El número uno de la transportadora de gas habla de las oportunidades en el yacimiento neuquino. Inversiones, tarifas y el apagón.
Pasó un semana desde el apagón y poco se sabe, al menos oficialmente, sobre qué ocurrió y quiénes serían los responsables. En Transportadora Gas del Sur (TGS) prefieren hablar poco de este tema que esta vez involucró a otro de los sectores del mercado energético, la electricidad. "La verdad que es muy difícil hoy decir qué pasó. Estamos ansiosos esperando el informe del Gobierno, pero son eventos que ocurren y me parece que lo más importante para destacar es la rapidez con la que volvió el sistema y que en el medio no haya pasado nada que lamentar", asegura Oscar Sardi, CEO de la empresa de gas.
En rigor y de manera tangencial, TGS está vinculada con uno de los protagonistas del apagón. Es que es "prima" de Transener, la empresa de transporte de electricidad que quedó en el ojo de la tormenta luego del corte, cuyos accionistas son Pampa Energía, de Marcelo Mindlin, y el Estado Nacional. La controlante de TGS, con el 51% del capital social, es la Compañía de Inversiones de Energía (CIESA) y el resto cotiza en las Bolsas de Comercio de Buenos Aires y Nueva York. Los accionistas de CIESA son también Pampa Energía (50%) y Grupo Inversor Petroquímica (liderado por la familia Sielecki), WST (del Grupo Werthein) y PCT, dueños de la otra mitad. TGS tiene 1.100 empleados y tuvo ventas en 2018 por $34.000 millones.
"Nunca vi algo así, un apagón en todo el país es la primera vez. De todo se aprende, cada una de las compañías seguramente tendrá que analizar qué pasó y ver si todos sus sistemas estuvieron a la altura de una crisis como la que vivimos", asegura el ejecutivo.
Especializada en midstream –transporte–, esta empresa que nació en 1992 luego de la privatización de Gas del Estado (y que también está presente en el negocio de procesamiento de gas, con una planta en Bahía Blanca, entre otros), acaba de anunciar su propio gasoducto en Vaca Muerta, su nuevo gran foco, y participará de la licitación de la flamante TGC, o Transportadora Gas del Centro, que planea el Gobierno.
¿Qué evaluación hacen del potencial de Vaca Muerta?
El yacimiento es realmente importante, con más de 800 TCF (trillion cubic feet, la medida de volumen para el gas). Argentina tiene reservas por 16 TCF: asumiendo que de los 800 se pueda aprovechar el 30%, se está multiplicando por diez o quince lo que hoy tenemos. El potencial es impresionante. En el mundo hay 46 o 47 países que tienen gas natural no convencional y sólo cuatro lo están desarrollando: Argentina, Estados Unidos, Canadá y Australia. Vaca Muerta está dando hoy un nivel de productividad superior al de Estados Unidos. Sería muy importante que convirtiéramos a todo el proceso en una política de Estado, que los gobiernos de acá en más tengan en claro que en Vaca Muerta hay que trabajar todos los días en la búsqueda del mejor objetivo.
¿Vaca Muerta está en una suerte de burbuja en lo que a inversiones respecta?
La inversión se va a ir desarrollando en gas natural en la medida que exista la demanda y los proyectos permitan exportar, ya sea por gasoducto a los países vecinos o a través de gas natural licuado por barco. Esas inversiones se están llevando adelante en Vaca Muerta, pero paralelamente se están haciendo estudios sobre licuefacción. Nosotros estamos trabajando también en procesamiento. Si mañana se realiza el gasoducto del Litoral, la idea es que ese gas vaya seco. Estamos pensando en una inversión en Tratayén, donde hoy tenemos nuestra planta de procesamiento, para poder recuperar líquidos y hacer, en un futuro, un caño desde Tratayén hasta Bahía Blanca, la zona por excelencia en cuanto a logística de barcos, además del que allí está el polo petroquímico.
TGS acaba de anunciar una inversión de 300 millones de dólares para un gasoducto propio en Neuquén.
Sí, en esta primera etapa estamos invirtiendo 300 millones de dólares para la construcción de un gasoducto de 150 kilómetros compuesto de dos partes. Una se denomina Vaca Muerta Norte y es de unos 120 kilómetros –un caño de 36 pulgadas de diámetro, o 90 centímetros– y otro tramo un poco más corto, de 32 kilómetros con un caño de 30 pulgadas. Lo importante es que este gasoducto cruza más de treinta áreas donde hay unos doce productores de gas natural que en algún momento necesitaban unir esta producción con las redes de TGS y TGN. Esta obra hace posible que toda la producción de Vaca Muerta tenga una salida y pueda entrar a los sistemas de transporte.
¿Cuándo va a estar listo?
— La primera etapa la terminamos hace un par de semanas. Son 60 kilómetros de los 150. Esta etapa tiene además una planta de acondicionamiento, para hacer que el gas pueda entrar al sistema de transporte. Esta planta es para cinco millones de metros cúbicos y va a estar lista para fin de año. Con el correr del tiempo el gasoducto va a seguir aumentando su capacidad hasta llegar a un máximo de sesenta millones de metros cúbicos por día. El objetivo inicial fue romper con la tradición que marcan que si cada productor quería transportar su gas o acondicionarlo, tenía que hacer su propia instalación. Esa una autopista de gas natural para que el productor pueda monetizar su producción y llegar a usuarios, industrias y usinas. Esto viene en tándem con otra obra importante que el Gobierno está licitando en los próximos días.
La transportadora del centro.
— Sí. Cuando el gas llega a la planta de acondicionamiento se va a encontrar con un limitante que es el sistema de transporte actual, que en 2019/2020 llegará al máximo de su capacidad. Por lo tanto, si queremos transportar más gas natural hace falta más infraestructura. La Transportadora Gas del Centro hará que ese gas pueda llegar a la zona de mayor consumo, GBA y el Litoral.
— ¿Van a participar de esa licitación?
— Sí, por supuesto. Estamos trabajando aunque aún no salió todavía. No están los pliegos, pero ya hay que prepararse.
— El Gobierno estima una inversión total de unos 2.000 millones de dólares.
— Exacto. Es un gasoducto de 1.100 kilómetros, de 36 pulgadas y una máxima capacidad de transporte de 40 millones de metros cúbicos. Con una inversión que es posible que se divida en dos etapas, la primera entre Neuquén y Salliqueló, en la provincia de Buenos Aires. El sistema va a terminar dentro de la red de TGS, en los tramos finales de Bahía Blanca-Buenos Aires. En esta primera etapa este caño va a permitir transportar gas hasta ese punto y va a generar espacio en nuestros gasoductos para empezar a desarrollar el proyecto de exportación de gas natural licuado por Bahía Blanca. La primera etapa costará unos USD 1.000 millones y la segunda, desde Salliqueló hasta Rosario, unos 500 kilómetros, otros USD 1.000 millones.
— ¿Con esa obra alcanza para sacar todo el gas de Vaca Muerta?
— Se está realizando un caño para poder acompañar el incremento de producción que va ir teniendo Vaca Muerta. Con el tiempo y si el yacimiento se concreta con toda su potencia, un caño va a ser insuficiente. Si queremos convertir al país en exportador de gas natural licuado y jugar en esa liga vamos a tener que hacer inversiones importantes, que llevan cuatro o cinco años.
— ¿Están conformes con los precios de gas?
— Después de las RTI (Recomposición Tarifaria Integral) llegamos a un acuerdo y se viene cumpliendo con algunas situaciones que son atendibles y que tienen que ver con la situación del país. Tenemos ciertas obligaciones, como invertir en el sistema de transporte un promedio de 100 millones de dólares anuales, más 30 millones para el negocio de procesamiento. Este año tendremos inversiones por 330 millones de dólares. No estamos insatisfechos, hoy la tarifa refleja la situación en la cual tenemos que estar. Con los más y los menos, estamos conformes y trabajamos para cumplir con cada uno de los compromisos que asumimos.
¿Cuándo Argentina va a poder dejar de importar completamente gas?
El gasoducto del Centro busca cortar con la importación. Independientemente de eso, creo que como país nos tiene que preocupar el balance. Estados Unidos importa gas de Canadá, pero por otro lado exporta gas propio. Hay que apuntar a eso. Ya bajamos un porcentaje importante de importación y seguirá esa tendencia en la medida en que se pueda construir este gasoducto. Pero las puertas con el mundo van a estar conectadas siempre porque no podés generar infraestructura para satisfacer 15 días al año en los que falta gas natural.
¿Cómo está la acción de la compañía, el ADR que cotiza en Estados Unidos?
Está creciendo… Fue un año complicado para todas las acciones. Viene remontando y estamos satisfechos también con eso. Cuando uno está liderando una empresa y ve que la acción sube, es algo que hace feliz a todo el mundo.
¿Como CEO, está muy pendiente de la cotización o no tanto?
No, no tanto. Estamos más pendientes del cumplimiento de los objetivos, de las inversiones, de la parte humana de la compañía. Venimos de una situación de mucho tiempo con freno de mano y hoy estamos con varios proyectos.
Ingresó a Gas del Estado como joven profesional y llegó a CEO. ¿Cómo fue ese proceso?
Fue un proceso interesante, las cosas se dieron paso a paso. Comencé haciendo un posgrado en la UBA, me especialicé en gas. Mi primer destino fue Pico Truncado, en Santa Cruz, como operador de una máquina, como turbinista. En algún momento me tocó la privatización de Gas del Estado y los crecimientos se van dando en la medida en que uno se muestra y desafía la actividad. Esto es la frutilla de un gran postre.