Un almuerzo de honor para toda la delegación argentina encabezado por el presidente de Vietnam, Truong Tan Sang, seguido por un encuentro con el primer ministro de ese país, Nguyen Tan Dung, son los puntos centrales de la visita de la presidente Cristina Fernández de Kirchner a Hanói. El paso por la capital vietnamita, donde arribó el domingo a la noche (hora local) es la última escala de la gira que la Presidente inició hace una semana por Asia.
En forma paralela, el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, y el canciller, Héctor Timerman, encabezarán una ronda de negocios entre los empresarios argentinos que acompañan el viaje presidencial y representantes de firmas vietnamitas. Fuentes citadas por Télam estimaron que están previstas 350 entrevistas en el marco de una misión comercial que se sucede a la que en octubre encabezó el propio Moreno en la ciudad Ho Chi Minh. Esta ciudad, precisamente, fue el penúltimo destino de la gira presidencial.
Cristina llegó a Hanói a las 20.30, hora local del ayer (10.30 de la Argentina), y se alojó en el hotel Sofitel Legend Metropole, ubicado en el barrio francés de la ciudad. Lucía anteojos negros y un tapado negro de seda labrada. Poco después, ya instalada en su habitación, ella misma comenzó a relatar, vía Twitter, la agenda que la esperaba para hoy.
“Día de intensa actividad”,sintetizó.
Con diez horas de diferencia con Buenos Aires, la mañana del lunes la Presidente comenzó poco antes de la medianoche argentina con dos homenajes en el “monumento de Héroes Nacionales y Mártires y el Mausoleo de Ho Chi Minh”, según anticipó por Twitter.
Tras los homenajes, Cristina encabezará junto a su par de Vietnam el almuerzo de honor a la delegación argentina, que será en la sede gubernamental. Desde allí se desplazará hacia el Palacio Ministerial, para su entrevista con el primer ministro Nguyen Tan Dung.
Para la media tarde de Hanói, la Presidente tiene agendada una visita a la Asamblea Nacional de ese país, donde será recibida por el presidente del parlamento D. Nguyen Sinh Hung. Además, tiene previsto mantener reuniones con empresarios vietnamitas. “Será el último destino de nuestra gira oficial al sudeste asiático”, dijo la Presidente.
El viaje presidencial, a bordo de un jet alquilado a una empresa inglesa, comenzó hace una semana en los Emiratos Arabes, donde Fernández de Kirchner mantuvo reuniones en Dubai. Luego continúo por Indonesia y Vietnam. En su visita del sábado a la ciudad Ho Chi Minhn, Cristina mostró particular interés en visitar y ser fotografiada en los túneles donde se refugiaban los miembros de la resistencia del Vietcong, en la que comparó a Ho Chi Minh con San Martín. “Es el Padre de la Patria, el San Martín de Vietnam”, dijo. El viaje de regreso de la Presidente está previsto para mitad de la semana. Todavía no fue confirmada su asistencia a la reunión entre los jefes de Estado de la región y de la Unión Europea, el sábado en Santiago, Chile.
Clarín/ Por Natasha Niebieskikwiat
Vietnam. Ultima escala de una gira que también la llevó a Emiratos Arabes e Indonesia. Prácticamente a solas, con sus funcionarios como soldados, y sin periodistas alrededor, Cristina Kirchner volvió ayer a la carga con su comunicación tuitera, directa y sin preguntas de por medio. Fue un diario de viaje por la red social. Y empezó el día como ella misma se autodefinió, “Recargada”, junto al titular del Comité Popular, Le Hoan Quan, en la ciudad de Ho Chi Minh, ex Saigón. Allí comparó con el libertador José de San Martín a Nguyen Van Coon -alias Ho Chi Minh- poeta, guerrillero independentista, y quien combatió a los franceses y a los estadounidenses, y siendo el líder de los comunistas, presidió la llamada República Democrática de Vietnam (Norte). Cristina lo definió como el “padre de la Patria, el San Martín de Vietnam”.
No demoró mucho la Presidente en darse cuenta de que sus palabras ya habían rebotado, y mucho, en la Argentina. De allí su tuit “Los patriotas, fundadores de naciones y constructores de la historia, son casi iguales en todas partes”. Pero fueron unos veinte los tuits que disparó con intervalos de una y dos horas a lo largo de todo el día de ayer para contar su paseo por los túneles de Cu Chi. Este sistema subterráneo fue construido durante la resistencia vietnamita contra los franceses y luego mejorado tras la invasión estadounidense. Para su día de campo, ayer la mandataria no abandonó su coquetería, ni sus joyas ni su exclusivo reloj, pero se calzó el sombrero y el pañuelo que utilizaban las tropas del Viet Cong y se hizo fotografiar intrépida. “Bajé a los túneles. Algunos tan estrechos que se recorren agachada.
Me dijeron que soy la 1°Jefa de Estado que se anima ”. En otro tuit siguió con su relato comparando la historia de Vietnam y la de Argentina. “Al salir de Cu Chi pensé en Belgrano, ordenando quemar todo en el éxodo jujeño. Me acordé de la choza en Oltra del Chacho Peñaloza”. Luego quiso mostrar que los controles al dólar no dificultan los viajes de locales al exterior y escribió “ Muchos turistas argentinos en Vietnam. Me lo confirmó el gobernador. Le dije que quiero encontrarme con vietnamitas en Argentina”. Así, otros.
Un resumen del viaje a Emiratos, Indonesia y Vietnam encuentra a Cristina focalizada en la agenda política y en sus actividades turísticas que, a diferencia de otros viajes, esta vez exhibió ella misma, y por Twitter. También por la red social, pero desde lejos, se metió en la pelea entre el Gobierno nacional y el de la Ciudad de Buenos Aires por la tarifa del subte. Criticó a Mauricio Macri. Al mismo tiempo delegó el manejo económico y empresario en Guillermo Moreno. La delegación de 200 ejecutivos que la acompañan recién podrá verla hoy en Hanoi, El supersecretario de Comercio Interior se encargó de los acuerdos y atendió reclamos. A los que le preguntaban hasta cuándo seguirán las restricciones a las importaciones les respondía que no hay fecha, aunque sí flexibilizaciones paulatinas en sectores.
En Indonesia, Cristina recibió una muñeca con su imagen. La cámara de la industria plástica argentina le regaló la réplica de un obelisco como el que está en Tecnópolis, contó Miguel Ponce, gerente de la Cámara de Importadores de Argentina.
Y la fundación Proteger le entregó una chalina que intenta rescatar el diseño de los pueblos originarios mezclados con hilos de cobre, que muestran lo último de la tecnología en una industria que ha crecido al calor del kirchnerismo y ahora enfrenta problemas para importar insumos.
Clarín/ Por Alberto Amato
El valor simbólico de un Padre de la Patria, de cualquier patria, mete en una misma bolsa a Napoleón con Abraham Lincoln, con Pedro el Grande y con Lenín, o con Stalin (a quien llamaban “Padrecito”) San Martín, Bolívar, Sun Yat Sen, Gandhi, Washington o Arafat.
La Biblia y el calefón.
Hay patrias que no tienen padre, ni madre. No les va tan mal.
En Vietnam, Ho Chi Minh es, cómo no, el padre de la patria vietnamita. Aunque el genio militar, sanmartiniano si se quiere, que combatió en las dos guerras coloniales modernas de esa tierra ancestral, fue Vö Nguyen Giap, que era veinte años menor que “El Tío Ho” y desarrolló la estrategia de guerra permanente que incluyó hasta la lucha bajo tierra en los famosos “túneles de las ratas”, donde la Presidente argentina se dejó fotografiar ayer.
Ho Chi Minh, que peleó duro contra los invasores de su tierra, había nacido en 1890. En los años 60, cuando empezó a crecer la guerra de su país contra los Estados Unidos, rondaba los 60 y no andaba como para trotar en las junglas espesas como un chico de 20. Fue, eso sí, un gran estratega comunista, educado en Francia y en Moscú, con una fuerte inclinación hacia el comunismo chino más que al soviético, y un guía más que espiritual para su pueblo. De hecho, fundó la República Democrática de Vietnam ni bien terminada la Segunda Guerra Mundial.
Allí se acaban las comparaciones con San Martín, que carecía de ambiciones políticas o se cuidó muy bien de expresarlas.
Vietnam, en tiempos no tan remotos, fue Indochina. Estuvo bajo la dominación colonial francesa desde mediados del siglo XIX hasta 1954. Al uso de la época, Francia ejerció un dominio brutal sobre esa región rica en arroz, opio, caucho con semillas importadas del Amazonas, y estaño. La Segunda Guerra cambió parte del mapa: el imperio japonés se adueñó de Vietnam hasta su derrota en 1945 y Ho Chi Minh y Giap anduvieron guerreando contra franceses y japoneses. Francia volvió a ocupar Vietnam en 1946, hasta que las fuerzas comunistas la derrotaron en 1954 en la histórica batalla de Dien Bien Phu. Francia y el Vietnam comunista, con gobierno en Saigón, al norte del país, firmaron un acuerdo de paz en Ginebra ese mismo año. De los acuerdos no participó Estados Unidos, que empezó a enviar “asesores” militares. Eran los tiempos de la política del dominó, que aseguraba que un estado comunista favorecía la expansión comunista a sus vecinos. Estados Unidos nunca pensó eso de las democracias, pero esa es otra historia.
Con la venia de Washington, surgió en el sur de Vietnam, en Saigón, un gobierno títere. Francia había dejado a la altura del paralelo 17 frente al Golfo de Tonkin, en el Mar de la China, una zona desmilitarizada que sirvió para redefinir un escenario de guerra: para Estados Unidos y buena parte de Occidente, había dos Vietnam: uno en el norte, comunista, y otro en el sur, no comunista. En Vietnam del Norte no opinaban igual. “Hay un solo Vietnam –decían– y nosotros luchamos por unificar al país”. Esa nimia cuestión geográfica, política y semántica, llevó a una guerra que duró casi 15 años, mató a tres millones de vietnamitas y a más de 60 mil soldados estadounidenses y terminó en 1975 con el triunfo de las fuerzas del norte. La vieja ciudad de Saigón se llama hoy Ho Chi Minh.
Vietnam. Cristina, ayer, al salir de uno de los túneles de Cu Chi a 70 kilómetros de la ciudad de Ho Chi Minh.