Grupo AGVGSB ROTATIVO MININGgolden arrow
JMB Ingenieria Ambiental - RINFA ENCABEZADOCONOSUR ENCABEZADOPWC LOGO MINING PRESS
Induser ENCABEZADOWICHI TOLEDO ENCABEZADOWEG
CAPMINMANSFIELD MINERA HVELADERO ENCABEZADOKNIGHT PIÉSOLD ENCABEZADO
OMBU CONFECATJOSEMARIA ENCABEZADOBANCO SC ENCABEZADOSAXUM ENGINEERED SOLUTIONS ENCABEZADO
FERMA ENCABEZADOERAMET CABECERA
SACDE ENCABEZADOglencore PACHONNEWMONT COVID
RIO TINTO RINCONHIDROAR ENCABEZADOSECCO ENCABEZADO
CRISTIAN COACH ENCABEZADOEXPO SAN JUAN ENCABEZADOBANCO SJ ENCABEZADOPRELAST
ABRASILVER ENCABEZADORUCAPANELEPIROC ENCABEZADO
CERRO VANGUARDIAEXPO LITIO ENCABEZADOLITHIUM SOUTH
ALEPH ENERGY ENCABEZADOMETSO CABECERAEXAR ENCABEZADO
ARCADIUM LITHIUMMilicic ENCABEZADO
MAPAL ENCABEZADODELTA MINING
PIPE GROUP ENCABEZADMINERA SANTA CRUZPAN AMERICAN SILVER
EVENTO LITIO ENCABEZADOCINTER ENCABEZADOVIALES SANTA FE ENCABEZADO MINING
INTERNACIONALES
Cataluña votó Independencia. Análisis: el costo político de la posible separación
10/11/2014

El 9N masivo reclama una salida política

La Vanguardia

La cifra del éxito: 2.250.000 votos en el 9N En urnas de cartón, sin aval legal, ni garantías propias de un proceso electoral. Pero votos cívicos y festivos, de protesta y reivindicación. Una movilización sin precedentes que marca un punto de no retorno político. En las relaciones entre la Generalitat y el Gobierno central, pero también en el inestable tablero catalán.

Las colas ante los 1.317 puntos de participación, repartidos en 942, con 6.965 mesas gestionadas por un ejército de 40.930 voluntarios fueron la imagen continua de la jornada. Desde familias hasta votantes noveles de 16 años y nonagenarios. La imagen de un éxito de la sociedad catalana, también bajo la lluvia, y un tanto político para Artur Mas. El presidente de la Generalitat no se puso las medallas pero carga con ellas. "Estoy dispuesto a seguir sirviendo a Catalunya para que llegue el día lo antes posible de decidir sobre nuestro futuro", reveló.

Las elecciones en Catalunya volvieron a flotar en el ambiente y las calculadoras se pusieron en marcha. Los votos de CiU, ERC, ICV-EUiA y la CUP en los comicios de noviembre del 2012 sumaron 2.100.523. Cifras equivalentes a las del proceso de participación del 9-N, aunque ayer se podía votar a partir de los 16 años y ya van cuatro de movilización en las calles. Otra cosa son las condiciones de la votación. Con el 88,44% de mesas escrutadas, el sí-sí se situó en el 80,7%, el sí-no, en el 10,1%, el sí-blanco fue un testimonial 0,98%, el no se situó en el 4,55% y los votos en blanco y la categoría de otros fueron del 0,56% y el 3%, respectivamente. La "lección de democracia en mayúsculas", a juicio del presidente de la Generalitat. "Un acto de propaganda sin validez", según el ministro de Justicia, Rafael Catalá, encargado de verbalizar la reacción del Ejecutivo de Mariano Rajoy.

Mas emplazó nuevamente al presidente español a que encare "de manera definitiva la cuestión catalana" y volverá a hacerlo en la carta que remitirá en las próximas horas al presidente del Gobierno abogando por reabrir el diálogo institucional, para llegar a acuerdos de gestión, pero también reclamando un "referéndum definitivo". El presidente del Gobierno siguió la jornada desde el despacho a pesar del puente en Madrid y a falta de declaraciones oficiales se trasladó desde la Moncloa un par de ideas: la jornada es "inútil" y no tendrá "ninguna repercusión". Repercusión jurídica no, pero la quinta movilización multitudinaria en cinco años empuja irremediablemente a abandonar la quietud política. Lo que no resultó inútil fueron las amenazas vertidas a través de la Fiscalía, que lejos de amedrentar, llenaron de papeletas las urnas de cartón en defensa del derecho a la libertad de expresión. Aunque los jueces pusieron el sentido común que requería la jornada ante las denuncias de UPyD y Societat Civil Catalana, reclamando la detención del president y la intervención policial. Otra cosa es el anuncio del ministro de Justicia de que las diligencias de la fiscalía seguirán adelante para comprobar si hay delito en la actuación de la Generalitat. De la repercusión, la internacional, se encargaron el centenar largo de medios de comunicación extranjeros, que ofrecieron al mundo las imágenes de las colas pacíficas, festivas y familiares, de un proceso que la Moncloa tilda de "antidemocrático".

La Moncloa se había hecho el propósito de retomar el diálogo institucional, pero ayer rebajó expectativas: la actitud de Mas, poniéndose al frente de la organización del dispositivo del 9-N alternativo, "no beneficia las relaciones en el futuro". El propio Mas lamentó la reacción, que atribuyó a la "miopía política" y la "intolerancia" del Ejecutivo de Rajoy y recordó que las aspiraciones de Catalunya no pasan página. "Queremos decidir nuevos futuro político. Es un derecho natural de todas las naciones y los estados democráticos maduros lo respetan", subrayó Mas en referencia al referéndum escocés.

La jornada también resituó las piezas del mapa político catalán. Ya no hay tregua, ni pacto de estabilidad que valga. El president lanzó anoche un aviso a navegantes políticos: "Se ha demostrado una simbiosis perfecta" de instituciones, entidades y ciudadanos. "Cuando vamos juntos avanzamos más y mejor", "sin pisarnos los unos a los otros", avisó Mas.

El president tiene previsto contactar con el resto de los partidos catalanes favorables a la consulta en las próximas horas y se da por hecho que hará una nueva "propuesta política". La convocatoria de elecciones está sobre la mesa, otra cosa es la gestión del calendario y de las formas. Las alicaídas bases convergentes se vinieron arriba anoche en la sede de la calle Còrsega con la imagen de las largas colas en los puntos de votación. La dirección de CDC considera que la participación final legitima los pasos dados por el president y lo resitúa como principal activo político de Catalunya. Desde la renuncia a la consulta inicial y la ruptura del pacto de estabilidad con ERC a responsabilizarse personalmente de cualquier actuación ante la investigación de la Fiscalía. La refundación de CDC es un hecho por obra y gracia de su líder. Y Artur Mas confesó ayer en La Sexta que se ve de candidato, pero de esa "lista del president".

La propuesta política que acabe por hacer Mas buscará capitalizar el éxito de la jornada y, consciente del tsunami de participación por anticipado, el líder de ERC no concedió ayer ni un minuto de pausa. Oriol Junqueras presidía una mesa en Sant Vicenç dels Horts de un proceso de participación que rechazó y lo que reivindicó ante los micrófonos de los medios de comunicación fue la convocatoria urgente de elecciones para obtener "un mandato democrático" a favor de la independencia. La clave sigue siendo la candidatura única que demanda el president, pero también, el programa común: mientras Mas insiste en negociar una propuesta política con el Estado, Junqueras se agarra a la declaración unilateral de independencia y a esperar la presión de los mercados sobre la administración española. "No podemos perder el tiempo en negociar", insistía anoche Junqueras resituando su proyecto político.

Mas ha hecho su propio camino al margen de sus antiguos socios republicanos. Se abonó a reivindicar la "audacia" y aplicó la imaginación al plantear un proceso de participación alternativo para no desoír la suspensión de la consulta por parte del Constitucional. Ayer la foto con protagonistas políticos no fue la del president con Junqueras, sino el abrazo con David Fernàndez, diputado de la CUP, a pesar de que abogue por la república catalana. La Assemblea Nacional Catalana y Òmnium, claves en el proceso de participación, obviaron anoche la demanda de convocatoria electoral que hace unas semanas reclamaron para dentro de tres meses.

La opinión compartida es que ayer se pasó una página de la historia política catalana y se abre un nuevo escenario. Por si la unidad fue un espejismo, tras el recuento nocturno, muchos voluntarios se llevaron las urnas a casa.

Leer más: http://www.lavanguardia.com/politica/20141110/54419128780/9n-masivo-reclama-salida-politica.html#ixzz3If9Qw4ET
Síguenos en: https://twitter.com/@LaVanguardia | http://facebook.com/LaVanguardia

Análisis: El golpe económico de una independencia de Cataluña

Expansión

Por Rafael Pampillón y Mª Cristina de Haro.

En estos momentos España se encuentra en una situación de incertidumbre política y económica motivada por las actuaciones separatistas que se están produciendo en Cataluña. 

El panorama nos parece complicado ya que, por un lado, existe un movimiento social en pro de la independencia legítimo y respetable y, por otro, se han aducido argumentos para impulsarlo que no se ajustan a la realidad como, por ejemplo, «fuera de España nos iría mejor», «una Cataluña independiente seguiría formando parte de la Unión Europea» y «la independencia nos daría más prosperidad».

Estancamiento económico
Dejando aparte que una Cataluña independiente estaría peor económicamente, el propio proceso plebiscitario está generando una inestabilidad que está perjudicando considerablemente las expectativas económicas y de inversión en la comunidad autónoma. Además, el momento no puede ser más inoportuno ya que el entorno económico europeo no parece muy favorable y, como ya avanzó Mario Draghi la semana pasada, Europa se enfrenta a una posible situación de estancamiento. Efectivamente, el conjunto de la zona del euro avanza muy lentamente y todavía mantiene un nivel de crecimiento inferior al del comienzo de la crisis, mientras que otros países como Estados Unidos ya lo han superado. Además, se han detenido las tasas de crecimiento de economías muy importantes como las de Alemania, Francia e Italia.

Así, la confianza empresarial alemana se ha debilitado y el componente de expectativas del Índice IFO, que elabora mensualmente el Instituto de Estudios Económicos de la Universidad de Múnich, ha caído en septiembre al nivel más bajo desde hace veinte meses: un 99,3 (recordemos que valores superiores a 100 indican expansión económica e inferiores señalan contracción). Éste es, en parte, el resultado del conflicto entre Ucrania y Rusia, que abastece el 40% de la energía en Alemania y que está deteriorando las expectativas económicas de sus empresarios.

En Cataluña parece que también se tuercen las cosas. Según el último informe de Convivencia Cívica Catalana, la inversión extranjera que llegó a Cataluña durante el segundo trimestre de este año fue un tercio (34%) de la que recibió en el mismo periodo del año anterior. Un reflejo claro de las intenciones de los inversores internacionales ante un posible resultado independentista. El panorama de las empresas no es mucho más halagüeño.

Dos grandes entidades financieras catalanas, CaixaBank y Banco Sabadell, podrían necesitar planes para trasladar su sede fuera de Cataluña. Si Cataluña se independiza se quedará fuera de la zona del euro y, por tanto, sus bancos no recibirían créditos del Banco Central Europeo (BCE) que además de ser baratos (tienen un tipo de interés del 0,05%), son el último recurso con el que cuentan las entidades de crédito para resolver situaciones de falta de liquidez.
Éste es sólo un ejemplo de los efectos que está teniendo no ya la independencia, sino el mero hecho de plantear una posible consulta sobre ella. Si, además, la separación fuera real, los efectos sobre la economía catalana podrían ser considerables. Cataluña se contraería y el colapso económico podría ser considerable fundamentalmente porque una parte de las empresas radicadas allí se irían. La actividad empresarial no se mueve por sentimentalismos nacionalistas sino por motivos económicos y sociales y desde el momento en que se hiciera efectiva la independencia las empresas catalanas tendrían que luchar para hacerse un hueco en los mercados internacionales.

¿Por qué esta situación de inferioridad de las empresas en un contexto de independencia? En primer lugar porque la independencia supondría la salida automática de Cataluña de la UE. Lo que significaría que la UE aplicaría inmediatamente un arancel a la importación de productos catalanes. Sería el mismo que soportan los países que no son miembros de la Unión Europea. Además, Cataluña podría caer en la tentación de elevar barreras arancelarias para proteger a sus empresas de los productos extranjeros.

En definitiva, las empresas catalanas verían como aumentan sus costes de importación de las materias primas y bienes intermedios que no se produzcan en Cataluña a la vez que disminuyen sus ingresos por exportaciones. La solución al problema está clara: trasladar la empresa fuera de Cataluña para continuar trabajando en un territorio que forme parte de la UE y de su mercado único. Además, como señalan los libros, el aumento de aranceles generaría una reducción del comercio internacional y una menor eficiencia económica. Todo ello disminuiría considerablemente las oportunidades de Cataluña de generar ventajas competitivas.

Aumento del déficit público
Esta situación de reducción de la producción dificultaría la solvencia del sector público catalán y llevaría a un desequilibrio de las cuentas públicas. Primero, porque los ingresos se contraerían por la menor actividad económica que generaría la deslocalización de las empresas, lo que disminuiría las bases imponibles y, como consecuencia, la recaudación fiscal.

Segundo, los gastos serían mayores. El Gobierno de Cataluña tendría que financiar la constitución del nuevo Estado y hacerse cargo de aquellas partidas que estaban aseguradas por el Estado español como las pensiones, y de incrementos en sueldos de los funcionarios y en defensa. Asimismo, debería continuar haciendo frente a los pagos del servicio de la deuda pública española que le correspondiese, al menos durante algunos años. Años que formarían parte de un periodo clave para consolidar económicamente la independencia.
Por tanto, el resultado sería un grave déficit público catalán que no podría recurrir a la emisión de deuda para su financiación, ya que la previsible desconfianza de los inversores en su devolución impediría a Cataluña acceder a los mercados internacionales. Es difícil pensar que un país de reciente creación, pequeño comparado con los gigantes europeos y sin apoyo internacional, sea merecedor de la confianza de los compradores de bonos que, en definitiva, puede destinar sus recursos a cualquier otro territorio con mejores expectativas.

El abandono de la zona del euro y la creación de una nueva moneda Además, si Cataluña se independizase, se vería obligada a abandonar la Unión Monetaria Europea. En ese posible escenario a Cataluña se le abrirían dos posibilidades: mantener el euro o crear su propia moneda. En el primer caso, nadie puede impedir que Cataluña continúe usando el euro. Pero para que un país pueda utilizar una moneda que no controla debe conseguir acercarse al equilibrio fiscal. Sólo así podría tener acceso a la financiación internacional.
Sin embargo, ante un escenario de elevado déficit público, sin ayudas de la UE y sin recurso al BCE, es imposible utilizar una moneda como el euro. Por tanto, lo más probable es que Cataluña en el caso de independizarse desarrollaría su propia moneda: llamémosla «catalino». En ese caso tendría que hacer un «corralito» que evitase la estampida de depósitos en euros. El tipo de cambio inicial, por comodidad sería: 1 euro = 1 catalino. Entonces el Gobierno de Cataluña invitaría a sus ciudadanos a que vayan al Banco Central de Cataluña y/o por extensión a los bancos comerciales ubicados en Cataluña a cambiar sus euros por catalinos.

¿Alguno de ustedes, queridos lectores, iría corriendo al banco a cambiar sus euros por catalinos? Nadie. Todos los catalanes guardarían sus euros a buen recaudo o se los llevarían al extranjero. Y antes de que el Gobierno catalán hiciese un «corralito» y bloqueara las cuentas en euros para convertirlas más tarde y automáticamente en catalinos, retirarían rápidamente sus depósitos en euros y los pondrían en una cuenta en otros países como España, Andorra o Francia.

Lo harían entre otras cosas, porque una vez introducida la nueva moneda, el siguiente paso es la devaluación del catalino, con el fin de financiar el déficit público y también para ganar en competitividad. Al principio, para dar confianza y evitar suspicacias, haría falta mantener un tipo de cambio fijo. Pero al poco tiempo se depreciaría su moneda y Cataluña habría ganado competitividad, porque los precios en euros de sus exportaciones se habrían reducido considerablemente.

Pero con la nueva moneda no todo serían ventajas y habría también importantes inconvenientes. El primero la inflación, por varios motivos: 1) los precios de las importaciones, valorados en catalinos, aumentarían lo que incrementaría el nivel de precios de los bienes de consumo; y 2) crecerían los costes de producción de las empresas que necesiten comprar en el exterior, lo que reducirían sus márgenes de beneficio y elevarían sus precios de venta.
El segundo, mayores dificultades para hacer frente a las deudas expresadas en euros, que serían la mayoría y que después de la devaluación serían mucho mayores en términos de la nueva moneda local. Y finalmente, descontento social. Los que pudieron mantener sus ahorros en euros habrán visto aumentar su poder adquisitivo mientras aquellos que sufrieron el corralito o simplemente no tuvieron la oportunidad de retirar sus depósitos se habrán empobrecido. En definitiva, las consecuencias de una Cataluña fuera del euro serían muy graves. A corto plazo el panorama se tornaría muy complicado: dificultad para pagar tanto la deuda privada como la pública, deslocalización del sistema financiero y parte del tejido productivo y, como consecuencia, débil crecimiento económico. Por supuesto, como es fácil ver, esto no sólo sería perjudicial para Cataluña sino también para España.

Una forma de evitar estas indeseables consecuencias sería que Cataluña siguiera perteneciendo a la Unión Económica y Monetaria. Esta favorable situación económica de tener el euro como divisa es algo que se está dando por hecho en las reivindicaciones independentistas. No obstante, el proceso de adhesión a la UE está firmemente regulado y está sujeto a numerosos requisitos. Además, haría falta unanimidad en el Consejo de la UE, del que forma parte España, para aceptar la entrada del nuevo miembro. Por supuesto, la decisión se toma en función de los costes y beneficios económicos y políticos y, además, es muy probable que la adhesión de Cataluña beneficiara también a España. Sin embargo, la incertidumbre existe y es una herramienta más de negociación, igual que lo es la valoración de qué parte de la deuda española corresponde a Cataluña.

El papel de las expectativas
Es cierto que la economía catalana cuenta con una importante parte del tejido empresarial e industrial del país. Pero no se puede olvidar que la actividad económica futura está basada, entre otras cosas, en la confianza y en la estabilidad.

Probablemente los aficionados a la economía recuerden que las expectativas de los agentes afectan al funcionamiento de los mercados y también a las decisiones políticas. Esta característica que describe la Real Academia como la «posibilidad razonable de que algo suceda» es ahora el principal condicionante económico de nuestro país y un potencial freno a nuestro ritmo de crecimiento.

Son precisamente estas expectativas económicas las que anticipan un desequilibrio importante en las finanzas públicas catalanas y que aumentaría bajo la hipótesis de la independencia ya que aumentarían los gastos (motivados por la creación del nuevo Estado, el pago del servicio de la deuda pública española que le correspondiese y el mantenimiento de las instituciones y de las administraciones públicas) y se reducirían los ingresos por el efecto de una menor actividad económica. A lo anterior se une que los agentes económicos puedan cuestionar la permanencia de Cataluña en el euro lo que haría que la confianza en la economía catalana se viera perjudicada.
En definitiva, el sentimiento independentista es respetable y siempre que sea conforme a derecho se debería saber cuál es la intención de la mayoría de los catalanes sobre su pertenencia a España. Pero la independencia de Cataluña es una realidad mucho más compleja de lo que en general se está planteando.
Además, en un entorno como el actual de debilidad económica de la UE, el mero hecho de hacer una consulta sobre la independencia de Cataluña añadiría todavía más incertidumbre y, por tanto, inestabilidad a la frágil economía europea, española y catalana.


Vuelva a HOME

KNIGHT PIESOLD DERECHA NOTA GIF 300
Lo más leído
PODER DE CHINA
AGUA Y MINERIA
NOTA MÁS LEIDAs MP GIF
VENEZUELA