En una provincia tradicionalmente minera como Ciudad Real, un proyecto de extracción de tierras raras -un tipo de minería a cielo abierto, caracterizado por la reposición de las tierras excavadas una vez extraídos los minerales- en la comarca del Campo de Montiel, está teniendo la firme oposición de varios colectivos, incluso del Gobierno de Castilla-La Mancha.
A pesar de las protestas y denuncias por parte de la Plataforma Sí a la Tierra Viva, contraria al proyecto, o de la postura de la Junta de Comunidades, que ha insistido en varias ocasiones en que los proyectos de tierras raras son «prácticamente inviables» en Castilla-La Mancha, la empresa que pretende realizar la extracción de estos minerales, Quantum Minería, no se ha rendido y defiende este proyecto como sostenible, respetuoso con el medio ambiente y cumplidor con la normativa europea y española.
La directora facultativa de Quantum, Raquel Vergara, en declaraciones a ABC, asegura que la empresa enviará a la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente a mediados del mes de febrero su informe de impacto ambiental -el plazo termina el 18 de febrero-, y se mostraba convencida de que cumple con todos los requisitos legales, porque se ha hecho de forma rigurosa y teniendo en cuenta diferentes estudios realizados por expertos sobre el impacto ambiental que este tipo de minería tiene sobre el terreno.
En concreto, el proyecto de «Matamulas» consiste en la explotación minera de un yacimiento de tierras raras en la localidad ciudadrealeña de Torrenueva. Se han solicitado tres concesiones de explotación contiguas que suman 1.500 hectáreas de las que sólo 300 hectáreas serán explotadas.
Este proyecto se encuentra en la fase de evaluación y exploración y actualmente está en proceso de tramitación de la concesión de explotación, para lo que se remitirá el informe de impacto ambiental que deberá pasar posteriormente por un periodo de alegaciones, donde se indicarán los aspectos a mejorar por parte de la empresas para, de nuevo, reenviarse a Medio Ambiente y ser aprobado o rechazado. En definitiva, un largo periodo de tramitación que la empresa confía en que finalmente se resuelva a su favor.
Los argumentos que esgrime, frente a quienes se oponen al proyecto, es que la explotación se basa en el aprovechamiento de una capa muy superficial del terreno, con una media de 2,5 metros de espesor, mediante minería a cielo abierto y de transferencia, pues se rellena el hueco minero generado con la misma tierra excavada, una vez extraídos los minerales, de forma prácticamente simultánea a la explotación de nuevas áreas.
Según indica Raquel Vergara, lo que pretende extraer Quantum de la parcela de Torrenueva es la monacita gris, utilizada para la fabricación de imanes para los coches eléctricos o las turbinas de los aerogeneradores, entre otros usos.
El ritmo de explotación previsto es de 30 hectáreas por año con una inversión total de 50 millones de euros y la creación de 150 puestos de trabajo directos en una zona predominantemente agrícola. Las tierras dejarían de producir cosechas durante un máximo de tres años cada una de ellas, sin embargo, se compensaría económicamente a los agricultores y, según los estudios, la tierra experimentaría un enriquecimiento por oxigenación e hidratación.
Desde Quantum se insiste en que el yacimiento ciudadrealeño tiene un contenido muy pequeño de torio y casi residual de uranio «que nunca ha supuesto ningún riesgo derivado por la radiactividad para la salud humana y el medio ambiente». Según destacaba la directora facultativa de Quantum, el profesor de Física Aplicada de la Universidad de Sevilla, Rafael García-Tenorio, ha liderado un estudio que ha confirmado que la actividad minera no afectará a la inocua presencia de estos elementos.
También la compañía ha reducido considerablemente las previsiones de consumo de agua y ante la negativa de la Confederación Hidrográfica del Guadiana de que se saque del pantano de La Cabezuela, baraja la posibilidad de hacer sondeos en la zona o transportarla desde las desaladoras.
