EL GOBIERNO, TERMINALES Y PETROLERAS EN PIE DE GUERRA POR LA VENTA DE NUEVOS AUTOS

Las refinadoras quieren prorrogar la norma que las obliga a mejorar los combustibles que utilizarán los motores a partir de 2009. Las posiciones están divididas en el Gobierno
JUAN M. COMPTE y PABLO FERNANDEZ BLANCO
La cuenta regresiva está en marcha. El deadline, el 1º de enero de 2009. Nada, para los tiempos con los que se manejan ambas industrias. Para entonces, cualquier nuevo vehículo –importado o de producción nacional– que se introduzca en el mercado local deberá tener motores que cumplan con las normas de emisión de contaminantes Euro 4. Así lo dispuso hace dos años la Secretaría de Medio Ambiente, que extendió esa obligación a todos sus productos, independientemente de cuándo hayan sido certificados como nuevos modelos, en 2011. Pero, –Argentina a fin de cuentas– hay un problema: las automotrices se resignan a que no tendrán los combustibles con la calidad necesaria (50 partes de azufre por millón) que esos motores necesitan para funcionar.

Por la resolución 1.238, de septiembre de 2006, la Secretaría de Energía les exige a las petroleras que lo ofrezcan, recién en julio de 2009. Pero no es esa formalidad la que preocupa a las terminales: pese a que algunas refinadoras iniciaron inversiones para cumplir con la norma –se necesitan u$s 1.000 millones, se calcula en el mercado–, las automotrices temen que no las ejecuten a tiempo. “Sería utópico pensar que lo harán”, reconocen en una fabricante europea.

La pelea por la mejora en la calidad de los combustibles arrancó hace años. Las líderes del mercado (Repsol YPF, Esso, Shell y Petrobras) apelaron a la crisis para convencer al gobierno de Eduardo Duhalde que prorrogue la aplicación del cronograma que fijó el de Fernando de la Rúa para que las petroleras elevaran sus estándares de naftas y gasoil.

Luego de varias pulseadas con las empresas, recién el año pasado, la Secretaría de Energía estableció un nuevo calendario. Esa norma reflotó un clásico de la administración K: la interna entre el titular de esa cartera, Daniel Cameron, con el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.

El polifuncional gendarme económico del Presidente le exige a las petroleras cantidad, más que calidad, en el abastecimiento interno. Con ese argumento, los ejecutivos del sector pidieron a Energía otra prórroga. Se reunieron hace dos semanas con el subsecretario de Combustibles, Cristian Folgar. Quienes presenciaron el encuentro aseguran que el funcionario –delfín del ministro de Planificación, Julio De Vido– fue terminante: “Quien no cuente con el producto de mejor calidad deberá importarlo”.

“Si yo fuera una petrolera, prestaría atención a la norma. Hay que ver quién formará parte del Gobierno en 2009”, disparan desde el bando de Cameron, a quien, a diferencia de Moreno, muchos empresarios dan lugar seguro en la eventual gestión de Cristina.

Pero esa situación impone a las refinadoras una duda existencial. “Pueden solucionar el problema importando el combustible; nadie les exige que lo fabriquen acá. Pero si traen diesel bueno, por ejemplo, ¿a qué precio lo venden? ¿Al internacional,o al que les digite el Gobierno?”, razona el negociador de una terminal.

¿Quién toca el timbre?
Por ahora, las petroleras sugieren dos condiciones: importar el combustible a precio libre y venderlo nada más que en las regiones donde les cierre la ecuación económica. ¿Qué contestan las terminales? “Para cumplir con la norma Euro 4 tiene que haber dos certezas: que haya el combustible adecuado (si no, el auto no funciona) y que su distribución llegue a todo el país”, opina Luis Ureta Sáenz Peña, presidente de PSA Peugeot Citroën y próximo titular de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa).

El tema es uno de los más discutidos en la entidad. En su mesa chica, por ahora, se esbozan dos alternativas. La primera, prorrogar la exigencia que a ellos le puso Medio Ambiente para que, por motivos de producción, coincidan con Brasil, donde las automotrices piden que las normas Euro 4 entren en vigencia después de 2011.

La otra opción, que esos motores, por cuestiones técnicas, sean exigidos recién un año después de que haya oferta de combustible en el país.

“El tema es quién y cuándo lo solicita al Gobierno. No queremos ser quienes pidan suspender normas que reducen niveles de contaminación”, se sincera una calificada voz del sector.