Inversiones siderúrgicas en stand-by por US$ 16.300 millones
Urgente24
RIO (O Globo). El atascamiento que registra la Compañía Siderúrgica del Atlántico (ASC), cuyo control está a la venta desde mayo y permanece sin comprador definido, es sólo uno de los problemas que enfrenta la empresa Vale en relación a sus proyectos siderúrgicos. Frente a la crisis mundial y al exceso de acero en el mundo, la minera -que tiene una participación del 37% en CSA- sigue sin lograr convencer a sus socios de invertir en sus plantas en los estados Pará y Espírito Santo, valuadas en US$ 9.400 millones. Y no está dispuesto a asumir en soledad los costos, en momentos en que el precio del mineral de hierro, su principal fuente de ingresos, está en baja. Pero el caso de Vale no es el único: Usiminas y ArcelorMittal Brasil suspendieron proyectos por US$ 6.900 millones por tiempo indefinido, llevando las inversiones en stand-by o directamente canceladas en la industria siderúrgica brasilera a US$ 16.300 millones.
La empresa Vale, que se enfrenta aún una demora en el proceso de licencias y a problemas de infraestructura logística en sus emprendimientos, no llegó a retirar los proyectos de su cartera de inversiones, pero ya le anunció a las autoridades que salieron de sus prioridades.
Al poner el pie en el freno en los 2 proyectos (en Pará y en Espírito Santo), la Vale se unió a otras empresas que cancelaron o suspendieron ampliaciones o construcciones de siderurgias en Brasil a causa del escenario externo adverso.
Usiminas, (N. de la R.: en la que Organización Techint controla 27,7% del capital accionario), fue la primera víctima de la crisis, al anunciar la cancelación de su planta en Santana do Paraíso (Minas Gerais), de US$ 5.700 millones. Al año siguiente, ArcelorMittal Brasil suspendió por tiempo indefinido, la ampliación de su planta en João Monlevade (también MG), de US$ 1.200 millones. En total, US$ 17.300 millones.
Obstáculos para usinas
En el caso de Vale, el asunto es más complejo para la gestión de Murilo Ferreira, quien asumió el cargo en mayo de 2011. Una de las razones del choque entre su antecesor, Roger Agnelli, y el gobierno federal, y que concluyó con el desplazamiento de Agnelli, fue el deseo del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva de que la empresa invirtiera en siderurgia. (N. de la R.: Agnelli sostenía que Vale ganaría menor dinero si arriesgaba más en la minería que en la siderurgia, mientras que Lula da Silva decía que al proyecto del mercado doméstico brasilero le convenía una Vale más volcada a la siderurgia que a la minería. Tal como ocurre en tantas otras cuestiones, Lula da Silva erró aunque la opinión pública brasilera no se enterará del costo de su equivocación).
Los 4 proyectos de Vale –además de CSA en Rio y de las plantas en Espírito Santo y Pará, hay una planta siderúrgica en Ceará- fueron diseñados en la gestión de Agnelli, cuando el escenario era más favorable para la industria del acero y la presión gubernamental era mayor. El gobierno de Dilma Rousseff sigue vigilando de cerca la evolución de los proyectos, pero fuentes consultadas dicen que ella es más comprensiva respecto de Vale, frente al escenario internacional.
El consejo de administración, en el que el Ejecutivo tiene una fuerte influencia, aún no aprobó la construcción de las plantas ni demuestra prisa por hacerlo. Suma 60,5% la participación de los fondos de pensión patrocinados por empresas estatales y el BNDEs (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social) en las acciones ordinarias (con voto) de Valepar, el holding que controla Vale.
"Tiene que prevalecer el buen juicio. El gobierno parece haber entendido que, para conservar el resultado del estado contable, Vale tiene que centrarse en la minería", dijo Rafael Weber, analista de Geração Futuro.
Vale se prepara a anunciar su resultado financiero del 3er. trimestre. Los analistas esperan una caída de hasta 65% en sus ganancias netas, a algo entre R$ 2.800 millones (US$ 1.383 millones) y R$4.000 millones (US$ 1.975 millones). Irónicamente, impedimentos para que las fábricas se efectivicen también provienen del propio gobierno federal.
Además de la falta de socios, Vale enfrenta una parálisis en la infraestructura logística de Aceros Laminados de Pará (ALPA). Se encuentran suspendidas las obras de una hidrovía que conectaría el puerto de Vila do Conde, en la costa de Pará, a la ciudad de Marabá, donde está la planta. Llevan 8 meses de atraso, después de haber sido quitadas del financiamiento público previsto en el Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC). Las obras son decisivas para llevar a Alpa el carbón importado sin el cual no funcionan los altos hornos. También es por esa vía fluvial que se llevarán parte de los productos de acero, lo que permitiría la construcción de un polo metalmecánico en la zona. La industrialización es el deseo del gobierno de Pará, que, desde hace décadas, vive la situación contradictoria de albergar la mayor reserva mineral de Vale, en Carajás, pero casi toda la producción se exporta sin valor agregado.
"La vía fluvial es el principal obstáculo actual para el proyecto. Sin ella, la planta no va. Lo peor es que el proyecto ha creado expectativas en el empresariado local, que invirtió en hoteles y restaurantes, y ahora teme que el dinero invertido no tenga el rendimiento esperado", dijo el secretario de Industria, Comercio y Minería de Pará, Davi Leal.
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