El proyecto que cambiará la explotación de Chuquicamata de rajo abierto a subterráneo actualmente presenta un 51% de avance, pero dicha estimación podría variar dice el presidente ejecutivo.
Chuquicamata Subterránea no se salvó de los procesos de reestructuración que la administración de Nelson Pizarro ha iniciado a casi la totalidad de los proyectos estructurales de Codelco, y que son claves para mantener su producción a futuro.
Y es que según indicó el ejecutivo en medio de la entrega de los resultados de la estatal, la iniciativa de US$4.200 millones está a medio camino; sin embargo, los porcentajes de avance podrían variar una vez que se culmine el trabajo interno que lleva adelante la minera con el objetivo de optimizar el proyecto.
Pese a ello, no se anticipa un impacto en el inicio de operaciones proyectado para 2019.
“Chuquicamata Subterráneo sigue avanzando, estamos reportando un avance del 51,4%, pero creo que este número podría sufrir una variación cuando terminemos un proceso de reformulación”, dijo.
Según fuentes ligadas a la minera, el objeto de dicha reformulación está vinculada a reducir la inversión total del proyecto, y estaría directamente relacionada con la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) presentada por Codelco en mayo pasado para introducir adecuaciones constructivas y operacionales a Chuquicamata Subterránea.
Según indica dicha DIA, el objetivo del proyecto -estimado en US$1.400 millones de los US$4.200 millones que cuesta la iniciativa total- apuntan a simplificar las fases constructivas y operativas de la iniciativa original. Para ello, se prevé optimizar el sistema de manejo de minerales, lo que permitirá dar continuidad a la extracción de mineral de Chuqui y sustentar el ramp-up y el régimen de producción, considerando la explotación de las reservas del proyecto original en 3 niveles principales de extracción, y no en 4 niveles como fue ambientalmente aprobado anteriormente.
A la fecha, Codelco tiene estimado que la transformación de Chuquicamata hacia una mina subterránea se traduzca en una tasa de producción en régimen de 140.000 toneladas de mineral por día (tpd), lo que significará una producción de 366.000 toneladas de cobre fino y más de 18.000 toneladas de molibdeno fino al año.
En tanto, respecto a los otros proyectos reestructurados por la administración Pizarro; el Desarrollo Futuro Andina -que viene a reemplazar a la mega iniciativa Andina 244- está en pleno desarrollo de su estudio de factibilidad; mientras que Rajo Inca, que le dará futuro a la División Salvador, está en proceso de revisión para la autorización del estudio de factibilidad.
Mientras que Nuevo Nivel Mina de El Teniente -reformulado por problemas con el macizo rocoso- presenta un avance de 43,9% y hoy está en proceso de validación de su constructibilidad y se proyecta su inicio de operaciones para 2023.
Y Traspaso Andina -que a la fecha no ha sido reestructurado- presenta un avance de 41,7%, con una proyección del inicio de sus operaciones para 2020.
