Lázaro Báez y Cristóbal López, dos empresarios kirchneristas que progresaron sustancialmente en los últimos diez años, han compartido licitaciones donde ambos salieron beneficiados como sucedió con las 14 áreas petroleras adjudicadas en el 2008 en Santa Cruz, sin embargo en medio de las denuncias que rodean a Báez por presunto lavado de dinero, parecen más enemigos que allegados.
En su recorrida por la chacra de la polémica, para defenderse de las denuncias por la existencia de una bóveda secreta allí, Lázaro Báez pareció apuntar a Cristóbal López como uno de los instigadores del escándalo que lo complica. “ Acá hay intereses mediáticos pero también hay intereses de grandes grupos empresariales ”, planteó Lázaro Báez en la recorrida que la prensa pudo hacer por la chacra. Consultado sobre si se refería puntualmente a López, sólo indicó: “Mirá, había interesados en que Cristina se enojara conmigo, me diera una patada y mi empresa se bajara de la licitación de las represas ”.
Austral Construcciones se asoció a la empresa de origen chino Sinohydro, una de las más importantes hidroeléctricas del mundo. En otro de los consorcios se encuentra Cristóbal López a través de su empresa Comercial del Plata Construcciones S.A. se asoció a la brasilera Quiroz Galvao S.A. Los dos empresarios disputan la obra de más de $ 24.000 millones.
“En Santa Cruz no se valoran las empresas que se traen, está viniendo la empresa más grande del mundo, que es Sinohydro, me parece una falta de respeto para los socios, lamento causarle estos problemas a ese grupo empresario”, sostuvo Báez, y ante la pregunta sobre si responsabilizaba a López, concluyó: “sobre eso no voy a decir nada”.
Lázaro Báez, el hombre que ha sido el principal beneficiario de la obra pública en la Patagonia, reconoció que su crecimiento exponencial fue obra de Néstor Kirchner, aunque aseguró que nunca fueron socios y sólo construyeron juntos un complejo de departamentos. En el peor momento empresarial de su vida, Báez recordó a Kirchner como su amigo, pero también admitió que está pagando el costo de esa cercanía.
"Hay un hombre (por Kirchner) que pensó que los empresarios locales también debíamos tener la oportunidad de participar en el desarrollo". Así explicó ayer Báez las razones de su meteórico ascenso económico durante la década kirchnerista. "Su pensamiento fue potenciar a los empresarios locales y regionales", afirmó Báez, quien hoy ve temblar su emporio ante el aluvión de denuncias.
Admitió que bancos privados le cerraron sus cuentas, que tiene fuertes problemas de financiamiento y tiene dudas sobre el futuro de los 3700 empleados que tiene. "Vamos a tener que hacer ajustes", admitió. Pero no quiso hablar puntualmente de los balances de sus empresas, ni del estado de sus cuentas, aunque aseguró que toda la información está al día presentada ante la Inspección General de Justicia.
El empresario Lázaro Báez cambió rotundamente de estrategia desde que hace un mes fue denunciado por lavado de dinero. En 15 horas de vértigo desoyó a sus abogados, abrió dos veces las puertas de su chacra y su vivienda, soportó preguntas, respondió algunas y esquivó otras y sobre todo intentó cambiar la dinámica de las denuncias que lo arrojaron al lugar del que siempre escapó: el centro de la escena.
La denuncia del supuesto desmantelamiento de una bóveda ubicada en el interior de su chacra y la difusión posterior de las fotos empujaron a Báez a romper el ostracismo autoimpuesto. "Bajen a la supuesta bóveda, quiero que vean y ustedes juzguen", dijo momentos antes de descender las escaleras hasta lo que hoy es una bodega. En los dos contactos con la prensa negó tener bóvedas de seguridad, y afirmó no haber realizado cambios en la casa en los últimos ocho años.
Cuando le preguntaron si las camionetas que se vieron en las fotos eran suyas, dijo: "La verdad es que no vimos ni las patentes, pero hoy en día se pueden conseguir patentes en todos lados, ustedes lo saben bien". Y después se escudó en el "secreto de sumario" para no responder cuántas estancias tiene.
Sobre la Justicia que lo investiga la calificó de lenta dado que, aseguró, pasaron 30 días y "ni (Jorge) Lanata ni Artear presentaron las grabaciones en crudo que solicitamos de la supuesta cámara oculta" a Leonardo Fariña. "La Justicia tiene que hacer su trabajo y que tenga la libertad de pedir lo que tenga que pedir", afirmó.
Sobre los medios fue cuidadoso aunque opinó: "Hacen aseveraciones sin averiguar". Agregó que "Lanata debería investigar mejor y hacerlo con honestidad", y aseguro que quedó atrapado en la pelea entre la presidenta Cristina Kirchner y el Grupo Clarín. "Se ofreció mucho dinero para que la gente hable, hasta a mi jardinero le ofrecieron plata", afirmó. Y apuntó contra Clarín, Perfil y LA NACION. Báez se mostró entre preocupado y nervioso, pero casi en ningún momento perdió el trato amable con la prensa. El martes por la noche aceptó más preguntas; la visita de ayer fue más rápida y escapó de los temas puntuales. Su semblante sólo mejoró cuando recordó a Kirchner. "Él venía aquí a la chacra, jugábamos al fútbol", rememoró. También desmintió haber sido su socio en los negocios. "Nunca tuve una relación empresarial con Néstor Kirchner, lo único que hice para él fueron los departamentos de la calle Mitre."
Sobre Cristina aclaró que nunca visitó la chacra, "no la conoce, a pesar de que dicen que yo soy el Yabrán de la Presidenta, nunca quiso venir". También afirmó que habla poco con la Presidenta "solo lo hicimos en los momentos difíciles", y sostuvo con contundencia: "Ésta es una operación para afectarla a ella, pensarán que soy una bala de plata para la Presidenta".
Sobre sus nexos comerciales dijo que ya explicó ante la Justicia cómo capitalizó la constructora Badial SA con fondos que ingresaron desde Uruguay. "Quedó demostrado en el expediente y se hicieron los aportes que se debían hacer", agregó.
Sobre la empresa Gotti SA, que se la vincula con él, afirmó que nunca formó parte del directorio y desligó su rol en la venta de acreencias que realizó la empresa a favor de la hoy cuestionada financiera Invernes. "Yo solo fui asesor de Gotti, pregúntenle a Sergio (Gotti)", se escudó. Sobre ese caso dijo conocer, pero no tener ninguna relación con el abogado Alejandro Baldini, el cerebro de esa operación comercial y hoy conjuez federal, con posibilidades de acceder al cargo en caso de generarse una vacante.
Clarín/ Por Lucio Fernández Moores
Luego de negar el día anterior conocer al empleado que habría sacado las fotografías del supuesto retiro de documentos y dinero del subsuelo de su chacra, el empresario kirchnerista Lázaro Báez debió admitir ayer lo contrario.
“Anoche (por el martes) no lo recordaba entre tantos empleados que tiene Austral, pero revisando la nómina de empleados recordé quién es”, dijo Báez sobre Sergio Triviño, cuyo paradero era ayer desconocido. Fue durante una nueva invitación a la prensa a recorrer parte de su chacra. El día anterior había intentado demostrar que nunca tuvo una bóveda en el subsuelo sino una cava para guardar vinos.
Pero ayer también dijo algo incierto. Aseguró que Triviño estaba trabajando normalmente pero cuando Clarín fue más tarde al lugar donde lo hace habitualmente allí dijeron que no había concurrido. Es un taller de carpintería y metalúrgico donde se hacen trabajos para la empresa Austral Construcciones, la preferida y favorita del kirchnerismo.
Báez garantizó que Triviño seguirá prestando servicio para la constructora, “si no procedió de mala fe” fue lo único que agregó Báez y consideró que era una exageración pedir el resguardo de Triviño “acá nos conocemos todos, es demasiado eso”.
Triviño habría sido quien sacó las 200 fotos del presunto vaciamiento ocurrido en la gigantesca chacra de Báez horas después de la primera emisión del programa Periodismo Para Todos (PPT), en el que se informó sobre un presunto lavado de dinero por 55 millones de euros y por lo que Báez quedó imputado en una causa penal. Ayer su paradero no estaba claro. Fuentes políticas dijeron que pudo haberse activado el mecanismo de protección a testigos, como había reclamado el martes la diputada Elisa Carrió a la Justicia. Es porque el juez federal porteño Sebastián Casanello decidió desprenderse del caso aunque ordenó custodia para Triviño y Fabián Coli, a quien el primero le habría entregado las fotos llevadas a la Justicia por Carrió.
Coli habría dicho a un allegado –según la agencia Opi Santa Cruz- que lo habían amenazado más de 30 veces (Ver página 4). Anoche declaraba ante la jueza subrogante Ana Alvarez, quien el viernes entregará el tribunal a una conjueza con lazos con el kirchnerismo, Andrea Askenazi.
Báez ayer se defendió de las acusaciones durante una recorrida que hizo con la prensa por su chacra, ubicada en las afueras de esta ciudad. Mostró los invernaderos que se vieron por la televisión desde una toma aérea, respondió preguntas sobre su patrimonio y dijo que no hubo nada raro en haber ganado cientos de licitaciones de obra pública kirchnerista. La recorrida se cortó abruptamente cuando las preguntas de la prensa evidentemente no le gustaban. “Esta visita era para recorrer, no para hablar”, expresó el hasta hace poco para nada mediático empresario.
Ante las coincidencias que surgen entre las fotos difundidas en la denuncia y las que se tomaron el martes a la noche durante la recorrida convocada por Báez, el empresario kirchnerista volvió a hablar de una “maniobra mediática” y reiteró que no tiene ni bóvedas ni cajas fuertes en ninguna de sus propiedades.
“Mi casa está igual que hace ocho años” planteó en su defensa desmintiendo que se haya desmantelado una bóveda en su vivienda, y reconociendo que únicamente realizó una ampliación de la biblioteca. “A Usted le parece que en 20 o 30 días se pueden hacer tales modificaciones”, volvió a señalar.
Ante la posibilidad de que la denuncia de Elisa Carrió quede radicada en el Juzgado Federal de Río Gallegos, Báez manifestó que no habría mayores cambios, habló de una “justicia lenta” y al ser consultado sobre si creía en el sistema judicial, evitó emitir su opinión.
Estrategia defensiva. El empresario kirchnerista Lázaro Báez, ayer al mediodía en Río Gallegos. Volvió a llevar a los periodistas a la chacra en la que habría desmantelado la bóveda
Carrió: “Cristina es la dueña de todo lo que se está llevando Lázaro”
Clarín
Un día después de haber denunciado en la Justicia la supuesta bóveda secreta que el empresario kirchnerista Lázaro Báez habría armado -y luego desmantelado- en su chacra de Río Gallegos, Elisa Carrió aseguró: “ Cristina es la verdadera dueña de todo lo que se está llevando Lázaro”.
La diputada de la Coalición Cívica acusó al juez federal Sebastián Casanello de ser “un encubridor de Báez”.
Y le advirtió al ministro del Interior Florencio Randazzo: “Que no le toquen un pelo a los que denuncian”.
Carrió dijo que “todos guardamos silencio para proteger la vida de esta gente” en referencia a Sergio Triviño, empleado de la empresa Austral Construcciones de Báez, quien tomó las fotos de la bóveda.
Carrió acusó a Casanello de haber tenido toda la información “a las dos de la tarde”. Y de habérsela pasado a Lázaro Báez antes de que saliera en televisión y fuera publicada en Clarín.
“Esa es la justicia cristinista; Casanello tiene dos secretarios y son de La Cámpora: ésa es la Justicia que quiere Cristina”, apuntó.
Carrió también acusó al juez por su actuación luego de conocerse las primeras denuncias de lavado de dinero. Dijo que, luego del allanamiento de La Rosadita, la financiera ubicada en Madero Center, “toda la documentación se llevó a una casa de Tigre y el juez se negó a allanarla”.
Por todo esto, indicó: “Le digo al ministro del Interior que a esta gente no le toquen un pelo” ya que Triviño mostró esas fotos “para que no lo maten”.
Carrió amenazó con salir del país y presentarse en la Justicia internacional ya que “Cristina es la verdadera dueña de todo lo que se está llevando Lázaro y De Vido es un secretario al 10 por ciento ”.
También anticipó que irá a “Nueva York para impedir la compra de Petrobras por parte de Cristóbal López”. Contó que estuvo con el fiscal Guillermo Marijuan a quien vio “muy preocupado por las amenazas” recibidas y cerró: “Este pueblo debe decidir vivir en la decencia.
Es una década robada por una asociación ilícita ”.
Carrió fue quien llevó a la Justicia las fotos de lo que dijo que era una “bóveda” subterránea de Lázaro Báez, investigado por lavado de dinero. En un escrito pidió el “arresto” al empleado que había desarmado esas instalaciones y que proveyó la información, para darle protección.
Carrió se presentó el martes cerca del mediodía a los tribunales federales de Comodoro Py 2002y se reunió con el fiscal Marijuán, que investiga a Báez. Allí dejó un escrito con fotografías y un plano del sótano de la casa de Báez en Río Gallegos, con un sector destinado a la cava y a lo que, según dijo, sería “una bóveda de grandes dimensiones”. El fiscal Marijuán después le giró esas fotos a Casanello.
Por eso, Carrió salió ayer a acusar al juez de haberle pasado la información a Báez para facilitar su defensa ante la prensa.
El Cronista/ BERNARDO VÁZQUEZ
Un día después de que la diputada Elisa Carrió presentara un escrito con pruebas de la existencia de supuestas bóvedas en una de las propiedades del empresario Lázaro Báez, el juez Sebastián Casanello se declaró incompetente y remitió la denuncia a la Justicia de Santa Cruz. El fiscal Guillermo Marijuán apeló esa decisión ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo criminal y correccional, que deberá resolver sobre el tema.
“No comparto la decisión del juez, por eso apelé. Ahora será la Cámara la que defina”, dijo Marijuán, consultado por El Cronista. La denuncia –llevada por Carrió a su fiscalía, la número 9, y dada a conocer en la tarde-noche del martes por el diario Clarín– generó una inmediata respuesta de Báez, que abrió las puertas de su chacra en Río Gallegos a la prensa para demostrar que no existía tal bóveda, en la que presuntamente guardaba dinero, documentación relevante y amas de fuego.
Esta mañana, al derivarse esa parte de la causa al juzgado de Casanello, que tramita el expediente general “Lázaro Báez y otro s/ encubrimiento y asociación ilícita”, se esperaba que el magistrado la incluyera. Sin embargo, el magistrado nombrado en el juzgado número 7 en octubre del año pasado, decidió desprenderse de la causa, al entender que se trata de un hecho provincial sobre el que carece de jurisdicción para investigar. Así, pasó la investigación a un juzgado de Río Gallegos, donde la semana pasada asumió la conjueza Andrea Askenazi, una de las 21 designadas por el Senado de la Nación a principios de mes. Además, Casanello resolvió ofrecer el plan de protección de testigos a Sergio Triviño Tecol, empleado de Báez en su firma Austral Construcciones, que supuestamente habría colaborado para desmontar las bóvedas y las fotografió para resguardarse.
Mientras, Carrió advirtió que denunciará a Casanello, a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y a la Procuradora General, Alejandra Gils Carbó, a quienes acusó de integrar una “asociación ilícita” destinada a encubrir diversos delitos. Carrió dijo que Casanello es un “encubridor de Lázaro Báez”, pidió el juicio político a Gils Carbó por ser “un ariete de las mafias para garantizar la impunidad y por “no defender” al fiscal Marijuán, quien investiga la causa de lavado de dinero, de quien recordó que “tanto él como sus hijas fueron amenazados”. Ante la consulta de El Cronista, Marijuán evitó hablar de esas presuntas amenazas.
Carrió siguió con su batería de acusaciones, dijo que Casanello “forma parte del encubrimiento” y profundizó: “Allanaron ‘La Rosadita’ -las oficinas de Madero Center donde funcionaba la financiera SGI- y toda la documentación se llevó a una casa de Tigre”. Al respecto, especificó, en Radio Mitre: “El fiscal se presentó ante el juez pidiéndole allanamiento y el juez lo negó. Esto está en la causa y por eso denunciaremos al juez por encubrimiento. Esta es la Justicia que quiere Cristina, que es la verdadera dueña de todo lo que se está llevando Báez”.
En la causa principal, Casanello investiga a Báez, a su hijo Martín y a los contadores Leonardo Fariña y Daniel Pérez Gadín por presunto lavado de unos 55 millones de euros que -según se reveló en el programa “Periodismo Para Todos”- habrían sido sacados del país en aviones para ser depositados en cuentas del exterior. Esa presentación llegó a la Justicia luego de que en su primera edición del año, Periodismo Para Todos diera a conocer detalles de la relación entre Báez, los Kirchner y Fariña, quien en una cámara oculta en el programa reconoció ser parte de una asociación que también integraban, además de Báez y Pérez Gadín, el financista Federico Elaskar y el empresario Fabián Rossi.