Los volúmenes de importación son tan masivos que ciertos puertos chinos están atascados con barcos que transportan petróleo desde Irán
VANAND MELIKSETIAN
Desde las políticas de liberalización del mercado de Deng Xiaoping y, en consecuencia, la expansión económica masiva, la industria petrolera de China no ha podido satisfacer la demanda. Por lo tanto, las importaciones de Oriente Medio son cruciales para la economía del gigante asiático.
La fuente de la relativa independencia de Irán en los asuntos internacionales se puede atribuir a su riqueza en petróleo y gas. Los enormes recursos petroleros del país han contribuido a una fuente constante de ingresos que ha impulsado la política exterior de Teherán. La elección del presidente Trump en 2016 fue el comienzo de la mayor crisis en Irán desde la guerra con el vecino Irak en la década de 1980. El apoyo chino está demostrando ser crucial ya que sus compradores se están abasteciendo de petróleo.
La industria petrolera de Irán ha estado operando bajo sanciones durante décadas. El JCPOA, o el Acuerdo Nuclear de Irán, de 2015 proporcionó un alivio de las sanciones a cambio de restricciones al programa nuclear del país. La elección del presidente Trump, la retirada unilateral del acuerdo y la posterior política de 'máxima presión' redujeron significativamente las exportaciones de crudo de Irán y frenaron la producción en aproximadamente 2,5 mbpd.
A pesar de las restricciones, el petróleo iraní ha llegado a los mercados internacionales a través del mercado negro. Especialmente las transferencias de barco a barco han oscurecido el origen del petróleo y han proporcionado capacidades de exportación moderadas. Según Kevin Wright, un analista de Kpler con sede en Singapur, las importaciones chinas de crudo iraní aumentarán a 856.000 bpd en marzo, lo que representa un aumento del 129 por ciento con respecto al mes pasado.
Sin embargo, la gran mayoría de los compradores se muestran reacios a importar petróleo de Irán debido a las sanciones de Estados Unidos. Por lo tanto, Teherán ha utilizado un marketing agresivo para aumentar las exportaciones. Los compradores chinos pueden recibir un descuento de US$ 3 a US$ 5 en comparación con el índice de referencia Brent.
Los precios mundiales del petróleo en constante aumento, que alcanzaron brevemente los US$ 71 el barril, han hecho que el crudo iraní sea popular en China.
Desde la revolución de 1979, Irán ha seguido una ideología única, islámica y revolucionaria que se ha diferenciado de sus vecinos. Además, durante la Guerra Fría, Teherán fue incondicionalmente independiente de las principales potencias de la época. Sin embargo, las crisis que enfrenta Irán actualmente son las más desafiantes desde la década de 1980 y la guerra con Irak.
El éxito de la política exterior de Irán con respecto a la influencia política extendida en Irak, Siria, Líbano y Yemen se ha percibido como una amenaza para sus vecinos árabes sunitas. Incluso ha sucedido lo impensable: un acercamiento entre los árabes sunitas e Israel. Podría decirse que los Acuerdos de Abraham han sido posibles gracias a la amenaza percibida de Irán.
La presión económica, militar y política combinada ha reducido las opciones de Teherán. China es uno de los pocos países del mundo con los recursos y la capacidad para aliviar parte de la presión. El New York Times filtró el año pasado un acuerdo preliminar de US$ 400.000 millones de un acuerdo estratégico para los próximos 25 años.
En él, Irán recibiría un salvavidas económico de China a cambio de acceso preferencial a sus masivas reservas de petróleo y gas. Sacudiría el equilibrio geopolítico de poder en la región y amenazaría la posición de Estados Unidos.
La elección del presidente Biden es un alivio para el liderazgo iraní. La intención del presidente de reactivar el Acuerdo Nuclear podría ser una señal de mejora de las relaciones entre los países. Los iraníes, sin embargo, no están particularmente ansiosos por interactuar directamente con los estadounidenses. Especialmente, las sanciones unilaterales actuales de la era Trump son un éxito.
Teherán ha dejado en claro que no iniciará nuevas negociaciones hasta que se levanten las sanciones. Las elecciones presidenciales programadas en Irán podrían ser la causa de la moderación del país.
Después de 4 años de Trump, las posiciones se han endurecido. Los moderados, incluido el actual presidente Rohani, tienen cuidado, ya que podrían perder las elecciones ante los intransigentes.
Sin embargo, a los estadounidenses se les acaba el tiempo. Cada día que continúa la crisis económica en Irán, el país se desplaza lentamente hacia la esfera de influencia china. Las crecientes relaciones energéticas entre los países son una clara señal de cambio de actitudes. El presidente Biden tiene una tarea increíblemente difícil: lograr que Teherán firme un Acuerdo Nuclear revisado y actualizado sin fortalecer demasiado a Irán o llevarlo a manos de su rival estratégico.
