Mientras gran parte del territorio nacional se remecía producto del terremoto grado 8,5 en escala Richter ocurrido la madrugada del sábado, a miles de kilómetros de distancia un equipo de expertos del Servicio Geológico de EE.UU. (USGS) recibía una alerta casi inmediata. "Siempre tenemos un mínimo de dos analistas de turno. Cuando ocurrió el terremoto del sur de Chile, se envió una notificación enseguida, por lo que varios de nuestros mejores especialistas vinieron a ayudar", cuenta a La Tercera, Jill McCarthy, del equipo de amenazas geológicas del USGS, sobre lo que ocurrió la madrugada del sábado y que ella denomina uno de los sismos más grandes de los últimos 100 años en el mundo.
La agencia estadounidense fue una de las primeras en dar cuenta del terremoto en Chile, gracias a que desde 2004 -cuando se produjo el terremoto de Sumatra (9,1 escala de Richter)- su Centro Nacional de Información de Sismos opera durante las 24 horas y siete días a la semana.
McCarthy y otros analistas del USGS analizaron las implicancias del terremoto en Chile. Junto a sismólogos nacionales, monitorean minuto a minuto las incesantes réplicas que han seguido al terremoto y que se prolongarían durante meses, pudiendo incluso dar origen a nuevos tsunamis como el que arrasó Juan Fernández y varias zonas del país.
Jaime Campos, sismólogo de la Universidad de Chile, explica que "las réplicas pueden llegar a durar tres meses, disminuyendo paulatinamente en cantidad e intensidad. Eso sí, pueden ser un poco más fuertes que el promedio, pero nunca mayores que el evento principal".
David Applegate, asesor científico en sismología del USGS, agrega que si bien esta es la norma general, en algunos caso las réplicas siguen por años y, de hecho, actualmente el mundo sigue experimentando réplicas generadas por el terremoto de Sumatra. "Hasta ahora, en Chile hemos visto ocho réplicas mayores a magnitud seis, pero no sería raro una mayor a 7", señaló a La Tercera.
El origen de las réplicas
El experto estadounidense indica que producto del terremoto la corteza de la Tierra experimentó un poderoso remezón, que cambió toda la presión y la tensión alrededor del epicentro: "Las réplicas surgen producto de los reajustes que realiza la corteza tras el sismo".
Estos sismos, aunque aparentemente menos devastadores, siguen teniendo otro destructor potencial: el de crear nuevos tsunamis como el que afectó a Juan Fernández. Según Applegate, si bien estos tsunamis pueden no ser suficientemente grandes como para cruzar el océano Pacífico, sí tienen la capacidad de generar daños en las localidades cercanas al sismo que los genera, el cual remueve el lecho marino y genera olas que llegan a viajar a 700 km/hr.
Las instalaciones del USGS registran la mayoría de los sismos mayores a 5 grados Richter y -en conjunto con un sistema de boyas submarinas- son vitales para generar las alarmas de tsunamis como las que se emitieron este sábado en Hawai. Además, operan en conjunto con estaciones locales para detectar las réplicas. "Si la gente que vive cerca de la costa siente una réplica intensa debería apartarse de la playa. Y ciertamente, si notan que el océano se retira de la costa, tienen que desplazarse a terrenos más altos", indica el experto del USGS.
Por su propia naturaleza, las zonas de subducción como la que generó el terremoto -donde una placa como la de Nazca se desliza bajo la placa Sudamericana- son las más propensas a generar megaterremotos (sismos mayores a 8,5). "Estas áreas rodean la cuenca del Pacífico e Indonesia. Junto con esta zona llamada "anillo de fuego", las áreas que no han tenido grandes terremotos recientes son las más amenazadas con tener un megasismo. No obstante, como nos mostró el desastre en Haití, los sismos pequeños también pueden ser devastadores; la proximidad al epicentro y los estándares de construcción influyen directamente", indica McCarthy.
Visita a Chile
Applegate concuerda en que los mayores terremotos no siempre son los más devastadores y que un sismo grado 7 que ocurre directamente bajo una gran ciudad puede generar mucha más destrucción. Precisamente, estudiar el impacto en las urbes es el fin de los expertos norteamericanos que viajarán a Chile a analizar los datos sísmicos. "Acompañaremos a otros científicos e ingenieros que quieren aprender lo más posible de este evento, para aplicar ese conocimiento a ciudades vulnerables en otros países, pero esperaremos a que terminen las labores de ayuda para no causar problemas", dice el científico.
Los investigadores esperan trabajar con sus colegas en Chile, debido a su experticia. Applegate indica que el interés del USGS surge porque las normas de construcción en Chile son más similares a las de EE.UU. que las de Haití. "Existe bastante interés en aprovechar este conocimiento tanto en EE.UU. como en otros países", dice.
