FRANCISCO SOTELO
Salta tiene un potencial minero extraordinario. El yacimiento de Taca Taca comparte la estructura geológica de La Escondida, en Chile. Este último generó en dos décadas 250 mil millones de dólares. Se estima que Taca Taca puede generar una cuarta parte, es decir, 250 millones de dólares anuales.
¿Cuáles son las dificultades de este lado de la cordillera? La primera, la mitología antiminera que desalienta cualquier inversión de envergadura y a la cual la dirigencia argentina se suma por oportunismo o por un concepto mágico del desarrollo. La otra, las mineras no encuentran en Salta personal minero especializado en cantidad suficiente.
El geólogo Ricardo Alonso, al exponer en el congreso económico de esta semana, organizado por la Universidad Católica, brindó un informe detallado sobre las características de los minerales de nuestra cordillera y reseñó el problema central de la actividad: “La política no ayuda”.
Tampoco ayuda al desarrollo agropecuario. El informe oficial para un balance sobre la ley de bosques estuvo a cargo de un sociólogo, Félix González Bonorino, quien defendió esa ley diciendo que su meta no era impedir la ganadería sino preservar el bosque.
Céltico Rodríguez, veterinario, demostró que la ganadería se frenó, que el bosque chaqueño habitado por personas que crían ganado mayor y menor sin manejo se degrada día a día, y se encamina a la desertización, y que las zonas vedadas al desmonte coinciden con el mapa de los peores indicadores sociales. Pero no se trata de volver a la épica gauchesca.
El Congreso mostró que la minería, el campo y el turismo siguen siendo las fortalezas, pero que empieza a vislumbrarse otro horizonte, con innovación tecnológica, que contrasta con una mentalidad productiva estancada en la economía de hace sesenta años y con la ausencia de objetivos explícitos de desarrollo.
El ministro Javier Montero describió las metas del sistema de promoción a la inversión privada, con exenciones de impuestos, subsidios y asistencia técnica que el Gobierno envió a la Legislatura. A las actividades tradicionales agregó esta vez el desarrollo de energías renovables, la recuperación de la actividad hidrocarburífera, el desarrollo de software y la industria audiovisual.
No es la primera vez que alguien habla de desarrollo tecnológico de punta en Salta. De hecho, el profesor Daniel Córdoba y su equipo ganan cada día mayor prestigio nacional con sus talleres de Física reconocidos por el propio Instituto Balseiro.
Los yacimientos de litio y su potencial a futuro alientan la ilusión de tener un Silicon Valley en los valles de Lerma, de Siancas y de Zenta.
Este año, Bob Rudd, director de Almacenamiento de Energía y Microgrids de la fábrica estadounidense de vehículos eléctricos Tesla, líder en energías renovables, llegó a Salta para presentar un proyecto para el reemplazo de la generación de energía a partir del diésel en localidades aisladas del sistema eléctrico de la provincia, y se mostró interesado en el potencial de la provincia para la explotación de litio.
La compañía tiene asiento en Silicon Valley, California.
En junio, la compañía china BYD, la mayor fabricante de vehículos eléctricos y de baterías a base de litio del mundo, manifestó su decisión de instalar un complejo automotriz de punta en General Güemes. La ejecutiva Stella Li firmó con el gobernador Juan Manuel Urtubey una carta intención. La Provincia comprometió la entrega de 40 hectáreas a precio de fomento. También le garantizó a BYD el acceso a servicios básicos promocionados, políticas de incentivo y exenciones impositivas en apoyo al emprendimiento tecnológico.
El proyecto, con inversiones de 150 millones de dólares, contempla la ocupación directa de 600 trabajadores y los primeros vehículos deberían salir en noviembre de 2019.
La empresa inversora realizó después gestiones en Córdoba y en Santa Fe, lo que hace temer “un cuento chino”, pero el plan sigue vigente.
Se concreten o no esas metas, para frenar la degradación social y comenzar un despegue económico Salta requiere, entre otras cosas, adecuar las estrategias y la educación a las exigencias del futuro.
La Comisión Europea señalaba el año pasado que con el avance tecnológico y el crecimiento digital, el 47% de las profesiones actuales desaparecerán dentro de veinte años. Y definía como las profesiones que vendrán a las de analistas y programadores del internet de las cosas, arquitectos de realidad virtual, científicos de datos, médicos diseñadores de órganos en 3D para trasplantes y experimentación médica, robotistas, diseñadores de redes neuronales artificiales, terapeutas de empatía artificial, impresor 3D, protésico robótico, ingenieros de nanorobots médicos y abogados especializados en drones y ciberseguridad.
La Unesco, a su vez, propone una revolución educativa adecuada a este mundo que enseñe a los estudiantes cómo transferir, analizar, explicar y aplicar el conocimiento; cómo tomar decisiones, cómo trabajar cooperativamente y mejorar la retención del conocimiento.
No es ciencia ficción; es el mundo real. La ficción en este caso es congelarse en el fracaso, o confiar en viejas prácticas para manejar esta nueva realidad. Salta puede y debe involucrarse en estos desarrollos cualitativos, con realismo y con decisiones, que a veces quedan a mitad de camino.
