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El Papa argentino
CRISTINA AL VATICANO ¿QUIÉN LA ACOMPAÑA? DIVISIÓN K POR EL PAPA
15/03/2013

Cristina se apuró a confirmar su viaje tras un aviso prematuro

Clarín. Por Nicolás Wiñazki
El primer alerta llegó al Gobierno a través de una de las autoridades de la Nunciatura Apostólica. Era el mediodía del miércoles cuando la Casa Rosada se enteró a través de un representane de la Iglesia Católica que Jorge Bergoglio había sido el centro de atención de uno de los cónclaves que se realizaron en el Vaticano para elegir al nuevo Papa.

Había dado un discurso breve pero cautivante para el resto de sus colegas cardenales, especificó uno de los diplomáticos de la Santa Sede a su confidente gubernamental. La información, se supo, había sido un adelanto valioso.

Algunos pocos funcionarios sa- bían que Bergoglio había viajado a Roma con pasaje de vuelta: volvería a Buenos Aires el 22 de marzo.

La presidenta Cristina Kirchner se enteró por televisión que el diri- gente eclesiástico con el que más había confrontado en los últimos años sería el nuevo líder de los 1.200 millones de fieles católicos que hay en el mundo. Estaba en la Quinta de Olivos. En sus oficinas cundió la sorpresa y luego la resignación y el inevitable pragmatismo, reconstruyó Clarín en base a fuentes oficiales. La mandataria tardó cinco minutos en llamar a la Cancillería para confirmar que viajaría a la misa de inauguración del pontificado de Francisco.

El canciller Héctor Timerman revisó después el texto seco y for- mal con el que la Presidenta felicitó a Bergoglio por su designación .

Otros presidentes de la región, como el venezolano Nicolás Maduro, o el ecuatoriano Rafael Correa, reaccionaron ante la noticia con más efusividad que Cristina.

Un importante sector de la diri- gencia K muestra desde el miér- coles su malestar por la elección de Bergoglio. Algunos voceros influyentes del Gobierno, como el ex piquetero Luis D’Elía, ayudaron a difundir por la web una foto falsa que supuestamente muestra al nuevo Papa junto al dictador Jorge Videla.

La posición de la Casa Rosada respecto a Francisco se acotará en público a la formalidad.

El embajador ante el Vaticano, Juan Pablo Cafiero, marcó ese camino: "Es muy sustantivo lo que está sucediendo. Un desafío diplomático para esta embajada.

El despliegue de los medios y del mundo diplomático es fuertísimo hacia nuestro país", dijo en declaraciones radiales, y agregó: "Necesitamos ser muy prudentes e ir ayudando en toda esta situación sin involucrarnos en cuestiones de la Iglesia".

El Gobierno espera ahora abrir una nueva etapa de relaciones con la Iglesia en general y con el Arzobispado de Buenos Aires en particular. Será el propio Bergoglio el que elegirá a su sucesor en ese puesto. La Casa Rosada cree que es probable que se designe allí a algún purpurado conciliador, como el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, José María Arancedo; o el obispo de Gualeguaychú, Jorge Lozano.

Hasta ahora, la interlocución entre la Casa Rosada y Bergoglio pasaba por el secretario de Culto, Guillermo Oliveri.

La última vez que el Papa Fran- cisco se entrevistó con la Presiden- ta fue en marzo del 2010. Bergoglio estaba terminando su mandato al frente de la Conferencia Episcopal.

Ella aludió a esa cuestión cuando le dijo una frase que fue noticia: "Nos vamos los dos en el 2011", afirmó. Y ahí están.

Cristina viaja a Roma con Lorenzetti, Alfonsín y sindicalistas

Ámbito. Por Liliana Franco

La presidente Cristina de Kirchner partirá este domingo rumbo a Roma para estar presente el martes próximo en la ceremonia de asunción del papa Francisco, Jorge Bergoglio.

La comitiva oficial que acompañara a la jefa de Estado en representación de la Argentina será el canciller Héctor Timerman; el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti; el titular de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez y el diputado radical Ricardo Alfonsín. Además, la Jefa de Estado cursó invitaciones a los titulares de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo; y de la Pastoral Social, Carlos Alberto Acaputo y los dirigentes gremiales Antonio Caló, Omar Viviani y Omar Suárez informó en el secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro por la tarde a la Sala de Periodistas de la Casa Rosada.

En principio se descartó que Cristina viaje en el Tango 01 ya que existe la posibilidad de que pueda ser embargado a pedido de los fondos buitres. A nivel oficial no se pudo confirmar que servicio aéreo utilizará aunque, y dado que es un viaje relámpago, es probable que la Secretaria General de la Presidencia decida contratar una aeronave privada como ocurrió en ocasión de su gira este enero a Emiratos Árabes, Indonesia y Vietnam. En esa ocasión, y por recomendación de la Consejería Legal de la cartera de Relaciones Exteriores se desistió de utilizar el Tango 01 "ya que era altamente probable el intento de reclamos, medidas precautorias o de ejecución sobre dicha aeronave". Luego de una compulsa de precios se contrató a la empresa inglesa Chapman Freeborn, "compañía que había sido contratada para viajes presidenciales a Guyana, Madrid y París, y Barcelona y Cannes", informó en esa oportunidad Oscar Parrilli. El alquiler de la aeronave para la gira asiática, según Presidencia, costó 880.000 dólares.

La comitiva oficial se trasladará a Roma por su cuenta ya que habitualmente la primera mandataria no suele viajar en el avión con numerosos funcionarios. Recién en Roma se verán para estar ubicados juntos durante la ceremonia.

De todas maneras la comitiva oficial no serán los únicos argentinos que participaran de la consagración del nuevo Papa. El Senado designó por el Frente para la Victoria que viajen, Aníbal Fernández y diputado de Tierra del Fuego, Mario Colazo. En tanto por el radicalismo lo harán el jefe del bloque, José Cano, y Juan Carlos Marino, vicepresidente de la Cámara alta y del Senado de la Nación. Rubén Giustiniani del FAP, Adolfo Rodríguez Saá y Liliana Negre de Alonso por el Peronismo disidente también estarán presentes.

Raúl Alfonsín confirmó que viaja mañana ya que antes de llegar a Italia se verá con políticos amigos en España. Cabe señalar que Cristina tiene una buena relación con el diputado radical más allá del aprecio que sentía por su padre el expresidente.

En los pasillos de la Casa Rosada, no descartan que la Presidente el mismo martes emprenda el retorno, es que la ceremonia será por la mañana hora de Italia siendo la madrugada en el país.

• Mensaje a Scioli
Por la tarde, la presidenta estuvo inaugurando obras de ampliación de Universidad Nacional de Avellaneda. En esta oportunidad, en un discurso donde volvió a apelar a la unidad nacional destaco que su gobierno en una semana inauguró "obras en seis universidades nacionales por un total de 42.800 millones de pesos". Asimismo, afirmó que "No hay una sola provincia que no tenga su universidad".

Luego de recordar que en 30 años no se hizo nada en las universidades indicó que desde 2003 hasta a la fecha se han invertido más de $1.300 millones.

Se mostró orgullosa que la matrícula universitaria creció el 28% y que de "65.000 egresados en 2001 se pasó 109.000 egresados en 2011. Un 68% más de egreso. Esto se debe a la inclusión social", enfatizó. Para el gobierno, estos números son la muestra de "la década ganada".

En un momento de su discurso, en lo que se interpretó en un mensaje dirigido a Daniel Scioli, Cristina en un tono enérgico rescató su condición de bonaerense: "Nadie me va a enseñar nada de la provincia de Buenos Aires, olvídense, a esta Provincia donde nací, donde estudié, donde lo conocí a él, la conozco de palmo a palmo y, si hay algo que conozco, es el cordón del Conurbano bonaerense que termina allá en el Gran La Plata donde nací yo", sentenció.

Finalmente reivindicó como la región "se ha puesto de pie para incluir a los pueblos, para combatir la desigualdad social, para ocuparse de los que menos tienen" y confesó que "la Presidenta en este país labura, les puedo asegurar, es un laburo, no es ningún honor, es un trabajo de esfuerzo y de compromiso", concluyó.

 


 

Cristina invitó a opositores y al titular de la Corte a la comitiva
Clarín.

Las tensiones del gobierno de Cristina Kirchner con otros actores institucionales centrales del país quedarán en suspenso al menos por unos días, ante el hecho extraordinario de la elección del cardenal Jorge Bergoglio como nuevo Papa.

Así, para empezar, la Casa Ro- sada no tardó el miércoles en con- firmar que la Presidenta asistirá el martes que viene a la ceremonia de asunción en Roma de quien hasta hace poco el kirchnerismo tildaba de "jefe de la oposición".

Pero además, ayer informó que de la delegación oficial formará parte el titular de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti. Estará codo a codo con Cristina en la ceremonia, en un momento de alta tensión en que la Presidenta levantó una polvareda con el Poder Judicial con anuncios de que enviará varios proyectos al Congreso para "democratizar" la Justicia. El más polémico, ya cuestionado en su constitucionalidad por asociaciones de asociaciones de magistrados es el de elección por voto popular de los miembros del Consejo de la Magistratura.

La delegación oficial al Vatica- no tendrá representación de los tres poderes del Estado, junto a la CGT y la Iglesia. Estará integrada además por el canciller Héctor Timerman; el titular de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez; y el diputado radical Ricardo Alfonsín. También asistirán los titulares de la Conferencia Episcopal, José María Arancedo; de la Pastoral Social, Carlos Alberto Accaputo; por la CGT, el secretario general Antonio Caló; el gremial, Omar Viviani, y el de Salud, Omar Suárez.

Hasta anoche no se confirmó cómo se trasladará la Presidenta a Roma y se estimaba que no usará el Tango 01 por temor a los embargos. El Gobierno ya se cuidaba de ésto sobre todo en viajes europeos, pero los cuidados se extremaron luego de la retención en Ghana de la Fragata Libertad el año pasado.

Igualmente, el hecho de integrar la delegación oficial no supone que viajarán todos con Cristina. Por caso, según pudo saber Clarín Lorenzetti tiene pasajes para un vuelo de Alitalia que sale este domingo. Y Alfonsín parte hoy con su esposa Cecilia para hacer escala en Madrid y reunirse "con amigos de la política española", contó anoche.

En Roma se hospedará en el hotel Santa Chiara, un tres estrellas a diez cuadras del Vaticano donde solía alojarse su padre, el ex presidente Raúl Alfonsín. Ricardo fue invitado por el Gobierno en calidad de referente opositor y como vicepresidente 1° de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados. También irán los jefes de bloque de los diputados de la oposición.

Fuera de la delegación oficial, que ocupará un sitial de privilegio en la ceremonia de entronización del Papa Francisco, también confirmó que irá por las suyas el alcalde porteño, Mauricio Macri.

En el Senado también se arma- ron listas de legisladores para viajar a la capital italiana. Pocos quieren perderse el acontecimiento pese que Bergoglio hizo transmitir su pedido de que los argentinos no viajen al Vaticano y donen ese dinero a la caridad.

En la Cámara alta, la convocato- ria estuvo a cargo del jefe del blo- que oficialista, Miguel Pichetto, y de los colaboradores del titular de la Cámara, Amado Boudou. En ese marco, los legisladores que se anotaron para viajar a Roma -partirán el domingo- fueron los kirchneristas Aníbal Fernández y Mario Colazo; los radicales José Cano y Juan Carlos Marino; los peronistas disidentes Adolfo Rodríguez Saá y Liliana Negre de Alonso; y el socialista Rubén Giustiniani.

 

Cristina se apuró a confirmar su viaje tras un aviso prematuro

Clarín. Por Leonardo Mindez

El dogma de su fe no está expuesto a interpretaciones. El entramado de sus decisiones se esconde entre paredes infranqueables. El evangelio que baja desde la cúpula, acaricia el alma y refuerza la fe de la feligresía.

Las disidencias apenas se susurran con temor en los vestíbulos. Es norma: la iglesia kirchnerista no debate en público. Pero toda norma tiene su excepción y la sorpresiva elección de Jorge Bergoglio como el Papa Francisco dejó expuestas como pocas veces reacciones encontradas del amor al odio al interior del universo K.

Apenas se conoció la noticia en la tarde del miércoles, los kirchneristas más activos en las redes sociales elevaron su bronca a ese cielo virtual.

"FRANCISCO I es a América Latina lo que Juan Pablo II fue a la Unión Soviética. EL NUEVO INTENTO DEL IMPERIO POR DESTRUIR LA UNIDAD SURAMERICANA (sic)", escribió Luis D’Elía en Twitter. La legisladora porteña del FPV y líder del movimiento gay María Rachid se preguntó en su cuenta: "Lxs que están festejando y se dicen progresistas y/o de izquierda: tienen idea quién es Bergoglio? Y bueh ...

Es genocida, homofóbico y machista, pero es NUESTRO genocida, homofóbico y machista!".

El tono gélido de la carta de salu- tación de la Presidenta y el formal deseo de suerte que le envió hacia el final de su discurso en Tecnópolis entre los chiflidos del público parecieron ser la excusa perfecta para que muchos funcionarios masticaran su bronca en privado por la elección de un obispo que había confrontado con Néstor y Cristina.

La tapa de Página 12 y la nota de Horacio Verbitsky, reiterando sus denuncias por la actuación de Bergoglio durante la dictadura y augurando un papado de tinte "conservador populista" que intentará detener las transformaciones políticas en Latinoamérica fue la expresión de la bronca de muchos kirchneristas. Pero ayer comenzaron a oírse otras voces. El vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto lo definió como un "Papa peronista" con "gran militancia y cosmovisión tercermundista" y, al contrario de Verbitsky, le adjudicó "cercanía con el proyecto político de esta Latinoamérica". Mariotto presenció anoche un informe adverso a Bergoglio en el programa oficialista 6,7,8. En un hecho inusual, rechazó los cuestionamientos y de los propios panelistas del programa.

"Es un peronista, comprometido con los más humildes, con el que hemos trabajado juntos en las villas, con los cartoneros, luchando contra el paco. Los que piensan que su papado va a afectar al Gobierno es porque no lo conocen", le dijo a Clarín el líder del Movimiento Evita y subsecretario de Agricultura familiar, Emilio Pérsico, que recordó que Bergoglio lo autorizó el año pasado a organizar una misa por la salud de Hugo Chávez. Para Pérsico, las disputas de los Kirchner con Bergoglio nunca fueron personales sino en tanto representante de la Iglesia argentina. "Los gestos que mostró el primer día, el llamado a caminar, edificar y confesar en Jesús muestra que va a intentar transformar a la Iglesia".

Su ladero en el Evita, el diputado provincial e integrante de la mesa de "Unidos y Organizados" Fernando "Chino" Navarro aseguró que Bergoglio "es una persona de centro con una clara opción por los pobres que si se lo compara con los que estaban antes, es casi del PRT".

Y agregó: "No tengo dudas de que está más cerca de las posiciones de este gobierno que de muchos dirigentes de la derecha que con mucho vedetismo quieren mostrarse hoy cercanos a él".

 


 

El Papa, la furia de Cristina, la ilusión de Scioli

Clarín. Por Julio Blanck

Cuentan infidentes del poder que sobrevino un ramalazo de furia, una explosión de la Presidenta que sus allegados no supieron cómo atenuar, el miércoles en la resi- dencia de Olivos cuando se anunció que Jorge Bergoglio era el nuevo Papa. Bajo esa conmoción, tan distinta a la de los millones que recibieron con genuina alegría y emoción la noticia, se emitió la gélida carta inicial de saludo al nuevo Pontífice.

Cuentan que algún funcionario temió que el acto programado en Tec- nópolis para un par de horas más tarde terminara suspendiéndose, cosa que no ocurrió. Cristina fue y le refregó a Daniel Scioli, allí presente y en silencio, las bondades y virtudes de Alicia Kirchner, también allí presente y exultante.

Alicia es la elegida para encabezar la lista de candidatos, en la Provincia que administra un Scioli acosado hasta la asfixia por el Gobierno y sus delegados bonaerenses. La Presidenta habló más de veinte minutos antes de hacer una referencia al nuevo Papa, sin nombrarlo pero con el cuidado elemental de no desatar los demonios de su bronca.

Cuentan que de regreso en Olivos la Presidenta retomó sus expresiones de profundo enojo por la consagración de Bergoglio, el mismo a quien ella y Kirchner habían hostigado de modo sistemático durante años. Ese cardenal aborrecido ahora era Papa: alguien se había equivocado feo en la ponderación política y la elección del enemigo.

Cuentan que Carlos Zannini, una vez más, desplegó la contención, el equili- brio para sopesar qué camino convenía tomar ante la contrariedad inesperada.

El poderoso secretario Legal fue uno de los pocos que tuvo acceso a Olivos en esas horas. Otros, no los únicos, fueron el ministro Julio De Vido y el secretario de Inteligencia Héctor Icazuriaga.

Todos son parte de la vieja guardia patagónica, el pequeño y receloso círculo de confianza donde la Presidenta siente encontrar lealtades inalterables.

Aquella reacción inicial de la Presi- denta fue replicada, incluso con odio y desmesura, por algunos de sus seguidores más acendrados. Hubo en ellos conducta de secta que se siente amenazada y que responde con peligrosa irritación. Ayer ese panorama se compensó un poco con el aporte de dirigentes kirchneristas de vínculo personal con la Iglesia y el nuevo Papa, como el vicegobernador Gabriel Mariotto y el presidente de la Cámara de Diputados Julián Domínguez; y otros como Emilio Pérsico y Chino Navarro, jefes del Movimiento Evita, una organización con efectivo trabajo de base en los barrios, donde suelen cooperar y disputar espacio a la vez con sacerdotes y laicos que tienen a Bergoglio como principal referencia.

La Presidenta encabezó ayer otro acto oficial en Avellaneda. Se enfervorizó no- tablemente defendiendo sus logros y no hizo mención al nuevo Papa.


E ste sobresalto del Gobierno tiene su contraparte en cierto estado de euforia desmedida en la oposición. Ya se ha dicho: la feliz llegada de Bergoglio a la jefatura global de la Iglesia no condena al Gobierno a una derrota inminente, ni resuelve las enormes carencias de la oposición para llevarla de la mano hasta el poder. Sin embargo, muchos actúan como si las cosas fuesen así de fáciles. Es una suma de prejuicio y voluntarismo.

La tarea que aguarda al Papa argentino, por naturaleza y circunstancias, es infi- nitamente más amplia y profunda que los avatares de la nuestra política doméstica. Pero su presencia y su acción influirán en los actores políticos y en el cuerpo social. Algo de esto empieza a suceder y seguro veremos mucho más.

Las formas que terminará adquiriendo aquí la influencia del Papa pertenecen al territorio de lo insondable. De todos modos, un laico de intensa actividad política en la Iglesia, consideró que cuando menos habrá un "efecto derrame cultural", porque la palabra y la acción de Bergoglio podrán trasladarse fácilmente a la dimensión política. "Todo el mundo entiende de qué habla Bergoglio cuando dice que el poder es servicio y austeridad", explicó.

Supone que muchos políticos buscarán sintonizar ese mensaje. Y también consi- dera que puede haber modificaciones en la actitud de los mismos obispos.

Es de lógica pura esperar que la Iglesia argentina resuelva diferencias internas y quede alineada sin fisuras con el nuevo Papa. Y también que sienta un respaldo distinto para expresar sus opiniones críticas sobre pobreza, clientelismo político, corrupción y otros tópicos en los que Bergoglio fue marcando distancias muy claras con el Gobierno. Días atrás, algunos obispos quedaron impresionados por el modo en que el Go- bierno operó sobre ellos con dureza para bloquear la aprobación de un documento que, aún con las formas alambicadas de la Iglesia, cuestionaba el proyecto oficial de "democratizar la Justicia". Es de suponer que con Bergoglio como garante de última instancia, los obispos puedan sacudirse algunos de sus temores, "Cualquier cosa que diga el Papa acá se va a leer en clave argentina", dijo el opera- dor laico, conocedor del terreno resbaladizo sobre el que pisa.


A lgo así está sucediendo en la política. Hay quienes tienen una larga relación con Bergoglio: Elisa Carrió, Gabriela Michetti y otros en la oposición y el mun- do gremial. También hay cantidad de peronistas enhebrados por el nuevo Papa en su paciente tejido como arzobispo de Buenos Aires. Pero si alguien sintió la elección vaticana como un mensaje personal desde el cielo fue Scioli.

El gobernador bonaerense, igual que el intendente Sergio Massa, no demoró en expresar su congratulación. Fue un claro contraste con la actitud del oficialismo al que en teoría pertenecen. Pero Scioli, además, tiene en su plantel hombres que le aseguran llegada al nuevo Papa.

Uno de ellos es José Pampuro, actual vicepresidente del Banco Provincia, que trabó relación con Bergoglio en los tiempos de la gran crisis, como emisario de Eduardo Duhalde primero y de Néstor Kirchner después. Y que se mantuvo como interlocutor parlamentario del entonces cardenal, en medio de los duros cruces entre la Iglesia y el Gobierno por la ley de matrimonio igualitario.

El otro contacto es Aldo Carreras, un hombre vinculado largamente a los jesui- tas que fue funcionario de Menem, tiene relación directa con Bergoglio y ahora ocupa un discreto cargo en el gobierno provincial, dentro del área de Trabajo, actuando de hecho como nexo con sectores sindicales.

Scioli, además, se ocupó siempre de engrosar la relación personal con Bergo- glio. Ayer, en La Plata, según consignó la agencia Télam, el gobernador se entusiasmó en elogios al nuevo Papa: "Nos llena de fuerza contra la adversidad", dijo.

Y recordó que "cuando tuve la última oportunidad de verlo, en ocasión de la pe- regrinación a Luján, tuvo la deferencia de tener un encuentro privado conmigo y con Karina; siempre me gustaba mucho escuchar sus reflexiones y sus consejos".

Un operador sciolista se entusiasmó: "Tiene la suerte del campeón" dijo, supo- niendo que su jefe había conseguido un salvoconducto para zafar del ahogo y seguir vivo en la carrera presidencial.

Quizás le convenga moderar un poco tanto fervor. Bergoglio es Papa, pero todavía no está demostrado que pueda hacer milagros.

Clarín. Por Julio Blanck Cuentan infidentes del poder que sobrevino un ramalazo de furia, una explosión de la Presidenta que sus allegados no supieron cómo atenuar, el miércoles en la resi- dencia de Olivos cuando se anunció que Jorge Bergoglio era el nuevo Papa. Bajo esa conmoción, tan distinta a la de los millones que recibieron con genuina alegría y emoción la noticia, se emitió la gélida carta inicial de saludo al nuevo Pontífice. Cuentan que algún funcionario temió que el acto programado en Tec- nópolis para un par de horas más tarde terminara suspendiéndose, cosa que no ocurrió. Cristina fue y le refregó a Daniel Scioli, allí presente y en silencio, las bondades y virtudes de Alicia Kirchner, también allí presente y exultante. Alicia es la elegida para encabezar la lista de candidatos, en la Provincia que administra un Scioli acosado hasta la asfixia por el Gobierno y sus delegados bonaerenses. La Presidenta habló más de veinte minutos antes de hacer una referencia al nuevo Papa, sin nombrarlo pero con el cuidado elemental de no desatar los demonios de su bronca. Cuentan que de regreso en Olivos la Presidenta retomó sus expresiones de profundo enojo por la consagración de Bergoglio, el mismo a quien ella y Kirchner habían hostigado de modo sistemático durante años. Ese cardenal aborrecido ahora era Papa: alguien se había equivocado feo en la ponderación política y la elección del enemigo. Cuentan que Carlos Zannini, una vez más, desplegó la contención, el equili- brio para sopesar qué camino convenía tomar ante la contrariedad inesperada. El poderoso secretario Legal fue uno de los pocos que tuvo acceso a Olivos en esas horas. Otros, no los únicos, fueron el ministro Julio De Vido y el secretario de Inteligencia Héctor Icazuriaga. Todos son parte de la vieja guardia patagónica, el pequeño y receloso círculo de confianza donde la Presidenta siente encontrar lealtades inalterables. Aquella reacción inicial de la Presi- denta fue replicada, incluso con odio y desmesura, por algunos de sus seguidores más acendrados. Hubo en ellos conducta de secta que se siente amenazada y que responde con peligrosa irritación. Ayer ese panorama se compensó un poco con el aporte de dirigentes kirchneristas de vínculo personal con la Iglesia y el nuevo Papa, como el vicegobernador Gabriel Mariotto y el presidente de la Cámara de Diputados Julián Domínguez; y otros como Emilio Pérsico y Chino Navarro, jefes del Movimiento Evita, una organización con efectivo trabajo de base en los barrios, donde suelen cooperar y disputar espacio a la vez con sacerdotes y laicos que tienen a Bergoglio como principal referencia. La Presidenta encabezó ayer otro acto oficial en Avellaneda. Se enfervorizó no- tablemente defendiendo sus logros y no hizo mención al nuevo Papa. E ste sobresalto del Gobierno tiene su contraparte en cierto estado de euforia desmedida en la oposición. Ya se ha dicho: la feliz llegada de Bergoglio a la jefatura global de la Iglesia no condena al Gobierno a una derrota inminente, ni resuelve las enormes carencias de la oposición para llevarla de la mano hasta el poder. Sin embargo, muchos actúan como si las cosas fuesen así de fáciles. Es una suma de prejuicio y voluntarismo. La tarea que aguarda al Papa argentino, por naturaleza y circunstancias, es infi- nitamente más amplia y profunda que los avatares de la nuestra política doméstica. Pero su presencia y su acción influirán en los actores políticos y en el cuerpo social. Algo de esto empieza a suceder y seguro veremos mucho más. Las formas que terminará adquiriendo aquí la influencia del Papa pertenecen al territorio de lo insondable. De todos modos, un laico de intensa actividad política en la Iglesia, consideró que cuando menos habrá un "efecto derrame cultural", porque la palabra y la acción de Bergoglio podrán trasladarse fácilmente a la dimensión política. "Todo el mundo entiende de qué habla Bergoglio cuando dice que el poder es servicio y austeridad", explicó. Supone que muchos políticos buscarán sintonizar ese mensaje. Y también consi- dera que puede haber modificaciones en la actitud de los mismos obispos. Es de lógica pura esperar que la Iglesia argentina resuelva diferencias internas y quede alineada sin fisuras con el nuevo Papa. Y también que sienta un respaldo distinto para expresar sus opiniones críticas sobre pobreza, clientelismo político, corrupción y otros tópicos en los que Bergoglio fue marcando distancias muy claras con el Gobierno. Días atrás, algunos obispos quedaron impresionados por el modo en que el Go- bierno operó sobre ellos con dureza para bloquear la aprobación de un documento que, aún con las formas alambicadas de la Iglesia, cuestionaba el proyecto oficial de "democratizar la Justicia". Es de suponer que con Bergoglio como garante de última instancia, los obispos puedan sacudirse algunos de sus temores, "Cualquier cosa que diga el Papa acá se va a leer en clave argentina", dijo el opera- dor laico, conocedor del terreno resbaladizo sobre el que pisa. A lgo así está sucediendo en la política. Hay quienes tienen una larga relación con Bergoglio: Elisa Carrió, Gabriela Michetti y otros en la oposición y el mun- do gremial. También hay cantidad de peronistas enhebrados por el nuevo Papa en su paciente tejido como arzobispo de Buenos Aires. Pero si alguien sintió la elección vaticana como un mensaje personal desde el cielo fue Scioli. El gobernador bonaerense, igual que el intendente Sergio Massa, no demoró en expresar su congratulación. Fue un claro contraste con la actitud del oficialismo al que en teoría pertenecen. Pero Scioli, además, tiene en su plantel hombres que le aseguran llegada al nuevo Papa. Uno de ellos es José Pampuro, actual vicepresidente del Banco Provincia, que trabó relación con Bergoglio en los tiempos de la gran crisis, como emisario de Eduardo Duhalde primero y de Néstor Kirchner después. Y que se mantuvo como interlocutor parlamentario del entonces cardenal, en medio de los duros cruces entre la Iglesia y el Gobierno por la ley de matrimonio igualitario. El otro contacto es Aldo Carreras, un hombre vinculado largamente a los jesui- tas que fue funcionario de Menem, tiene relación directa con Bergoglio y ahora ocupa un discreto cargo en el gobierno provincial, dentro del área de Trabajo, actuando de hecho como nexo con sectores sindicales. Scioli, además, se ocupó siempre de engrosar la relación personal con Bergo- glio. Ayer, en La Plata, según consignó la agencia Télam, el gobernador se entusiasmó en elogios al nuevo Papa: "Nos llena de fuerza contra la adversidad", dijo. Y recordó que "cuando tuve la última oportunidad de verlo, en ocasión de la pe- regrinación a Luján, tuvo la deferencia de tener un encuentro privado conmigo y con Karina; siempre me gustaba mucho escuchar sus reflexiones y sus consejos". Un operador sciolista se entusiasmó: "Tiene la suerte del campeón" dijo, supo- niendo que su jefe había conseguido un salvoconducto para zafar del ahogo y seguir vivo en la carrera presidencial. Quizás le convenga moderar un poco tanto fervor. Bergoglio es Papa, pero todavía no está demostrado que pueda hacer milagros.

 


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