Existen 5.090 especies minerales reconocidas de manera formal, de las cuales menos de 100 dan forma al 99 por ciento de la corteza terrestre. De esas 5.090, aproximadamente 2.550 son definidas como raras, encontrándose en solo cinco o menos lugares del mundo.

Unos científicos han inventariado y categorizado según sus propiedades inusuales a todas las especies minerales raras de la Tierra descritas hasta la fecha, cada una con muestras obtenidas de cinco o menos yacimientos de todo el globo. La cantidad total encontrada en el mundo de cada uno de varios de esos minerales ha sido inferior a la cantidad de azúcar que hay en un terrón.

Estos 2.550 minerales son mucho más raros que los costosos diamantes y otras piedras preciosas que se presentan habitualmente como símbolos de amor. Pero si bien su rareza los convertiría lógicamente en los minerales más valiosos, muchos no actuarían correctamente en el ámbito de por ejemplo un anillo de boda... Algunos son propensos a fundirse, evaporarse o deshidratarse en un plazo muy breve. Y unos pocos, como los vampiros, se descomponen gradualmente al ser expuestos a la luz del Sol.

Su mayor valor para la humanidad no está en usarlos para fabricar anillos sino que reside en las pistas muy reveladoras que ofrecen sobre las condiciones reinantes en el subsuelo profundo y sobre los elementos que los crearon, así como en la información acerca de los cambios biológicos a gran escala en el pasado lejano del planeta. De hecho, los minerales raros representan la verdadera diferenciación de la Tierra respecto a todos los demás planetas, según los autores del nuevo estudio. Así, más de dos tercios de todas las especies minerales conocidas, incluyendo la gran mayoría de especies raras, han sido atribuidas a cambios biológicos en el entorno próximo a la superficie de la Tierra.

Una posible contribución de los minerales raros, aunque por ahora especulativa, se relaciona con los orígenes de la vida. Si bien la mayoría de los escenarios sobre dicho origen incorporan minerales comunes, como las arcillas, se ha invocado también a una serie de minerales poco habituales.

Robert Hazen, del Instituto Carnegie de Ciencia, en Washington, D.C., y Jesse Ausubel, de la Universidad Rockefeller, ambas entidades en Estados Unidos, sostienen que conocer por completo la firma mineral de nuestro planeta como cuerpo geoquímico que sostiene la vida, es decir, entender las diferentes combinaciones de circunstancias que crean a los minerales raros además de a los comunes, también nos permitiría determinar qué minerales presentes en un mismo planeta serían delatadores de vida pasada, o incluso actual oculta. Así, una sonda interplanetaria posada en la superficie de otro mundo o un robot recorriéndola podrían detectar eventuales huellas de vida indirectas.

Un extraño mineral formado a partir de los elementos vanadio y cobre bajo condiciones ambientales muy restringidas. Los cristales son de fuerte colorido, pero ni siquiera así podríamos verlos a ojo desnudo, ya que son de tamaño microscópico. Además, solo se les ha encontrado en dos lugares: El condado de Eureka en el estado de Nevada (Estados Unidos), y una mina de cobre en Kirguistán.

Su estudio establece el primer sistema para categorizar rarezas en el reino mineral, y proporciona a los mineralogistas un marco que es paralelo al que se usa para clasificar las especies raras de plantas y animales.

Los autores destacan la ironía de que las piedras preciosas y otros minerales muy valorados por la humanidad, incluyendo los minerales catalogados como de “tierras raras” (por sus elementos químicos), necesarios por ejemplo para fabricar productos electrónicos, no satisfagan la definición de raro en lo que se refiere al planeta Tierra, ya que, si bien no muy abundantes, sí están presentes en cantidades lo bastante grandes como para que haya gente que pueda comprar objetos total o parcialmente hechos con ellos.

Los minerales que más merecen ser llamados raros por su extraordinaria escasez en el planeta son otros, y a menudo muy poco conocidos.

Tenemos por ejemplo el caso de un mineral creado a través de una mezcla subterránea del elemento radiactivo torio y el molibdeno, parecido al plomo. De este mineral solo se ha encontrado un espécimen, en Cerdeña, hace unos pocos años.

Algunos minerales son raros porque, incluso aunque se forman a partir de los elementos químicos más comunes, deben ser forjados en condiciones muy específicas. Por ejemplo, el mineral hatrurita se forma a partir de tres de los elementos más abundantes de la Tierra (calcio, silicio y oxígeno), pero lo hace solo en un entorno con características muy restringidas, con temperaturas por encima de los 1.250 grados centígrados, y en ausencia de otro elemento común, el aluminio.

Otros minerales son extremadamente raros porque sus ingredientes casi nunca se encuentran lo bastante concentrados en la corteza de la Tierra. Así, tales elementos químicos raros, como el berilio, el hafnio y el telurio, forman relativamente pocos minerales y la mayoría de las especies son raras.

Algunos minerales se forman bajo cdiciones inusuales, como las reinantes en ambientes con frío y sequedad extremos, por ejemplo, pero después simplemente se funden, se evaporan o se deshidratan cuando son expuestos a las condiciones diferentes que se dan en la superficie. Una forma cristalina de hidrato de metano, por ejemplo, encontrada en núcleos de muestras extraídas del subsuelo en perforaciones hechas en terrenos árticos o del fondo marino de plataformas continentales, se evapora a la presión atmosférica existente en la superficie.

Entre los menos estables se hallan especies minerales raras que absorben la humedad del aire y que después se disuelven en ella. Unos pocos se descomponen al ser expuestos a la luz solar.

Algunos minerales existen solo en la escala micro o nanométrica. Unos cuantos minerales raros conocidos solo en un sitio, cerca de San Bernardino, en el sur de California, por ejemplo, han sido descubiertos recientemente a través del uso de instrumentos de alta tecnología.