Abengoa, que está en quiebra en Brasil sumaba 15 contratos de concesión con el gobierno, todos ellos en proceso de extinción o se espera de culminación. De estos contratos, nueve ya han acumulado más de 1.000 días de retraso.
En crisis, Isolux pretende vender activos en Brasil. Propietaria de una serie de obras de líneas de transmisión de energía con un retraso de más de un año y sumergida en un proceso de recuperación de las ejecuciones extrajudiciales, la española Isolux trata de cerrar la venta de sus activos en Brasil con otra empresa española de infraestructura, Grupo Ferrovial.
Isolux asegura que las negociaciones, que comenzaron en el último trimestre del año pasado, se encuentran en fase avanzada de análisis financiero y operacional, pero que aún no logró convencer a la Agencia Nacional de Energía Eléctrica (Aneel).
Después de esperar durante meses una solución, Aneel ha defendido la cancelación de la licitación ganada por Isolux y la reanudación de los proyectos, que se subastará nuevamente en una subasta de transmisión de este año.
La debacle del grupo Isolux Corsán arrastró al fisco español y a los proveedores de la empresa en 2015 y en 2016 los bancos acreedores organizaron el salvataje tomando el 51% de su capital.
Las entidades financieras, junto con los bonistas de Isolux, canjearon acciones de la compañía por 1.200 millones de deuda de euros de la empresa.
CaixaBank, Santander, Bankia y Banco Sabadell son los principales acreedores de la firma de construcción e ingeniería y, por tanto, serán principales accionistas por delante de casi medio centenar de entidades. Incluso por delante de entidades públicas, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el ICO.
La empresa, que como otras constructoras buscó refugio en América Latina tras la crisis de España, se ha visto envuelta en escándalos y litigios, como la nunca concluída y sobrevaluada usina de Río Turbio, en Argentina.
A pesar de ello, el gobierrno de Mauricio Macri acaba de adjudicarle una importante obra para el Paseo del Bajo, la autopista que cerrará el anillo de Buenos Aires.
En 2015, Isolux se había comprometido a construir 686 kilómetros de líneas de transmisión en ciudades de Pará y Rondônia, y siete subestaciones eléctricas. No hizo nada y hasta la actualidad sólo presentó la garantía de fiel cumplimiento de las obras, documento indispensable para que se firmen los contratos, según publicó hoy Istoé.
En total, los españoles tienen cinco contratos con los últimos trabajos de programación. Uno de ellos, que implica la construcción de una línea de transmisión entre Taubaté (SP) y Nova Iguaçu (RJ), que acumulan más de 1.200 días de retraso.
Isolux y Grupo Ferrovial, a finales de diciembre, dijeron a Aneel que estaban en la búsqueda de una "solución de mercado" para los proyectos de transmisión en una reunión con funcionarios de la agencia. Ferrovial ya tiene un acuerdo con un agente financiero y estaban en contacto con el BNDES para tratar de preservar las condiciones de financiación contrato original.Según Aneel, las empresas no tienen más que un paquete de promesas sin ninguna señal concreta de que se llevará a cabo la transacción.
En un comunicado a la agencia, Isolux dijo que no hay "razón para ignorar la medida Aneel inminencia probabilidades de satisfacer el interés público" debido a que el contrato de venta a otra empresa "se presenta como la opción más rápida y menos costosa."Isolux se adjudicó la subasta de 2015, con inversiones estimadas en R $ 1.500 millones, y no está interesada en el suministro de líneas de transmisión, lo que impide que el gobierno llamar al segundo lugar en la licitación, obligando a Aneel para hacer una nuevos proyectos de suministro.
Isolux invocó la crisis de Abengoa, su competidor de España, para tratar de justificar las alteraciones de sus proyectos en Brasil. Para discutir las dificultades que enfrenta el país para contratar un seguro de sus proyectos, roles que el gobierno puede implementar si los términos del contrato no se cumplen.
"Isolux se enfrentaba a dificultades en la obtención de garantías de fiel cumplimiento en el mercado de seguros para el segmento de transmisión, en contra de la petición de cobro judicial del Grupo Abengoa" dijo la compañía a Aneel. También adujo que las dificultades se deben al proceso de recuperación Isolux Ingeniería propia de las ejecuciones extrajudiciales, el brazo de Grupo Isolux.
La canadiense Brookfield es una de las empresas que han llegado para evaluar la adquisición de los activos de Isolux en Brasil, pero paralizó las negociaciones a finales del año pasado.
Los proyectos de transporte con empresas españolas se han convertido en una pesadilla para el gobierno brasileño, que ha buscado alternativas para sortear los retrasos en las obras, especialmente los de grandes como Abengoa. La compañía ahora tiene 15 contratos de concesión con el gobierno. Están en el proceso de extinción o que se espera que esté terminado. De estos contratos, nueve ya han acumulado más de 1.000 días de retraso.
En la cartera de proyectos de Abengoa es el llamado proyecto de "pre-Linhao Belo Monte" de 1.854 kilómetros, estimado en R $ 1,3 mil millones, que fue ganado a finales de 2012 por la empresa española. La inspección de Aneel señala que el proyecto, que debía ser completado para febrero de este año, ya no tiene una fecha prevista para ser completado. En la actualidad hay más de 1.100 días de retraso respecto al calendario establecido en el contrato.
No hay solución fácil de la situación, el gobierno también se retuerce para una "solución de mercado" para los proyectos de Abengoa.
En noviembre del año pasado, como lo revela el estado, la empresa Energia Ecuatorial y BTG Pactual se han unido para comprar activos de la compañía. El valor global ofrecido por los activos, los precios de 2015, había poco más de R $ 1 mil millones. En ese momento, Ecuatorial declaró que "está siempre atento a las oportunidades de mercado" y BTG Pactual no quiso hacer comentarios. seguimiento activo en las manos de Abengoa.
Después de haber sido elevado a la categoría de los principales inversores en el sector eléctrico brasileño, Isolux y Abengoa se han convertido en el mayor dolor de cabeza financiero y estructural del gobierno, poniendo en peligro el progreso de otras obras de transmisión y poner en peligro el suministro de grandes centrales eléctricas tales como la presa de Belo Monte, en construcción en Pará.
Abengoa, que está en quiebra en Brasil sumaba 15 contratos de concesión con el gobierno, todos ellos en proceso de extinción o se espera de culminación. De estos contratos, nueve ya han acumulado más de 1.000 días de retraso.
