refirieron a la Argentina y varias de ellas estuvieron precedidas por comentarios vinculados con el hecho de estar entre "los pocos privilegiados que pueden hacerle preguntas" a la presidenta argentina.
Tanto estos comentarios como las temáticas elegidas por los jóvenes pusieron de manifiesto cierta identificación entre las características del gobierno argentino con el régimen de Hugo Chávez. Y las declaraciones presidenciales no permitieron vislumbrar un cambio de visión sobre un país que se percibe como cada vez más aislado, sin estadísticas oficiales transparentes ni confiables y con un gobierno proclive a los recurrentes manotazos frente a todo aquello que genere liquidez.
Una vez más, las preguntas fueron más relevantes que las respuestas. No obstante, en materia económica la Presidenta dejó una definición, cuando pareció admitir que las restricciones cambiarias, como la prohibición de compra de moneda extranjera con fines de atesoramiento, obedecían a la necesidad de honrar las obligaciones de la deuda en dólares. Pese a tal reconocimiento, insólitamente, afirmó que "no hay ningún cepo cambiario".
Insistió en que los países emergentes serán los que podrán volver a empujar la economía global, por lo que sostuvo que las medidas proteccionistas desde los países centrales constituyen un "grave error". Nada dijo, sin embargo, sobre las fuertes restricciones a las importaciones por parte del gobierno argentino.
Sobre su potencial aspiración a ser reelegida en 2015, dio un doble mensaje. Por un lado, admitió que la Constitución no permite la re-reelección y que no desea una reforma constitucional, pero al mismo tiempo señaló: "No se trata de lo que yo quiero, sino de lo que puedo o debo". De este modo, dejó abierta la posibilidad de que si existiera un consenso político pudiera habilitarse una nueva alternativa reeleccionaria.
En consonancia con esto último reconoció que, desde que sufrió la muerte de su esposo, se ha acostumbrado a "no tener planes" para su futuro.
Sorprendida por una pregunta de una estudiante acerca del fuerte incremento de su patrimonio en los últimos ocho años, la Presidenta se limitó a decir que la Justicia ya se pronunció sobre los cuestionamientos que se le efectuaron oportunamente y aportó un argumento novedoso, cuando se reconoció como "una exitosa abogada" y dio a entender que su actual fortuna proviene de su trabajo en esa profesión. El interrogante, que apuntaba a su crecimiento patrimonial durante su período como funcionaria, en el que obviamente no tuvo ingresos como abogada, quedó sin respuesta.