Mendoza vive el mayor ritmo de obra pública en un cuarto de siglo

Marcelo Sivera
Veinte obras de 500 mil pesos a 80 millones en los últimos 23 días. Ése es el ritmo que imprimió el gobierno provincial a su última etapa de inauguraciones. La suma de todas ellas supera los 250 millones de pesos y la acumulación, a lo largo de los últimos cuatro años, alcanza un volumen que multiplica de tres a seis veces al de sus antecesores Santiago Llaver (con miles de viviendas tras el sismo de 1985); José Bordón (con el Hospital Notti o la primera reapertura del paso El Pehuenche); Rodolfo Gabrielli (el fugaz traspaso a la Provincia de Los Nihuiles, para su privatización); Arturo Lafalla (Potrerillos, con fondos de la venta de EMSE) y Roberto Iglesias (tramos en la doble vía a San Martín y en el Marginal del Atuel).

Todos los gobiernos publicitaron sus obras y -en época electoral- se reiteraron las acusaciones de la oposición al oficialismo por "la utilización" de los cortes de cinta. Desde la hora cero de ayer el gobierno provincial no puede publicitar ninguna inauguración más, si es que quedó alguna en el tintero. Lo prohíbe la ley electoral nacional desde siete días antes de los comicios, lo que permite suponer que -a la hora de fijar plazos- el Congreso Nacional estimó que cualquier inauguración oficial tiene un impacto electoral que "desaparece" antes de una semana.

Es evidente que el gobernador Cobos le sacó el jugo como ningún otro a la promoción de sus inauguraciones. Pero también es evidente que ninguno de sus antecesores elevó tanto el nivel de concreción de obra pública en la provincia. El próximo 11 de diciembre el nuevo gobernador deberá recibir el pesado compromiso de mantener el nivel y el ritmo de obra pública más importante del último cuarto de siglo. Por decisión personal o por ser el beneficiario de una economía en expansión, Cobos dejará un "techo" más que un piso y un ritmo de avance de obras de cuyo sostenimiento depende que Mendoza pueda superar, en la próxima década, su déficit histórico de infraestructura vial, escolar, de vivienda, energética y de combustibles.

Corte de cintas
En los últimos 60 días Cobos habilitó cuatro megaemprendimientos de más de 30 millones de pesos cada uno: la nueva cárcel de Cacheuta (57 millones pagados a la empresa Stornini); la doble vía a Santa Rosa (79 millones a Cartellone); el nudo vial Costanera (40 millones a Green, Tolcon e Inge) y la planta del Iscamen en Santa Rosa (48 millones a la firma Monteverdi).

Cobos -que recién el sábado soltó la tijera-, llegó a la gobernación de la mano de Roberto Iglesias, con un volumen de inauguración unas cuatro veces menor al actual, por efecto de la crisis. Cuatro años atrás Cobos le ganó a Amstutz en un escenario totalmente diferente al actual y luego de que el gobernador Roberto Iglesias lograra reiniciar obras públicas que debió paralizar por la crisis durante dos años. Tales el Primer Tramo del marginal del Atuel a cargo de la empresa Dos Arroyos; la reactivación de la descontaminación del canal Pescara (por 1 millón de pesos); la habilitación de uno de los tramos de la traza Este de la Doble Vía a San Martín (por 19 millones de pesos a la empresa Vialmani). Era la época: en que circulaba el petrom, parte de las cuentas públicas estaban embargadas por jueces de sueldos “intangibles” y el gobierno acordaba la devolución de una antigüedad (30 millones de pesos adeudados).que se había dejado de pagar desde la época de Lafalla.

Ida y vuelta
"Están utilizando las chequeras oficiales para hacer publicidad”, denunció el demócrata Omar De Marchi. "Candidatos que a la vez son funcionarios del Poder Ejecutivo provincial y de los municipales, hacen gala de recursos ilimitados”, se quejó el radical Carlos Le Donne. “Inaugurar todo ahora, les va a ser contraproducente”, advirtió Alejandra Naman de ARI-socialismo. “Están utilizando los recursos, despachos e infraestructura del Estado, para hacer campaña”, acusó Luis Leiva de Coalición Cívica. Desde la Casa de Gobierno, Cobos responde: "Yo no me voy a privar de este privilegio que significa compartir los últimos días de mi gestión con estos logros que nos han costado mucho".

Cuatro años atrás, el Partido Justicialista de Guillermo Amstutz, le pidió al gobierno provincial que retirara la publicidad oficial de la campaña. Iglesias contestó a través de su subsecretario de Justicia, Roberto Grillo: "Las obras que inaugura el gobierno provincial son hechos mucho más tangibles que las promesas de doce años de gobiernos justicialistas”. Reclamo opositor antes y ahora. Rechazo oficial en un caso y en otro.

Utilización y utilidad
Todos los años la polémica sobre la utilización electoral de las obras públicas suele dejar a un costado la difusión de la utilidad de esas obras públicas. Como si la discusión sobre la oportunidad del corte de cintas tapara lo que hay atrás de las cintas que se cortan. Y se considera "aburrido" decir que el avance de las obras del Marginal del Atuel (con éste y con gobiernos anteriores) elimina salinización en San Rafael y General Alvear; o recordar que el nudo vial descongestiona a 130 mil vehículos diarios o que la doble vía a Santa Rosa (inaugurada por tramos en éste y en otros gobiernos) permite un manejo más seguro a 3 mil camioneros por día.

O que el complejo Almafuerte desactiva una bomba creciente en Boulogne Sur Mer y ofrece posibilidades ciertas de rehabilitación a 900 potenciales ex delincuentes. O que el nuevo Hospital Saporiti ya ofrece cobertura sanitaria para la población de Rivadavia, San Martín y Junín.

Parece aburrido hablar de los beneficios de cada obra pública de cualquier gobierno, pero no lo es tanto para los beneficiarios directos e indirectos de cada una de estas obras.

Es que en sectores de población de una provincia como Mendoza, con carencias históricas que se han hecho notar demasiado durante un período excesivamente largo de tiempo, la obra pública pasó a ocupar un lugar central del que difícilmente pueda ser desplazada por muchos años.

Todo indica que el nivel de inversión pública de los últimos cuatro años no sólo tendrá su reflejo en las urnas en lo inmediato, sino que definirá líneas de acción para el o los próximos gobiernos; servirá de medición del grado de efectividad de varias gestiones hacia adelante y es muy probable que marque el grado de decepción ciudadana, cuando el ritmo de obra disminuya o caiga.