Henrique Capriles Radonski, a través de su cuenta oficial de Twitter, @Hcapriles, llamó al mundo a desconocer la voluntad del pueblo en los elecciones presidenciales del 14-A, denunció la noche de este domingo Vicepresidente de la República Bolivariana de Venezuela, Jorge Arreaza.
“Permíteme denunciar lo siguiente, al menos que también hayan hackeado la cuenta de Henrique Capriles, pero dice el ultimo Tweet `Alertamos al mundo la intención de querer cambiar la voluntad expresada por el pueblo, hacer RT a este mensaje´, mucho cuidado Capriles, mucho cuidado la oposición”, manifestó el servidor público.
Además Arreaza llamó a la ultraderecha venezolana a tener niveles de conciencia y respetar la voluntad del pueblo venezolano que ejerció su derecho al sufragio.
“Vamos a respetar a nuestros hijos, nuestras hijas, nuestro futuro, si ustedes tienen algún tipo de denuncia ahí están las instituciones, ahí está el Consejo Nacional Electoral, esto es una cosa insólita, ojala sea que le hackearon la cuenta a Capriles, como se la hackearon al Presidente Nicolás Maduro y que esto sea un señor con poca responsabilidad que está lanzando Twitter en nombre del candidato de la derecha”, exhortó Arreaza.
Sin embargo, los mensajes denunciados resultaron ser auténticos, pues el excandidato derrotado no denunció ninguna anomalía en su cuenta, y posteriormente confirmó el contenido al no reconocer personalmente los resultados que le dieron la victoria a Maduro con 50,66%.
El Nacional/ Yakary Prado
"Yo no pacto con la ilegitimidad, con aquellos que considero ilegítimos, que han obtenido un resultado que anunció el CNE sobre la base de estas incidencias de hoy", resaltó Henrique Capriles, al mostrar un listado de más de 3.200 irregularidades y ratificar que no reconocerá el resultado electoral hasta que no se abra cada caja y cada voto sea contado.
"Yo soy un demócrata convencido (...) el pueblo hoy se expresó y el resultado no refleja la realidad del país. Quiero que la verdad se conozca y o haremos todo para que así sea", sentenció. Señor Maduro, si usted antes era ilegítimo, ahora estas cargado de más ilegitimidad. Usted sabe que este es un Gobierno mientras tanto, y voy hacer todo lo que este a mi alcance en el marco de la Constitución, en el marco del profundo amor que le tengo a Venezuela para que cambie", destacó.
"Aquí no nos van a confundir, ni nos van a tratar de colocar en una posición distinta a la que tenemos. La voz del pueblo es sagrada", resaltó.
Señaló que al hablar con el Gobierno, sólo le notificaron que tenían un conteo distinto al expresado en la noche de este domingo y que, en aras de la paz, exigían una auditoría.
"El gran derrotado de esta noche es usted y su Gobierno", le dijo a Maduro. "Aquí la foto del país es otra, y respeto al pueblo que votó por la otra opción, pero exiijo respeto al pueblo que votó por nosotros. El país está en dos mitades", subrayó
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, electo este domingo con 50,66 por ciento de los votos, dijo que en la jornada de este 14 de abril lograron un "triunfo electoral justo, constitucional y popular".
"Hemos recibido oficialmente la información del poder electoral, en una democracia son los poderes públicos, en este caso, en unas elecciones, son los organismos públicos y el poder electoral es el que dice los resultados", expresó tras conocer que 7 millones 505 mil 338 venezolanos le dieron su voto.
Denunció que durante estos días, la Revolución Bolivariana tuvo que enfrentar una guerra eléctrica, económica y piscológica.
Nicolás Maduro realizó un llamado a la paz y le solicitó "formalmente al Consejo Nacional Electoral la realización de una auditoría de cara al país".
"Vamos a hacerlo, no tenemos miedo, que las cajas hablen y se diga la verdad. Confiamos en el CNE, confío en el pueblo de Venezuela", sostuvo.
El electo presidente según los resultados oficiales del CNE destacó que hizo un gran esfuerzo recorriendo “cada palmo de esta tierra bolivariana, con el esfuerzo humano, físico y moral, con el dolor en el pecho por la pérdida del comandante, enfrentamos varias guerras como la guerra eléctrica, denunciamos lo que querían hacer, apagar este país”, acotó.
Maduro expresó que "el gigante de la Patria sigue invicto y ganando la batalla en esta tierra".
Pidió el "respeto a esta Constitución, ya el poder electoral dijo cual es la voluntad de este pueblo".
El presidente venezolano aseguró que "si el Consejo Nacional Electoral hubiera dicho que otro candidato ha ganado yo estuviera también aquí dando la cara".
Comentó que previo a los resultados electorales "recibimos la solicitud de un miembro de campaña de la oposición porque el candidato opositor quería conversar conmigo. Yo decidí recibir la llamada para escucharlo porque soy hombre de diálogo, democrático, podemos hablar con quien sea en este país y en el exterior".
"Él (Henrique Capriles) me transmitió su visión y yo le transmití la verdad y le dije hay un resultado, tú sabes cuales son, hay un poder electoral", agregó tras explicar que "él me estaba proponiendo a que mandaramos a los jefes de campaña para hacer un pacto y yo le dije que no, que el Consejo Nacional Electoral diga los resultados que son".
Maduro le había asegurado a Capriles que "si yo pierdo con un voto te entrego el mando mañana (15 de abril), pero no es así, gané por más de 300 mil votos, es la decisión del pueblo y eso se respeta".
Llamado a la paz
"En nombre de Cristo, del Cristo del Comandante Chávez llamo por favor para que se sepan administrar los resultados, con humildad, sin prepotencia, sin llamar a la violencia, a la guarimba, no queremos violencia, llamo a la paz, al respeto de las instituciones, al respeto de los resultados", expresó Maduro.
Dijo que no se opondrá para que "se haga la auditoría que se quiera hacer, confiamos en el sistema electoral de Venezuela.
"Los más interesados en la auditoría somos nosotros y yo le pido al CNE una auditoría de cara al país, para que quede duda de los resultados", enfatizó.
Si más de siete millones 500 mil de los venezolanos "dijeron que Maduro es el Presidente de Venezuela eso se debe respetar, la democracia es el poder de las mayorías" subrayó.
Aseguró al pueblo venezolanos que "lo que haremos ahora es un gobierno poderoso para atender las necesidades del pueblo".
"Hay una operación internacional para atacar la democracia venezolana, lo que venga lo resistiremos con fortaleza para aguantar lo que venga en contra de la democracia", destacó. "Seré el Presidente de la paz de esta patria no habrá chantaje de nadie. Creo en la paz como el único camino".
El presidente de Venezuela aseguró que este 15 de abril comienza "una nueva etapa en la Revolución Bolivariana". Dijo que tiene "que ser la etapa de la eficiencia, del poder popular".
Nicolás Maduro invitó a los venezolanos, incluso a quienes le dieron su voto al candidato antichavista, a "trabajar juntos por la seguridad, por la economía de este pais y (...) por la democracia verdadera".
Univisión
La incertidumbre se apoderó de Venezuela la madrugada del lunes luego que el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció una estrecha victoria del candidato presidencial oficialista, Nicolás Maduro, y el candidato opositor, Henrique Capriles, rechazara los resultados y exigiera un recuento total de votos.
Cuatro horas y media después del cierre de las mesas, el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció que Maduro había ganado la contienda con el 50.66% de los votos escrutados, y que Capriles había conseguido el 49.09%, una diferencia de apenas del 1.59% equivalente a unos 200 mil sufragios.
Según el conteo del CNE, Maduro obtuvo 7,505.338 votos mientras que Capriles recibió 7,270.403 votos.
La autoridad electoral venezolana dijo además que la participación relativa registrada el domingo fue del 78.71% de los 19 millones de venezolanos autorizados para ejercer el voto.
Maduro se proclama
Tras el anuncio, Maduro reivindicó un triunfo que, dijo, era “justo, legal y constitucional” durante un discurso pronunciado desde el palacio de Miraflores ante una multitud de chavistas.
"Hice un gran esfuerzo recorriendo cada pueblo de esta tierra bolivariana, esfuerzo físico, emocional, moral, con el dolor del alma enfrentando la perdida de nuestro comandante", indicó en referencia al ex presidente Hugo Chávez, quien murió el 5 de marzo a causa de un cáncer en la zona pélvica.
Maduro también dijo que había tenido una conversación telefónica con el líder opositor sobre los resultados de los comicios, y aseguró que aceptaba que se hiciera una auditoria. Apuntó que había recibido una llamada de Capriles y aseguró que le había propuesto un pacto previo al anuncio de los resultados oficiales, pero que Capriles lo había rechazado.
"Yo le solicito oficialmente al Consejo Nacional Electoral la realización de una auditoría (...) para que no quede duda de los resultados electorales", dijo el presidente electo.
Simultáneamente el rector del CNE, Vicente Díaz, ligado a la oposición, solicitó la auditoría del 100 % de las papeletas, en vista del escaso número de votos de diferencia entre ambos candidatos.
Maduro también pidió a la oposición que sepa administrar el resultado de este proceso "con humildad", y dijo que había un llamado “con el espíritu de mi comandante y padre, Hugo Chávez, por favor, sepan administrar el resultado que han obtenido con humildad sin prepotencia, sin retar a Venezuela entera, sin llamar a la violencia".
Capriles no acepta
Tras la reivindicación del triunfo por parte de Maduro, el opositor Capriles dijo que el resultado ofrecido por el CNE no corresponde a la realidad de las votaciones y pidió que se haga una revisión exhaustiva del proceso electoral.
"Que se cuenten las actas, que se cuente voto por voto", dijo un Capriles con el cejo fruncido en una alocución televisada. "Nosotros tenemos, de acuerdo a nuestros conteos, un resultado distinto al resultado que se ha expresado".
"El pueblo hoy se expresó y ese resultado no refería la realidad del país", agregó. "Señor Maduro, si usted antes era ilegítimo hoy está más cargado de ilegitimidad".
El diario español El País dijo en su pagina web que Capriles basó su rechazo al resultado en 3,200 irregularidades acreditadas por la oposición durante la jornada electoral. “No luché contra un candidato sino contra el abuso del poder”, subrayó. “Esta lucha no ha terminado. Le digo a Venezuela que esto es un mientras tanto hasta que se conozca la verdad”, afirmó Capriles.
El gobernador Capriles obtuvo casi más de un millón de votos que los recibidos en octubre de 2012 cuando perdió la presidencia ante Hugo Chávez.
El resultado lo consiguió con un cambio de estrategia para enfrentar al oficialismo y pasar al ataque. En las cuatro semanas que duro la campaña Capriles no dudó en mencionar la posibilidad de un fraude y exigió transparencia en un proceso que ahora pone en duda y exige recuento total de votos.
Poco antes de conocerse la postura de Capriles, un miembro del comando de campaña del candidato opositor dijo a The Associated Press que el político sostenía la noche del domingo una reunión privada con el alto mando militar de Venezuela. El representante dijo que no conocía los temas que el abogado de 40 años trataba con los militares.
El Universal
"Yo no pacto ni con la mentira ni con la corrupción. Mi pacto es con Dios y con los venezolanos". Así de tajante y firme fue el candidato de la Unidad, Henrique Capriles Radonski, al referirse a la conversación con el presidente Nicolás Maduro, luego de conocer los resultados de las elecciones presidenciales que dieron ganador al candidato oficialista con el 50, 66% de los votos.
"Arranco así porque he escuchado un discurso hablando de un supuesto pacto. Yo no pacto con la ilegitimidad, con aquellos a los que considero que no son legítimos, cuando el resultado que presentó el Consejo Nacional Electoral (CNE) es sobre la base de 3.200 incidencias", explicó.
Aseguró que no va a reconocer el resultado de los comicios y exigió al Poder Electoral que "se abran todas las cajas y que cada voto sea contado".
"El derrotado hoy es usted (Maduro) y su gobierno y lo digo con toda la firmeza, con todo el compromiso, con toda la transparencia", dijo Capriles al tiempo que pidió respeto para el pueblo de Venezuela. "No nos van a confundir, ni tratar de colocarnos en una posición distinta. La voz del pueblo es sagrada y se respeta. La palabra del pueblo vale todo".
"No vamos a reconocer un resultado, hasta tanto no se cuente cada voto de los venezolanos, uno por uno", insistió.
Dijo que espera que el Comando Simón Bolívar precise con el Poder Electoral "cuándo podemos tener acceso a las papeletas y a las cajas para que se cuente voto por voto".
"Al hablar con el Gobierno, le dijimos que nosotros teníamos un resultado distinto al resultado que se ha expresado en la noche de hoy y que nosotros, en harás de la democracia, la paz y el compromiso que tenemos con Venezuela, queremos que se haga la auditoría porque estamos hablando de una diferencia pequeñita (234 mil 935 votos)", sostuvo.
Agradeció el millón de votos del partido oficial que salieron a votar por su opción. "Eso demuestra lo qué está pasando en Venezuela, que aquí el país espera respuestas: darle la libertad a los presos políticos, que hay que revertir el paquetazo, aquí hay que mejorar los salarios y tomar medidas".
"Las personas y los militares que vienen de Cuba, esos señores tiene que salir de aquí", manifestó.
El líder de la Alternativa Democrática enfatizó que la foto del país es otra y expresó respetar "profundamente" al pueblo que votó por la opción oficialista pero también exigió respeto por el pueblo que votó por su opción. "Estamos hablando del país en dos mitades", dijo.
Advirtió que si el Gobierno pretende "atropellar, amedrentar o reaccionar" de una forma distinta, "no se equivoque porque aquí estamos para defender el pueblo que piensa de una forma como de otra, que es lo que se observa en el resultado leído por el CNE".
Reiteró su mensaje a los rectores del CNE. "Le exigimos la revisión detallada frente al país y el mundo porque si usted suma las incidencias, los votos del exterior y alrededor de 300 mil votos afectados, como lo denunció Leopoldo López, así como otros vicios, estamos hablando de un proceso distinto".
"Yo soy un demócrata convencido y ese resultado no refleja la realidad del país. Quiero que la verdad se conozca y vamos hacer todo para que se conozca. Señor Maduro, si usted antes era ilegítimo, ahora estas cargado de más ilegitimidad (...) Usted sabe que este es un Gobierno mientras tanto y voy hacer todo lo que este a mi alcance en el marco de la Constitución, en el marco del profundo amor que le tengo a Venezuela para que cambie", destacó.
Reconoció el trabajo de los testigos en los centros de votación, "quienes aguantaron atropellos, tiros y que tuvieron que verle la cara al fascismo para evitar que muchas cosas siguieran sucediendo". Asimismo, agradeció a los miembros de la FANB, "por el comportamiento institucional de la mayoría".
"Este sistema se está derrumbando, parece un castillo de arena que lo tocan y se cae. Hoy luchamos no contra un candidato sino contra todos los recursos públicos, el abuso, todo lo que significa el poder", aseveró.
Capriles envió un mensaje al país y a las autoridades del Poder Electoral. "Venezolanos, esta lucha no ha terminado, esta lucha terminará el día que Venezuela sea un país prospero. CNE la paz del país, el futuro de Venezuela está en que se conozca la verdad. Espero que ustedes elijan porque puerta quieren salir".
"Espero que el Gobierno reflexione sobre el país que tenemos por delante: La verdad es lo que nos va a permitir ser libre y la inmensa mayoría de los venezolanos queremos donde la libertad, la democracia, la justicia sean valores que estén presentes en nuestro accionar diario", finalizó.
Clarín/ Claudio Aliscioni
Luego de 14 años de liderazgo ultrapersonalista del fallecido Hugo Chávez cuya gestión dividió al país, Venezuela abrió ayer una nueva era al consagrar en los votos como su sucesor al actual presidente en ejercicio, el ex sindicalista Nicolás Maduro.
En la elección presidencial más cerrada en la historia reciente del país, el delfín del mandatario muerto el 5 de marzo por un cáncer ganó por una uña la elección por la jefatura de Estado y obtenía, con el 99 por ciento de los votos contados, e l 50,66 por ciento de los sufragios, contra el 49,07 por ciento logrado por su principal competidor, el opositor Henrique Capriles. Pero tras escuchar a Maduro celebrar su victoria en el Palacio de Miraflores, el aspirante de la oposición dijo que no reconocía los resultados y que exigirá de la Comisión Nacional Electoral una revisión detallada de todo el proceso, en el que hubo, dijo, más de 3.000 irregularidades.
" Quiero que se cuente voto a voto. Yo exijo respeto por el pueblo que votó por nosotros. Es el país en dos mitades. si quieren atropellar, que no se equivoquen. Quiero que la verdad se conozca”, dijo Capriles, rodeado de todo el comando de su campaña. “Nosotros tenemos, de acuerdo a nuestros conteos, un resultado distinto al resultado que se ha expresado’’, dijo Capriles. Y fue más allá: “Así que señor Maduro, si antes era ilegítimo, hoy está más cargado de ilegitimidad. Y si lo digo con toda la responsabilidad del caso. Esta lucha no ha terminado”, agregó, con tono duro y firme.
Los datos fueron suministrados por la justicia electoral al filo de la medianoche, cuando en Caracas y en otras importantes ciudades del país comenzaban a sonar los cacerolazos de impacientes ciudadanos preocupados por la incertidumbre reinante. Es que, como se supo poco después, los representantes del chavismo y la oposición de Capriles pelearon y discutieron voto a voto ante lo cerrado de la elección y lo que estaba en juego.
Capriles rechazó la idea de hacer un pacto con Maduro para aceptar los resultados. “Yo no pacto, ni mucho menos con la ilegitimidad”, recalcó.
De acuerdo con los datos oficiales, hubo una asistencia electoral del 78,7 por ciento, un poco inferior al último comicio de octubre, ganado por el desaparecido Chávez, cuando venció por once puntos a Capriles, quien sufrió su segunda derrota en seis meses.
En esa ocasión, Chávez había logrado su tercera reelección con el 55,7% de los votos contra 44,3% de Capriles. Pero, poco después, cedió de manera sorpresiva el poder en manos de Maduro, designándolo su sucesor, para partir enseguida a una intervención en Cuba por un cáncer que le arrebató finalmente la vida y alteró de cuajo la vida política de este país sumamente polarizado.
Anoche, en su primera declaración tras conocerse su victoria, el triunfante Maduro atribuyó a la oposición haber aplicado “una guerra psicológica” y dijo que en días siguientes mostraría pruebas de sus dichos. Mostrando la Constitución, dijo que ese texto era “inspiración del gigante de esta patria, Hugo Chávez, que sigue invicto ”.
“ Yo le solicito oficialmente al Consejo Nacional Electoral la realización de una auditoría para que no quede duda de los resultados electorales ”, había dicho Maduro ante una multitud de simpatizantes que acudieron al palacio presidencial de Miraflores para celebrar su triunfo.
Con todo, el estrechísimo margen que le dio la victoria a Maduro le augura grandes turbulencias en el interior del chavismo, donde sectores oponentes le disputarán seguramente su posición.
Otro caso es el de Capriles, que logró una notable performance al perder por apenas un punto (unos 300 mil sufragios) y consolidarse como la gran figura de la oposición venezolana.
Maduro buscó el voto respaldado en dos poderosas armas: el hecho de que Chávez pidió antes de morir el voto para su heredero político y la disposición de una fuerte capacidad de movilización electoral.
La elección de anoche puso fin a una atípica campaña marcada por el luto de los chavistas y el culto al mandatario fallecido, convertido en una figura casi religiosa.
El próximo presidente guiará el destino del país para los próximos seis años, en medio de dificultades económicas y un clima de aguda polarización social.
Los desafíos del país son enormes. Muchas empresas venezolanas operan a media capacidad por los estrictos controles del tipo de cambio que les complica pagar por bienes y materiales importados. Algunos líderes empresariales han dicho que algunas empresas estarían al borde de la quiebra, porque son incapaces de abrir líneas de crédito con proveedores internacionales.
Venezuela no eligió a un presidente: eligió a dos. A Nicolás Maduro y a Hugo Chávez, que estuvo presente en la campaña como un ángel de la guarda o un dios tutelar, y cuya constante invocación fue la carta más fuerte que usó el candidato oficialista en su lucha por quedarse en el Palacio de Miraflores. Por lo ajustado del resultado, no fue suficiente para permitirle la avalancha de votos que esperaba.
Pero Maduro le debe mucho más a su padrino y mentor que los votos que recibió por el efecto emocional de su muerte. Su carrera política empezó, allá lejos y hace tiempo, de la mano del "comandante" Chávez, en rigor teniente coronel, cuando se conocieron en 1994.
De allí en más, todo fueron ascensos para Maduro, como leal lugarteniente de aquel audaz militar que entonces estaba en la cárcel, cumpliendo sentencia por el fallido golpe de Estado que condujo el 4 de febrero de 1992.
Hoy esa fecha es una de las efemérides favoritas del chavismo, su mito de origen. Otra es el 11 de abril de 2002, cuando el golpe de Estado fue dirigido en su contra. Así se construyeron Chávez, Maduro y el elenco bolivariano: golpe tras golpe.
"No soy Chávez, pero soy su hijo." Lo dijo Maduro al presentar sus credenciales como candidato ante el Consejo Nacional Electoral. El mensaje era menos modesto de lo que parecía de entrada. Se presentaba como el hijo del dios.
Pero hubo una primera vida para Nicolás Maduro, una vida previa a unir su destino al de Chávez, y desde luego muy anterior a cuando comenzó a escucharlo a través del "pajarito chiquitico" que durante la campaña ofició de médium.
Esa biografía cuenta que nació en Caracas en 1962 y que se crió en la barriada popular de El Valle. Sin estudios terciarios, Maduro se hizo de abajo como colectivero en Caracas, desde donde se lanzó a la lucha gremial para llegar a ser líder sindical del Metro de Caracas.
Fue la antesala del activismo político en las grandes ligas, mientras se fogueaba en el arte de la negociación y se aficionaba al comunismo castrista más ortodoxo, una profesión de fe que jamás abandonó.
Las peregrinaciones a la meca habanera fueron y son intensas y numerosas, uno más de los rituales cívico-religiosos heredados del líder bolivariano.
Para muchos, de hecho, Maduro fue "puesto" por el régimen de Fidel y Raúl. Y sin duda no hará nada por forzar la retirada de decenas de miles de trabajadores cubanos en Venezuela. Ellos fueron, en buena medida, los responsables de instalar y tener en marcha los planes sociales o "misiones" más representativos del régimen chavista, como educación, salud y vivienda. Servicios básicos si los hay, algo más que remedos de un inexistente Estado de Bienestar, pero con suficiente presencia como para arraigar entre los más necesitados y ganarse su adhesión.
Los expertos cubanos que venera Maduro también se involucraron en tareas castrenses, cumpliendo funciones de seguridad y espionaje de las que nadie da cuenta ni nadie alcanza tampoco a entrever su verdadera dimensión.
El presidente electo recordó en todo momento a Hugo Chávez, su mentor político. Foto: AP
Su veta castrista y sus aspiraciones en la arena política lo acercaron a Chávez a mediados de los noventa, cuando éste aún se encontraba tras las rejas por su asonada contra el gobierno constitucional de Carlos Andrés Pérez.
Chávez no era propiamente marxista, pero sí era una celebridad con una creciente fama de defensor de humillados y ofendidos que trascendía las clases sociales.
En el acercamiento entre ambos medió la pareja de Maduro, la actual procuradora general de Venezuela, Cilia Flores, entonces abogada defensora de Chávez.
"Miren dónde va Nicolás, el autobusero. Nicolás era chofer de autobús en el metro, y cómo se han burlado de él", dijo Chávez, a modo de presentación, cuando lo designó vicepresidente en octubre del año pasado.
En los años que mediaron entre el asiento del colectivo y el sillón en Miraflores, Maduro fue uno de los fundadores del Movimiento Quinta República (MVR), la lista con la que las huestes chavistas accedieron al poder en las elecciones presidenciales de 1998. Más tarde, se transformó en el actual PSUV.
Chávez lo nombró canciller en 2006. Y la jefatura de la diplomacia no era un puesto menor en la estrategia bolivariana de gobierno, que pretendía consolidarse como líder de la región a fuerza de petrodólares y de un discurso lacerante contra el "imperio" de los Estados Unidos. Considerado un hombre de trato amable y buen negociador, Maduro fue quien firmó en nombre de Chávez acuerdos con China, Rusia, Belarús e Irán, entre otros socios y amigos cuestionados que supo conseguir.
Sindicalista, canciller, vicepresidente. la hora de gloria fue otra vez marcada por Chávez, la última orden que les impartió a los suyos y la última vez que se dirigió a los venezolanos. El 8 de diciembre, antes de viajar a Cuba para tratarse sin éxito su misterioso cáncer y agonizar en una clínica de La Habana.
"Si se presentara alguna circunstancia que me inhabilite para continuar al frente de la presidencia, Nicolás Maduro no sólo en esa situación debe concluir como manda la Constitución el período, sino que mi opinión firme, plena, como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que en ese escenario, que obligaría a convocar elecciones, ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente", declaró.
Ayer, millones de venezolanos le hicieron caso y lo votaron sencillamente porque fue el elegido de Chávez. Si lo dijo el comandante, pues así será. El mérito necesario fue el dedo mágico de Chávez que lo señaló, en la antesala de la muerte, para conferirle la gloria del poder presidencial.
Desde entonces, Maduro no quiso o no pudo dotarse de ideas propias, y jugó una y otra vez con la imagen del líder elevado a los cielos, del héroe que les robó el fuego a los ricos y lo entregó para el calor de los pobres.
Lo llamó su maestro, su padre, con quien se comunicaba en las alturas gracias a un pájaro que ofició de mensajero y se hizo famoso en todo el mundo: "De repente entró un pajarito, chiquitico, y me dio tres vueltas acá arriba (.) Silbó un ratico, me dio una vuelta y se fue, y yo sentí el espíritu de él". Combativo incluso después de muerto, fiel a sí mismo hasta el fin de los tiempos, Chávez le dijo mediante el silbido del ave que arrancara "la batalla" y lo alentó a luchar por "la victoria".
Pero fue finalmente un triunfo mucho más ajustado que lo que habían pronosticado las encuestas, algunas de las cuales habían anticipado hasta 10 puntos de diferencia a favor del chavismo. Toda una señal de alerta. Ahora, el desafío de Maduro parece mucho más complejo: emerge de la campaña debilitado y con la sombra de la sospecha de fraude.
Clarín. Claudio Aliscioni
El peso de la historia que aguardaba a Hugo Chávez a la vuelta de la esquina si sobrevivía a su enfermedad caerá ahora, sin que nada pueda evitarlo, sobre el gobierno de Nicolás Maduro. Y no se trata sólo por la sorpresiva reacción opositora, que reclama un recuento de votos.
Es más bien un plano inclinado sobre el que van rodando los problemas que comenzarán a amontonarse, uno tras otro, a fuerza de haberlos negado desde hace años.
Los datos que justifican esos temores no por conocidos dejan de ser determinantes. Pero ninguno de ellos tiene una gravedad tan contundente como la brutal devaluación de casi el 80% que Maduro se vio forzado a acometer en apenas 100 días de mandato provisional. Acaso no haya un dato más concreto sobre el real estado de las cosas en Venezuela. Todo se produce en el marco de un proceso de descalabro económico que se acelera por una inflación del 30%, la estampida del dólar paralelo, una deuda nacional en escalada y una preocupante pérdida de productividad petrolera, la única caja fuerte de divisas del régimen.
Esto lleva a pensar que el modelo tiene un destino opuesto al que sus defensores predican. Lo curioso, sin embargo, es el barniz progresista con el que Maduro ha caracterizado esa brutal medida, que fue un dato clave en la campaña electoral. Los economistas saben que la devaluación, usada con criterio, a veces es el único recurso que resta a una economía para regenerarse y despegar. Pero el matiz ideológico aplicado por el gobierno borra esas sutilezas. Cuando en su simbología política el chavismo había demonizado a las devaluaciones como instrumentos propios del neoliberalismo, ahora, forzado por sus propios errores y en una voltereta discursiva, la presenta como el recurso necesario contra los especuladores y agiotistas. En suma, quedó recubierta con un manto progresista y adoptada con el fin de promover el bienestar del pueblo, que al final fue el más perjudicado. Es éste un costado que acerca aún más la experiencia chavista a otras de la región. Todas tienen ese elemento común: bajo una prédica de defensa de los más necesitados terminan aplicando políticas que son conservadoras porque consolidan, en vez de alterar, las estructuras vigentes. La decisión opositora de desconocer el resultado hasta que no se recuenten los votos tiene que ver ese clima introducido por el chavismo, que ha contaminado con sospechas toda la institucionalidad del país.
Es un caso más donde la ineficiencia en el manejo de la cosa pública queda borrada por los discursos mesiánicos.
El del chavismo no es el único caso de este travestismo ideológico. Es cierto que estos “relatos” se han construido en torno a una crítica imprescindible a los horrores de las dictaduras. Pero ya han pasado más de dos décadas del aquel infierno y lo que muestran estos procesos electorales, como el de Venezuela, es que parte de sus poblaciones se ha hartado de las hipocresías discursivas que son desmentidas por la realidad de todos los días. El opositor Henrique Capriles hizo campaña basado en esa crítica. Y lo que dijo no está muy lejos de lo que podría reprocharse a otros gobiernos de sesgo chavista. En la lista se anota la promoción de divisiones sociales, un recurso clásico del fascismo mussoliniano; la identificación de la prensa como un enemigo, estrategia aplicada por el nazi Goering; el acceso de amigos del poder que deriva en nichos de corrupción, como en la Argentina de los ‘90; la desarticulación de enteros sectores productivos para dar espacio a la concentración de la riqueza al estilo Martinez de Hoz; la ausencia de reformas tributarias progresivas en países como Argentina y Venezuela, donde el negocio bancario ha sido el más rentable en los últimos años; la consolidación de economías rentistas basadas en la soja o el petróleo sin la promoción eficaz de industrias alternativas; la cooptación del sistema judicial; el personalismo gubernativo que deriva en la autocracia; el clientelismo electoral que anula cualquier aspiración emancipatoria de los más desposeídos. La lista varía en cada experiencia pero tiene el común denominador de alimentar el palabrerío de oportunistas encamarados al poder que acaban triturando las formas republicanas. Nada indica en lo inmediato que la Venezuela futura vaya a escapar de este cuadro. Al contrario, el gobierno contará con un liderazgo opositor robustecido con el resultado. Es posible que Maduro caiga en la tentación de seguir trasladando para abajo los costos de una economía que muestra sus límites. Pero en todo caso el riesgo que habrá de enfrentar será doble. De un lado, lo acosará su propia base electoral. Del otro, sufrirá el embate de grupos internos del chavismo que le reprocharán su magra performance electoral. En ese horizonte se encuentra el nudo que deberá desatar si quiere que su gestión no termine hecha flecos.
Capriles pidió auditoría porque "la diferencia de votos es chiquitica"